La historia de la princesa rebelde de Dubái que protagoniza el divorcio más caro del mundo

El jeque Mohammed bin Rashid Al-Maktum y la princesa Haya, en un evento en Inglaterra en 2013. Foto: AP.

Laprincesa Haya de Jordania huyó a Londres en julio de 2019, donde pidió protección para sus hijos. Hoy, un tribunal británico condenó al soberano de Dubái, Mohamed bin Rashid Al Maktoum, a pagarle a su exesposa y sus hijos US$ 725 millones.


Un tribunal británico determinó el divorcio más caro de la historia de Reino Unido: la separación entre Mohammed bin Rashid Al-Maktum (72), jeque de Dubái y primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos, y su sexta esposa, la princesa Haya de Jordania (47).

El primero tendría que pagar 251 millones de libras (340 millones de dólares) a Haya, y 290 millones de libras (385 millones de dólares) para el sustento de sus dos hijos comunes, de nueve y 14 años de edad. Además del mismo sustento y estilo de vida al que están acostumbradas las partes en el caso, una de las principales razones de tan alta suma son las amenazas de seguridad que sufren la princesa Haya y sus hijos.

El juez Philip Moor declaró en su sentencia: “Teniendo en cuenta su posición y las amenazas generales de terrorismo y secuestro a las que se enfrentan en tales circunstancias, se considera que son particularmente vulnerables y necesitan garantías de mayor seguridad en este país”.

En el veredicto, además, se especifica que la principal amenaza para la parte demandante venía del mismo jeque Mohammed Bin Rashid. Se confirmó, desde el tribunal, que el emirato había usado softwares de espionaje para vigilar a su exesposa luego de su huida, primero a Alemania y luego al Reino Unido.

La princesa Haya en Londres el año 2018. Foto: AFP.

La historia parte en agosto de 2019, cuando la princesa Haya se fugó con sus dos hijos, de Dubái a Londres, pidiendo protección para su hija de entonces 11 años. La demanda presentada contra Mohammed Bin Rashid hablaba de una boda forzada que podría involucrar a la niña. Además, se solicitó una medida de protección contra actos brutales, mientras que el jeque exigió el retorno de sus hijos a los Emiratos.

Luego de su llegada a Londres, la princesa recibió amenazas y mensajes, los que decían: “Te podemos alcanzar donde sea”. Desde entonces, Haya se vio en la necesidad de gastar vastas sumas de dinero, por miedo a ser ella o sus hijos secuestrados y regresados a Dubái.

A pesar de negarlo todo, el jeque de Dubái ya tenía un historial de secuestros dentro del ámbito familiar. En 2018, una de sus hijas, Latifa, de hoy 36 años, intentó huir de Dubái. En un video difundido durante ese tiempo, señaló que su primer intento de fuga en 2002 había provocado torturas y un encarcelamiento de tres años por parte de su padre.

Latifa había conseguido escapar de los Emiratos por mar, pero su velero fue abordado por hombres armados en la costa de India. El gobierno de Dubái, en ese entonces, confirmó que “la princesa había sido traída de vuelta” a su familia.

Ya en el 2000, otra hija del jeque había pasado por la misma suerte. La princesa Shamsa tenía 19 años cuando se escapó en auto desde Dubái al condado de Surrey, en Inglaterra. Luego de seis semanas, empleados del jeque secuestraron a la joven en las calles de Cambridge, llevándola de vuelta a la casa del padre. Desde ese entonces, Shamsa pasó más de ocho años encerrada y drogada, según lo que dijo su hermana Latifa en 2018.

El gobernante de Dubái, Mohammed bin Rashid Al-Maktum, en una cumbre de países del golfo en Arabia Saudita. Foto: Reuters.

En el caso entre Haya y el jeque se hicieron variadas audiencias para poder negociar lo relativo a custodia y apoyo financiero. En el balance, los jueces de la Alta Corte determinaron que el jeque había orquestado los secuestros de Latifa y de Shamsa, además de haber puesto a la princesa bajo una campaña de “intimidación”

Por otro lado, se confirmó el uso del software israelí Pegasus, por parte del gobernante, para vigilar los teléfonos de Haya y sus asociados, entre ellos sus abogados. Agentes del jeque habían intentado comprar también una propiedad de 30 millones de libras (40 millones de dólares), vecina a la casa de la princesa en Berkshire, en lo que se calificó como una “amenaza muy significativa para su seguridad”. Se supo también que un volumen muy importante de datos fue extraído del teléfono de la princesa.

Los abogados de Haya insisten en que ella no ha pedido dinero para sus propias necesidades, pero fue criticada durante las audiencias por los gastos excesivos en que incurría. Su hijo, de apenas nueve años, había recibido como regalo tres autos, debido a que “estaba acostumbrado a recibir autos como regalo”. A los ojos del juez Moor, se trató de una crítica legítima.

Ya al divulgarse hoy la sentencia, un portavoz del jeque Mohammed bin Rashid Al-Maktum comunicó que él “siempre ha garantizado que sus hijos estén bien cuidados”. Aparte de acatar lo decidido por el tribunal respecto de lo financiero, no quiso emitir comentarios, pidiendo que se respete la privacidad de sus hijos.

El juez Moor también indicó que el poderío de Mohammed bin Rashid representa una amenaza no antes vista para la princesa. “Lo más importante en este caso, y absolutamente único, es que la principal amenaza que enfrenta Su Alteza la Jequesa (His Highness The Sheikh) no viene de terceras fuentes. Está compuesta por todo el peso del Estado que el jeque tiene disponible para sí, como hemos visto en el hecho de que haya ocupado el software Pegasus, normalmente solo usado por gobiernos”, escribió Moor en la sentencia.

La Alta Corte ordenó que la suma de los costes de seguridad de la princesa Haya, considerados para el resto de su vida, sean pagados de inmediato –en un plazo de meses–, y no de forma anual, como se estudió en un momento. Esto, para evitar una situación en la que el exesposo quisiera ir reduciendo el monto de los pagos, lo que “debilitaría las defensas de Su Alteza contra él”.

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