Columna de Gamadiel García: ¡Salgan de mi fútbol chileno!

Tematica television
Foto: Patricio Fuentes


Por Gamadiel García, presidente del Sifup

Hace años que escuchamos el fanfarroneo intrascendente en la discusión deportiva criolla de los clubes: “Que estamos solos”, “que no podemos con el espectáculo”, “que el gobierno y Carabineros deben ayudarnos en el negocio”, “que liberen los aforos”, “que presten los estadios fiscales”; pero a la vuelta de la esquina, defienden el negocio privado, que ojalá nadie se meta: “Las bases de los torneos las hacemos nosotros”, “para qué imponer sanciones tan estrictas”, “en los tribunales deportivos pongamos a los nuestros”, “que los Consejos de presidentes sean privados, que nadie se entere de lo que acordamos”. ¡Basta ya!

Hace cinco años que venimos pidiendo cambios, que las voluntades queden manifestadas en normativas claras, bases y reglamentos robustos, que se respeten y que no miren para el lado. No le tengan miedo a las palabras intervención, trabajo conjunto y reestructuración. Mientras no exista independencia o autonomía en las decisiones, mientras se sigan defendiendo intereses particulares por sobre el bien común, será todo más de lo mismo.

Tribunales deportivos paritarios, estandarización de los campeonatos, cumplir el apoyo comprometido a la Segunda División, sanciones ejemplificadoras para quienes no cumplan, protocolos claros, reinversión en seguridad, torneos competitivos con -a lo menos dos ascensos y liguillas de promoción- programaciones deportivas “sin intereses creados”, son algunos de los puntos expuestos hace tiempo y que haremos cumplir cueste lo que cueste.

Y si de violencia se trata, el denominador es el mismo: los clubes no quieren gastar un peso más, porque de seguro son menos dividendos o reparto de utilidades a fin de año. Ecuación fácil: la inversión se ve como gasto.

Recordemos que el Plan Estadio Seguro, el original, costaba mucho dinero, entonces es mejor poner a guardias sin ninguna preparación, pagarles poco y que hagan lo que puedan para contener a los delincuentes. ¿Gastar en tecnología, en torniquetes, en reconocimiento facial y con guardias más preparados? Ni hablar…

Pero es su negocio, nadie se puede meter, nadie puede proponer algo un poco más cuerdo, porque dicen que no nos corresponde, porque sólo tenemos que jugar “como simples trabajadores” y acatar los reiterados bochornos. Como diría algún pretencioso y veraniego empresario defendiendo “sus tierras” en el sur: “Salgan de mi fútbol chileno”.

No más: el próximo torneo no puede comenzar si no hay reglas y protocolos claros, alejados absolutamente de intereses particulares. No es tan difícil, la salud y vida de los futbolistas y trabajadores del fútbol está por sobre cualquier interés económico.

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