Pobreza en Argentina llega casi al 45%: las críticas de Alberto Fernández a la medición y el sombrío panorama para Milei

Vendedor de un mercado callejero en la localidad de 9 de Abril, en las afueras de Buenos Aires, el 26 de marzo de 2023. Foto: Reuters

Según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, más de 20,8 millones de ciudadanos padecen esa condición al tercer trimestre de este año. Un fenómeno que se agudiza entre los menores de 17 años.


A días de dejar el poder, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, en unos polémicos comentarios, había cuestionado la medición del índice de pobreza que lleva adelante el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), cuyo índice alcanzó a 40,1% en el primer semestre. “Si hubiera 40%, la Argentina estaría estallada”, dijo el domingo en una entrevista a la agencia Noticias Argentinas.

Pero una nueva medición, realizada por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, no solo refuta los dichos de Fernández, sino que revela un agravamiento del fenómeno. En concreto, el estudio muestra que la pobreza alcanzó en el tercer trimestre de este año al 44,7% de la población. Son más de 20,8 millones de ciudadanos que padecen esa condición, si se proyecta ese porcentaje a todo el país, incluyendo la población rural, indica el diario Clarín. De ese total, 9,6% -4,4 millones de personas- son indigentes.

Las cifras de la nueva medición reflejan un importante crecimiento respecto al mismo trimestre de 2022, cuando la pobreza llegó al 43,1% y la indigencia al 8,1%. A su vez, consigna el periódico Perfil, vuelve a romper la marca de su antecesora como el dato más alto desde 2006, cuando el índice que mide “la escasez o carencia de lo necesario para vivir”, tal como indica su descripción en el diccionario, estuvo ubicado en el 41,2%.

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, Estados Unidos, el 29 de marzo de 2023. Foto: Reuters

Por primera vez, según el diario Página/12, ambos indicadores empeoraron alrededor de un punto y medio con respecto al mismo período del año pasado. La falta de crecimiento económico combinado con la inflación, la falta de inversión y el estancamiento en la creación de empleo formal traccionaron para abajo el índice.

Pero la última medición del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina muestra un dato preocupante. La pobreza entre los menores de 17 años alcanzó al 62,9%, de los cuales el 16,2% vive en hogares indigentes. Son 8 millones de niños y adolescentes que residen en hogares pobres, de los cuales 2,1 millones son indigentes.

Y la situación podría ser peor si no fuera por los programas de ayuda social del Estado. El 44,7% de pobreza se elevaría al 49,1% sin la Asignación Universal por Hijo (AUH) y otros programas sociales, y la indigencia saltaría del 9,6% al 20,1%, indica Clarín, que destaca: “De aquí se deduce que esas ayudas del Estado logran reducir la indigencia, pero no así la pobreza”.

“Sacar los programas sociales sería realmente peligroso porque son los que mantienen, junto con el instinto de supervivencia de las familias, el equilibrio social”, advierte Agustín Salvia, el director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, en declaraciones a Página/12.

Y de cara al 2024, Salvia indicó: “Se abre un escenario en el que la pobreza va a seguir aumentando, no de manera explosiva, sino en niveles similares al crecimiento que tuvo en los últimos dos años -de entre uno y tres puntos-”, en un contexto que, como anticipó el presidente electo Javier Milei, coexistirán “una dinámica de alta inflación con el estancamiento económico”, denominada “estanflación”.

Salvia anticipó que, con una inflación mayor en 2024, la pobreza aumentará y con ella la precariedad del empleo y los ingresos. Los más afectados, advirtió en declaraciones a Infobae, serán aquellos sectores que están a punto de caer en la pobreza, en tanto el nuevo gobierno mantenga entre los más vulnerables la estructura actual de programas sociales.

