Líderes de EE.UU. y China, los mayores contaminantes del planeta, se restan de cumbre climática de la ONU

El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, estrecha la mano del líder chino, Xi Jinping, durante su encuentro en Indonesia, el 14 de noviembre de 2022. Foto: Reuters

Ni Joe Biden ni Xi Jinping participaron de la instancia climática convocada por el secretario general de la ONU, António Guterres. Su ausencia coincide con la publicación de un informe que revela que el 98% de los europeos respiran aire contaminado altamente dañino, relacionado con 400.000 muertes al año.


Con la crisis climática acechante, justo en el año que podría convertirse en el más caluroso jamás registrado, los líderes de Estados Unidos y China, los dos países que más contaminan el globo, no asistieron a la cumbre climática organizada hoy por el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, António Guterres, en el marco de la Asamblea General que se realiza en Nueva York.

La reunión contó con la presencia de más de 100 gobiernos, y si bien Estados Unidos participó, lo hizo enviando a un delegado en reemplazo del Presidente Joe Biden, quien habló el lunes en la Asamblea General, pero se excusó de la Cumbre sobre Ambición Climática. Tampoco lo hizo Xi Jinping, el líder de China.

Estimaciones calculan que el gigante asiático es responsable por cerca del 30% de las emisiones de dióxido de carbono registradas en el planeta, que se traducen en 9.900 millones de toneladas de emisiones de CO₂, según los datos de 2022 de la consultora climática Selectra. Mientras, Estados Unidos libera el 15%, o 4.400 millones de toneladas de CO₂. La suma llega hasta el 45%, casi la mitad de las emisiones globales. India, el tercer país en la lista, genera el 7% del total, la mitad que la nación norteamericana y una cuarta parte de las de China.

Humo y vapor se elevan desde una planta de procesamiento de carbón en Hejin, en la provincia central china de Shanxi, en noviembre de 2019. Foto: AP

“No estamos viendo el liderazgo que necesitamos”, dijo a The Guardian el exasesor científico jefe de Reino Unido David King. “Este es el mayor desafío al que se ha enfrentado la civilización y, sin embargo, no podemos obtener la respuesta que necesitamos. No puedo decirles cómo me siento al ver que no se presentan. Es difícil ser optimista, estamos en una situación terrible”, planteó al periódico inglés.

Su lamento tiene un factor local: Rishi Sunak, primer ministro británico, tampoco se presentó a la cita. Su par francés, el Presidente Emmanuel Macron, fue otro de los ausentes.

La inasistencia de los dos últimos cobra mayor repercusión considerando que este miércoles se publicó un informe que revela una “grave crisis de salud pública” en Europa, puesto que prácticamente todos los habitantes del continente viven en zonas con niveles peligrosos de contaminación atmosférica, donde algunas áreas superan hasta en cuatro veces los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Un recordatorio no escuchado

Hace poco más de un año, el 14 de septiembre de 2022, el propio António Guterres hacía un sentido llamado desde la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Venía llegando de un viaje a Pakistán, donde vio de primera mano cómo una superficie tres veces mayor que su país natal, Portugal, se encontraba inundada.

“Ya sean Pakistán, el Cuerno de África, el Sahel, las islas pequeñas o los países menos desarrollados, los más vulnerables del mundo -que no han hecho nada para provocar esta crisis- están pagando un precio terrible por décadas de intransigencia por parte de los grandes emisores”, planteó entonces. El 80% de las emisiones globales, agregó, provienen de países del G20.

“Si un tercio de los países del G20 estuviera hoy bajo el agua, como podría ocurrir mañana, quizá les resultaría más fácil ponerse de acuerdo sobre recortes drásticos de las emisiones. Todos los países -con el G20 a la cabeza- deben impulsar sus (objetivos) nacionales de reducción de emisiones y limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 °C”, señaló hace un año.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, durante el 78° período de sesiones de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el 19 de septiembre de 2023. Foto: Reuters

Ahora, de vuelta al presente, el panorama parece no ser mucho más esperanzador. Este martes, Guterres criticó a los líderes mundiales y aseguró que los esfuerzos para enfrentar el cambio climático se quedaron “abismalmente cortos”.

El límite acordado por los países para reducir las emisiones estaría lejos de cumplirse, reveló un análisis publicado recientemente por la ONU. El incumplimiento de estos, concluye el texto, desencadenaría fenómenos como olas de calor, sequías e inundaciones aun más pronunciados que los actuales.

“Existe este inmovilismo entre los grandes actores y, por tanto, hay una desconexión entre lo que pide el secretario general y lo que los líderes nacionales están dispuestos a cumplir”, planteó a The Guardian Alden Meyer, experto en negociaciones internacionales sobre el clima del think tank E3G.

