Raúl Peñaranda, analista boliviano: “Toda la pugna entre Evo Morales y Luis Arce se basa en quién será el candidato en 2025″

Raúl Peñaranda, analista boliviano: “Toda la pugna entre Evo Morales y Luis Arce se basa en quién será el candidato en 2025″
Evo Morales junto al entonces candidato a la presidencia de Bolivia, Luis Arce, en una conferencia de prensa en Buenos Aires. Foto: AFP

Desde que Arce llegó a la presidencia de Bolivia en 2020, su relación con el exmandatario se ha tensado, llevando a polémicas incriminaciones sobre relaciones con el narcotráfico, una fractura al interior del MAS e incluso una disputa alrededor del robo de un celular.


Las dificultades para Evo Morales no se terminaron con la elección de Luis Arce ni su retorno a Bolivia. En los últimos dos años, aún con su partido en el poder, la figura del expresidente que gobernó durante más de 13 años se ha visto debilitada por las crecientes polémicas con el nuevo mandatario.

Precisamente este domingo, en el contexto de las celebraciones del Día del Estado Plurinacional, Arce y Morales conmemoraron la ocasión en distintos lugares: el primero en La Paz, y el segundo, en Buenos Aires. El exmandatario viajó a pasar la fecha con la comunidad boliviana en la capital argentina, denunciando “discriminación” tras asegurar que fue invitado tarde a los actos del gobierno.

En entrevista con La Tercera, el periodista y analista político boliviano y director del periódico digital Brújula Digital, Raúl Peñaranda, comenta la “interna” del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) y los motivos detrás de los desencuentros ente Arce y Morales.

¿Cuál fue el rol de Evo Morales en la elección de Luis Arce en 2020?

Morales fue quien eligió al candidato Arce mientras estaba exiliado en Argentina. En realidad fue como en el sistema mexicano: del brazo de Morales se llevó a Arce, y puso a (David) Choquehuanca de vicepresidente. Esto último, un poco contra la voluntad de una facción del MAS, porque el partido tiene una facción importante de tipo indigenista campesina que quería a Choquehuanca como candidato a la presidencia. De todos modos, Morales ya tenía una mala relación con Choquehuanca, entonces hizo una especie de compromiso, un acuerdo.

El Presidente Luis Arce baila durante la celebración del tradicional acullico, donde se comparten hojas de coca y se muestran productos alternativos hechos con este cultivo, en La Paz, el 11 de enero de 2023. Foto: Reuters.

El actual presidente fue ministro de Economía durante años. ¿Qué representa Luis Arce para los bolivianos?

De los casi 14 años que gobernó Evo, Arce fue ministro durante más de 12. Renunció un tiempo, porque tenía cáncer, se fue a Brasil, luego se recuperó de su enfermedad y volvió. O sea, es una figura muy importante para la política boliviana, muy conocida, después de tantos años en ese cargo.

Aunque tengo que decir que era muy usual para Morales tener ministros que estuvieran mucho mucho tiempo. Por ejemplo, Choquehuanca estuvo 11 años como canciller.

Arce tuvo esa importancia, y se le atribuye a él la estabilidad económica boliviana, el crecimiento que el país tuvo en esa década. Los opositores a él dicen que no se debe a las políticas de Arce, sino a los precios de nuestras exportaciones, sobre todo a la del gas.

Es una figura de perfil bajo, como sigue siendo hasta ahora. Y quiere darse una imagen de eficiencia, trabajo arduo, pero no mucho mostrándose, sino más bien detrás de cuatro paredes.

La relación entre Luis Arce y Evo Morales se ha ido deteriorando en el último año. ¿Cómo empezó este quiebre? ¿Cuál es el rol del celular robado en este conflicto?

Se da el quiebre porque Evo Morales tiene una personalidad megalómana maniaca, en la que él puso a Arce como candidato, y él esperaba que rápidamente se confirmara que él mismo, Evo, sería el candidato del MAS para 2025. Y al principio del gobierno de Arce, efectivamente Morales tuvo mucha influencia en el gobierno, pero rápidamente se dio cuenta de que Arce no estaba tan dispuesto a ceder la candidatura del 2025. No se sabe si Arce será candidato todavía: todo indica que lo está pensando, y es probable. Pero desde el momento en que Arce no da una indicación de que no será candidato, empiezan los problemas con Morales.