El presidente electo de Argentina, Javier Milei, reacciona antes del inicio de la sesión en el Congreso, en Buenos Aires, el 29 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

El experto aclaró que este creciente gasto social no ayudó a resolver ninguna de las causas de la reciente debacle socioeconómica, pero sí contuvo una explosión social. Del mismo modo, consideró que el alza de 2 o 3 puntos en la pobreza que se puede prever para el año próximo no necesariamente se trasladará a un fenómeno similar al del 2001 por la estructura institucionalizada de esas prestaciones.

“La estabilización macroeconómica es clave. Primero habrá un período de ajuste de los precios relativos, saneamiento y negociación de las deudas. Si el gobierno es exitoso en esta etapa puede tener un efecto de reactivación económica potencial, pero en este proceso habrá puja distributiva y los más pobres deberían ser los más cuidados para evitar desbordes en el sistema institucional”, indicó Salvia, con gesto adusto.

Al contrario, precisó que “si esto sigue así, habrá un aumento de nuevos pobres por descenso de clases medias bajas, pobreza más estructural y mayor dependencia de los pobres extremos y las clases bajas de la asistencia pública”.

“Se acerca al ridículo”

“Creo que está mal medida la pobreza”, afirmó Fernández en su entrevista con la periodista Mayra García, de la agencia Noticias Argentinas. Y agregó: “Si hubiera semejante cantidad de pobreza, la Argentina estaría estallada. Yo no puedo entender cómo se concilia que haya 40% de pobreza y al mismo tiempo llevemos 37 meses consecutivos de creación de empleo registrado”.

Manifestantes marchan hacia el Ministerio de Desarrollo Social en demanda de empleos y recursos para comedores sociales, en Buenos Aires, el 28 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

Luego, apuntó contra la metodología utilizada por el Indec para definir el índice oficial de la pobreza. “Hay algo que no me cierra, y como la pobreza finalmente se mide a través de la Encuesta Permanente de Hogares, es una encuesta. Lo que yo me temo es que la gente, como pasa en las encuestas políticas, no diga toda la verdad, porque si le preguntas a una persona que tiene una familia qué ingreso tiene y te dice ‘tengo un plan’, de ahí en más empieza a mentir porque tiene miedo de que se lo quiten. Si además del plan tiene una changa, la niega; si además del plan tiene un trabajo en negro, lo niega; si su mujer cobra la AUH y la Tarjeta Alimentar, la niega. Entonces el cálculo comienza a ser muy impreciso”, sostuvo.

En respuesta a los cuestionamientos de Fernández, Salvia sostuvo que el problema no radica en las mediciones, sino en las políticas implementadas. “No es un problema de que la gente mienta o diga la verdad en función de sus ingresos, bastante tiene con luchar (la inflación) todos los días, saliendo a trabajar para pelearla y garantizar un ingreso de subsistencia que a muchos de ellos no les permite salir de la pobreza, pero por lo menos cubren las canastas básicas”, planteó en diálogo con La Nacion+.

Una mujer estira las sábanas en su casa, en Manzanares, en las afueras de Buenos Aires, el 8 de abril de 2021. Foto: Reuters

Sobre esto, el especialista comentó que hoy en día el 44% de los hogares recibe una transferencia de ingresos o una asistencia pública, y aun así no es suficiente porque “salen de la indigencia, pero no de la pobreza”. “Hay un problema de inflación desbordada. Se traduce en que la asistencia médica se disminuye, no es posible comprar medicamentos, que la inversión en capital humano y en educación para los hijos queda postergada, que arreglar la casa o tener un descanso vacacional se hace imposible”, agregó el sociólogo.

“Creo que poner esto en discusión en este momento no solo parece raro o extraño, sino poco plausible, se acerca al ridículo”, apuntó Salvia en alusión a los comentarios de Fernández.

A diferencia del índice del Indec, que mide la pobreza por ingresos, el relevamiento del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina comprende seis dimensiones: alimentación y salud, vivienda digna, acceso educativo, acceso a servicios básicos, acceso a un medio ambiente saludable y empleo y seguridad social.

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