“Es una brecha vergonzosa. Los líderes de cada país no hacen más que señalarse unos a otros por la falta de avances. Dados los acontecimientos de este verano, en el que las cosas se han descontrolado, uno pensaría que eso concentraría las mentes”, cerró.

Durante la cumbre de este miércoles, el secretario general de la ONU inició su discurso con augurios dramáticos: “La humanidad ha abierto las puertas al infierno”, planteó. “El calor horrendo está teniendo horrendos efectos”, según consignó El País.

Un día antes, mientras inauguraba las sesiones de la Asamblea General de la ONU, ya hacía llamados a mandatarios y líderes nacionales. “No estoy seguro de que todos los líderes estén sintiendo el calor”.

Activistas climáticos se concentran frente a la Casa Blanca para exigir al Presidente Joe Biden que declare la emergencia climática y aleje rápidamente al país de los combustibles fósiles, el 4 de julio de 2023. Foto: AP

Si bien Joe Biden se refirió a la crisis climática durante su intervención del martes –donde lamentó que las olas de calor, los incendios forestales y las sequías “cuentan una historia urgente de lo que nos espera si no reducimos nuestra dependencia de los combustibles fósiles y empezamos a hacer nuestro mundo a prueba del clima”–, llevó a su enviado especial para el clima, John Kerry, en representación de Estados Unidos, según informó el viernes un portavoz del Departamento de Estado.

Pese a que la administración Biden asegura que “Estados Unidos ha tratado esta crisis como la amenaza existencial que es, no solo para nosotros, sino para toda la humanidad”, los ambientalistas más críticos reclaman que no ha declarado la emergencia climática. Pese a que ha implementado la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), con la que se espera un aumento drástico en la utilización de energías renovables, también le critican la aprobación de grandes proyectos petroleros y de gas.

Europa contaminada

Al otro lado del océano Atlántico, Europa se enfrenta a una “crisis de salud pública”, señaló una investigación de The Guardian. Tras una recopilación de datos y mediciones de más de 1.400 estaciones de control terrestre, en un trabajo conjunto con expertos en contaminación, se llegó a la conclusión de que un 98% de la población europea vive en zonas con contaminación por partículas finas muy perjudiciales, donde las concentraciones de estos elementos superan con creces las directrices de la OMS. Una situación relacionada con 400.000 muertes al año.

Según el periódico, poco menos de dos tercios viven en zonas donde los índices de calidad del aire serían hasta dos veces peores que los recomendados por el organismo internacional.

La investigación se basó en la medición de partículas PM2,5, invisibles a simple vista –con un diámetro inferior a 2,5 micrómetros– y lo suficientemente pequeñas para penetrar profundamente en los pulmones humanos. Estudios señalan que estas serían las responsables de numerosas enfermedades, desde pulmonares hasta cardíacas, pasando por cáncer y diabetes, e incluso trastornos cerebrales y partos prematuros.

Mientras las líneas de la OMS hablan de que las concentraciones medias anuales de PM2,5 no deben superar los 5 microgramos por metro cúbico (µg/m3), el estudio de The Guardian señala que lugares de Europa del Este serían los más afectados –con notables excepciones, como el norte de Italia.

Un hombre sostiene un paraguas mientras él y otros turistas entran en la antigua colina de la Acrópolis durante una ola de calor, en Atenas, en julio de este año. Foto: AP

Macedonia, por ejemplo, tiene a dos tercios de su población total viviendo constantemente con una contaminación atmosférica cuatro veces superior a la recomendada. Cuatro zonas, incluida la capital, Skopje, tienen hasta seis veces la cifra límite señalada por la Organización Mundial de la Salud.

Si bien Europa Occidental está mejor en comparación a la del Este, el norte de Italia, particularmente los habitantes del valle del Po y sus alrededores, viven en zonas que cuadriplican las recomendaciones oficiales.

El informe reveló que casi todos los residentes de siete países del este de Europa (Serbia, Rumania, Albania, Macedonia del Norte, Polonia, Eslovaquia y Hungría) tienen el doble. En Alemania, tres cuartas partes de la población vive con más del doble de la cifra orientativa de la OMS. En España el 49% vive en esa condición, y en Francia, el 37%.

Se estima que los automóviles, la industria, la calefacción doméstica y la agricultura serían las principales fuentes de PM2,5, detalló The Guardian, y el impacto de estas serían proporcionales a la pobreza del lugar. Es decir, mientras menos recursos económicos, mayores índices detectados.

Según Hanna Boogaard, experta en contaminación atmosférica en Europa del Instituto de Efectos sobre la Salud de EE.UU., estas partículas provocan cientos de miles de muertes al año. “Estas muertes son evitables y la estimación no incluye millones de casos de enfermedades no mortales, años vividos con discapacidad, hospitalizaciones atribuibles o efectos sobre la salud de otros contaminantes”, dijo al periódico británico.

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