Toda la pugna se basa en quién será el candidato en 2025, y el MAS no tiene un mecanismo democrático para resolver eso. Tienen un sistema de asambleas que puede ser manipulado, no hay eso de “un voto por militante”, o algo que pueda resolver los problemas. Y cuando eso ocurre, cuando Arce no da una indicación de que no será candidato, Morales comienza a hacer acusaciones durísimas, sobre todo de narcotráfico, al gobierno.

Evo Morales y Pepe Mujica en el Grito de Independencia de México, en Ciudad de México. Foto: Reuters

Morales ha exhibido a la prensa audios de policías antidrogas que están evitando, por ejemplo, que se haga una incursión en una fábrica de cocaína, y alguien dice “no, hay que abortar, salgamos”, etc. También ha hecho acusaciones muy fuertes, tanto él como a través de sus voceros, en un escándalo relativo a la ABC (Administradora Boliviana de Carreteras), que es la empresa estatal de las obras públicas, y donde hubo denuncia de corrupción en una licitación de una obra importante.

Morales ha pedido que algunos ministros sean echados, y Arce no ha reaccionado, y además, creo que es importante indicarlo, ha respondido siempre con el silencio. Arce nunca ha polemizado. Después de que Morales le tira una bomba gigante, del tipo “el gobierno está comprometido con la corrupción y la DEA”, lo que obtiene por parte de Arce es el silencio, porque Arce tiene esa personalidad: es una persona que rehúye la polémica y los medios, no le gusta. Es un político un poco raro, que no le gusta estar rodeado de gente. En parte por su personalidad, y en parte por estrategia, no le responde a Morales.

Y esa estrategia del silencio, evasiva o no, ¿le ha servido a Arce?

Al principio creo que le sirvió bien, y hace como seis meses, Arce era el político mejor evaluado del país: tenía un 47% de respaldo popular, según una encuesta, más que cualquier otro político. Pero ahora ha ido bajando, y su respaldo está en el 25% en la misma encuesta. Eso, sobre todo ha sido por su reciente enfrentamiento con la oposición. Cuando solo tenía que confrontar con Morales le iba relativamente bien con ese silencio. Pero al haber enfrentado duramente la situación en Santa Cruz, y recientemente con el gobernador Luis Fernando Camacho, ha ido bajando.

Ahora podríamos decir que esa estrategia es un poco insuficiente. Ha habido tantas protestas en Santa Cruz, después de la detención de Camacho, y no ha dicho nada, y otro elemento: en dos años de gobierno nunca ha dado una conferencia de prensa el presidente. Sí, a veces ocurre que inaugura una obra y se acercan unos periodistas con el micrófono, y generalmente son medios del gobierno, y ofrece breves declaraciones sobre la obra.

Eso, me imagino, es una situación totalmente opuesta a la de Evo Morales.

Exactamente la opuesta. En mi libro, Control remoto, menciono eso, de que Evo Morales en algunas ocasiones daba tres discursos al día, porque estaba en tres lugares diferentes del país en un solo día. Estaba en un avión, y todo el aparato estatal de comunicación lo seguía, pero por lo menos estaba en dos lugares el mismo día, increíble. En su gobierno, él gobernaba o dormía siesta en el avión, pero él llevaba la presidencia a los diferentes lugares donde se reunía y daba discursos. A él le gustaba estar con gente, discursos muy histriónicos, con toda esta retórica que él tiene.

El entonces Presidente de Perú, Pedro Castillo, junto con Luis Arce en un evento en el Santuario Histórico de Pampas de Ayacucho, en julio de 2021. Foto: Reuters

¿Cuál es la situación del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo?

Ahí el problema que empieza a tener Morales con Del Castillo está relacionado con la detención de (Maximiliano) Dávila, el jefe policial que estaba comprometido, según la DEA, con la exportación de droga en Colombia. Cuando se descubre todo esto, Dávila trata de fugarse por el sur de Bolivia, y lo toman muy cerca de la frontera, y lo meten preso. Este Dávila fue jefe antidrogas de Evo Morales, y luego es echado en el gobierno transitorio, y vuelve a tener este cargo en el gobierno de Arce.

