Los minutos de terror del vuelo Sídney-Santiago de Latam que terminó con casi 50 heridos

Este lunes el vuelo LA800, que hacía la ruta hasta Chile con escala en Auckland, sufrió un problema técnico mientras se dirigía al aeropuerto de Nueva Zelanda. Los fuertes movimientos en el aire dejaron a 13 personas hospitalizadas, una de las cuales es chilena. Pasajeros relataron los minutos de pánico.


A las 15:58 (hora local) de este lunes en Nueva Zelanda, el equipo de paramédicos de Hato Hone St. John Ambulance recibió un llamado de emergencia desde el aeropuerto internacional de Auckland, luego de que un avión proveniente de Sídney, Australia, aterrizara de emergencia en la zona con 263 pasajeros y 9 tripulantes de mando y cabina producto de un incidente en el aire. Con la poca información recepcionada, el equipo de salud envío cinco ambulancias, un equipo de apoyo de incidentes graves, dos vehículos de respuesta rápida y personal de alto nivel para tratar a los pasajeros que, se decía, habían resultado heridos.

En total, los profesionales atendieron a cerca de 50 personas que viajaban en el vuelo LA800 perteneciente a Latam que seguía la ruta Sídney - Auckland - Santiago, con destino final Chile.

¿Simples turbulencias? ¿Un problema mayor? Con el correr de las horas fueron los propios pasajeros del vuelo los que relataron que el incidente fue más que solo un movimiento brusco y comenzaron a coincidir en que el avión simplemente “cayó del cielo” aproximadamente dos horas después del despegue del tramo que duraba en total tres horas.

Tal fue el impacto de las turbulencias que testigos de los hechos afirmaron haber visto a otros pasajeros saliendo disparados de sus asientos y en algunos casos golpeando el techo. Tanto así que este, afirman, quedó con abolladuras producto de la intensidad de los golpes.

Así lo recuerda Brian Jokat, quien iba como pasajero en el avión. El usuario comentó al medio local Stuff que despertó de su siesta producto del caos en el avión, donde todos gritaban y la persona sentada a su lado estaba, literalmente, casi pegada al techo de la aeronave: “Luego el avión comenzó a caer en picada y yo pensaba ‘está bien, ya está, hemos terminado’”, sostuvo.

Otro de los pasajeros involucrados en el vuelo, de nombre Jacinto, comentó en radio Nueva Zelanda que se trató de una caída libre y que varios de los pasajeros resultaron heridos, pues no llevaban el cinturón de seguridad en ese momento: “La gente estaba muy asustada”, señaló. Incluso Brian Jokat aseveró que no alcanzaron a recibir indicaciones de la tripulación para usar dicho implemento de seguridad. “Fue simplemente un golpe de la nada”, aseveró.

Desde Latam, por ahora, se han limitado a lamentar los inconvenientes, además de anunciar una nueva programación del vuelo para este martes 12 de marzo que saldrá desde Auckland a las 20:00 horas local con destino a Santiago. Asimismo, señalaron estar entregando servicios de alimentación y alojamiento a los pasajeros afectados. Como sea, desde la empresa no han confirmado ni descartado que pasajeros chilenos hayan estado involucrados en la emergencia.

A través del mentado comunicado, Latam señaló escuetamente que la emergencia se dio debido a un “incidente técnico” que causó un “fuerte movimiento” durante el vuelo y desencadenó que el avión aterrizara a las “16:26 horas en el aeropuerto de Auckland, de acuerdo a lo programado”.

Producto del incidente, 10 pasajeros además de tres tripulantes fueron derivados al Hospital de Middlemore para confirmar su estado de salud, los cuales fueron dados de alta en su mayoría. Sólo un pasajero y una tripulante presentan lesiones que requieren de atención adicional, pero sin riesgo vital. Avanzada la jornada Latam emitió un nuevo comunicado en el que detalló que de los pasajeros derivados al hospital uno era chileno, mientras que los otros provenían de Brasil (2), Francia (1), Australia (4) y Nueva Zelanda (2). “Sólo un pasajero y una tripulante presentan lesiones que requieren de atención adicional, pero sin riesgo vital”, señalaba ese escrito.

Mientras, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) informó esta mañana a través de otro comunicado que el encargado de liderar la investigación de este caso será la Comisión de Investigación de Accidentes de Nueva Zelanda y una persona de la DGAC será designada para participar en las pesquisas.

Según lo señalado en el Reglamento de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación DAR-13 de la DGAC, en el caso de que el accidente o incidente no haya ocurrido en territorio chileno, la Dirección tendrá el derecho de participación “en todos los aspectos de la investigación, bajo el control del investigador encargado”, siendo en este caso, como se ha dicho, la Comisión de Investigación de Accidentes de Nueva Zelanda. En consecuencia, el colaborador de la DGAC podrá visitar el lugar del incidente, obtener información de los testigos, tener acceso a las pruebas pertinentes y participar en actividades de investigación que se lleven a cabo fuera del lugar, entre otros, según se lee en el reglamento.

En tal sentido, la DGAC ya está en contacto con la compañía aérea recopilando toda la información necesaria.

Aviones Boeing siguen en la mira

La compañía de aviones estadounidense Boeing se ha visto envuelta en varios incidentes -tanto con pasajeros heridos como con personas ilesas- durante los últimos años. Este 2024 ya van tres incidentes registrados que involucran este tipo de aviones.

Fueron dos en enero que causaron revuelo en los medios: a principios del mes, en un avión Boeing 737 se desprendió una puerta de acceso en pleno vuelo. En consecuencia, la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos que supervisa su fabricación inmovilizó más de 170 aeronaves mientras se realizaban las investigaciones, que revelaron pernos sueltos y agujeros perforados incorrectamente en los fuselajes de algunas de ellas.

Posterior a eso hubo dos más: un Boeing 777 perdió una llanta del tren de nariz en Atlanta (EE.UU.), y en marzo un avión con destino a Japón tuvo que desviar su ruta luego de perder dos neumáticos minutos después de su despegue.

Si bien ninguno de los modelos involucrados últimamente corresponde al Boeing 787 Dreamliner que protagonizó el reciente incidente en Oceanía, este modelo sí reportó problemas de fabricación que retrasaron esporádicamente sus entregas en 2019. Los inspectores de Boeing ese año encontraron finos huecos en el fuselaje de ese mismo modelo. En consecuencia, la compañía dejó en tierra ocho de los aviones.

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