Ahí, Morales señala que la DEA estaba comprometida, y que por qué sabían del paradero de Dávila, y por qué lo tomaron. Al final, el foco de Morales era acusar la presencia de la DEA, y cómo es posible que tomen una denuncia de la DEA (en 2008, Morales expulsó a la agencia antidrogas de EE.UU. del país).

Dávila es como un alfil, un arma que tiene Del Castillo, que puede ser usada contra Evo en algún momento si es que Dávila hablara o no. De hecho, él ya pidió a los jueces hacer una conferencia de prensa para contar algo, no se sabe qué, así que el juez se tomará unos días para decidir, hasta ahora no la ha tomado. El abogado de Dávila ha dicho que también podría escribir una carta. Así que estas son todas amenazas veladas contra Morales. Morales ha acusado a Del Castillo de ser parte de esta protección al narcotráfico.

Es muy raro en general, para los bolivianos, ver cómo quienes antes eran aliados, se dan ahora tan tremendas acusaciones entre uno y otro. Ni la oposición hace acusaciones tan gruesas, todos nos quedamos perplejos con eso. A mediados del año pasado parecía que Del Castillo iba a salir, pero Arce lo mantiene. Y Arce ni siquiera responde, ni siquiera lo ratifica o algo. Y ahí es que Del Castillo se queda y fortalece.

En el mismo sentido, ¿qué sucede con la historia del robo del celular de Evo?

No sé si son dos o tres, pero se robaron en un acto de Santa Cruz, donde estaba el ministro de Interior allí. Era una elección especial, y estaban en el acto de lanzamiento de un candidato del MAS; y ahí es cuando se pierde el o los celulares de Evo. Terminado el acto, Evo denuncia y acusa a Del Castillo. Dice algo así como “no quiero creer que el hermano Del Castillo me haya robado mi teléfono, claro, lo que quieren hacer es una tramoya usando mi teléfono, y después me dirán que saldrá de mi teléfono”, etc. Nunca se supo nada, y Del Castillo solo dijo que, por favor, si se han robado un teléfono, vayan a hacer la denuncia a la policía. Un poco, claro, ninguneando la acusación de Evo.

De ahí, Evo a dicho en varias ocasiones que están usando su teléfono para hacer un esquema contra él, algo. Evo, ¿qué tendrá en ese teléfono? No se sabe.

El expresidente Evo Morales hablando en un evento por el aniversario de la fundación del MAS, en La Paz. Foto: Reuters

¿Quién tiene más fuerza en este momento en el oficialismo boliviano? ¿Cómo cree que se desarrollará este conflicto?

Ambos están mutuamente debilitados con esta pugna interna. Primero el presidente estaba fortalecido, y le resultaba esto de no confrontar. Pero ahora ha bajado su popularidad. Evo tampoco está bien, y en otra encuesta publicada hace unos días en el diario Página Siete, se señala que entre los líderes del MAS, Evo Morales es tercero, detrás de Arce, y detrás de Andrónico Rodríguez que es el presidente del Senado. Eso muestra la actual debilidad de Evo: sigue siendo un líder muy fuerte, tiene la mitad del partido, pero ambos están debilitados. Ninguno de los dos está en mejor situación que el otro, o quizás sí Arce, por el hecho de ser presidente.

Como el MAS no tiene ese mecanismo para definir candidato, se especula que Arce podría irse con otro partido: necesita una sigla y la puede conseguir, para ser candidato. Evo Morales tiene el control formal y oficial del partido, así que él sí podría ser candidato del MAS, todo indica.

Faltan dos años, no se puede saber, pero puede que Arce tome otra sigla, y eso sería una situación que no habíamos vivido en el país antes, en la que ese 55% o 60% que representa el MAS pueda dividirse en dos. Y eso abre una serie de interrogantes sobre el futuro de la política boliviana, y también abre alternativas a la oposición, que no las había tenido antes. Ahora, también es posible que en algún momento, con la presión de líderes internacionales que son proclives a Morales y Arce, se impulse llevar a ambos a una mesa y que resuelvan esto, porque desde luego, no les conviene. Hablo de Venezuela, de Brasil, incluso de Argentina, no conviene que haya esta división en el MAS de Bolivia, que tenía la victoria casi que asegurada para 2025. Ahora no es tan claro eso.

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