La alianza improbable de Marine Le Pen y Brigitte Macron por la vuelta de los uniformes escolares en Francia

La primera dama francesa Brigitte Macron en un evento en beneficio a la Fundación de los Hospitales, en Niza. Foto: Reuters
La primera dama francesa Brigitte Macron en un evento en beneficio a la Fundación de los Hospitales, en Niza. Foto: Reuters

En medio de un debate propuesto por el partido de extrema derecha Agrupación Nacional, la primera dama dio su parecer favorable a la instauración del uniforme en las escuelas francesas, una idea que el ministro de Educación no comparte.


Una vieja polémica siempre lista para reaparecer, el debate sobre el uniforme escolar volvió a la esfera política francesa. En el contexto de las votaciones en la Asamblea Nacional, el jueves pasado, el partido de extrema derecha Agrupación Nacional, liderado por Marine Le Pen, propuso volverlo obligatorio, y sin esperarlo, consiguió un inesperado respaldo: el de la primera dama Brigitte Macron.

Desde el inicio del segundo mandato presidencial de su esposo, Emmanuel Macron, la primera dama se había retirado discretamente de la política, privilegiando los dos temas por los cuales tiende a intervenir públicamente: la cultura y el patrimonio.

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Pero ese silencio temporal se quebró un poco antes del debate parlamentario, cuando en medio de un evento organizado por el diario Le Parisien, la primera dama señaló estar de acuerdo con la instauración del uniforme escolar. “Yo llevé uniforme cuando era estudiante: 15 años de falda azul marino y chaleco azul marino, y lo viví bien”, dijo la profesora retirada, de ya 69 años, a una colegiala en el marco de una entrevista con el periódico.

Brigitte Macron junto a Didier Deschamps, director técnico de la selección francesa de fútbol, en un evento a beneficio en Niza. Foto: Reuters

Respecto al uniforme, la primera dama aseguró: “Borra las diferencias y se gana el tiempo. Se pierde mucho tiempo eligiendo cómo vestirse todas las mañanas, y dinero, en relación a las marcas. Así que estoy a favor de que se lleve uniforme en las escuelas, pero con una tenida sobria y no tristona”.

Los parlamentarios de extrema derecha acogieron las palabras de la primera dama como un regalo del cielo. “Es una declaración llena de sentido común de Brigitte Macron que espero que resuene en la mente de los diputados macronistas (cuando examinen el texto)”, se felicitó Sébastien Chenu, vicepresidente de la Asamblea Nacional y portavoz de Agrupación Nacional. “Creo que expresa la opinión de muchos franceses”, agregó.

El recientemente proclamado presidente de Agrupación Nacional, Jordan Bordella, comentó en televisión lo declarado por Brigitte Macron: “Desearía que la primera dama pudiera incitar a los parlamentarios de la mayoría de Emmanuel Macron a votar este texto”, refiriéndose a la propuesta de su partido.

Ya anteriormente, Bordella se había mostrado a favor de esta iniciativa. “Pienso que hay que tener un uniforme, y no necesariamente una cosa ridícula, se podrían hacer uniformes muy muy bellos, que podrían ser diseñados por escuelas de costura. Podríamos hacer cosas súper”, había argumentado el presidente del histórico partido de Marine Le Pen. Ella misma fue quien llevó el proyecto de ley al Palais Bourbon, sede de la Asamblea Nacional francesa.

Brigitte Macron y Emmanuel Macron celebrando la reelección en París, en abril de 2022. Foto: Reuters

A pesar del rechazo del texto por parte del resto del Legislativo, un grupo de diputados del partido Renacimiento, al que pertenece Emmanuel Macron, está trabajando en paralelo en una propuesta similar sobre el porte de una vestimenta común en los establecimientos de educación, en miras a luchar contra el acoso escolar.

Sin embargo, el ministro de Educación Nacional y Juventud, Pap Ndiaye, ya ha dejado clara su posición respecto al tema en repetidas ocasiones, asegurando en diciembre que se opone “a cualquier ley que imponga algún tipo de vestimenta a los alumnos”. También la semana pasada, en BFMTV, declaró no querer “que se abra ese debate, al menos en la escala nacional”. “No quiero leyes sobre este tema, el imponer un uniforme a los alumnos, no”, insistió entonces.

Por eso mismo, la toma de posición de Brigitte Macron sorprendió a parte del oficialismo francés. Por el momento, sería muy difícil que el uniforme escolar pueda realmente imponerse en Francia, a pesar de que personajes políticos cercanos a la extrema derecha, como el alcalde de Béziers, Robert Ménard, vengan años defendiendo esta idea.

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“Brigitte Macron tiene toda la legitimidad para expresarse sobre este tema, pero el grupo no votará a favor”, dijo Gilles Le Gendre, diputado de Renacimiento por París. Sacha Houlié, presidente de la Comisión Legislativa, insiste en su “oposición” a una solución “no deseable”, “sin ninguna eficacia”. “El ministro quiere reducir las desigualdades, no eliminarlas”, añadió el diputado por Vienne, supuestamente cercano a Pap Ndiaye.

En la sede del ministerio, donde la publicación del artículo en Le Parisien provocó indignación, intentaron relativizar el incidente. “Brigitte Macron es una mujer libre, que da su punto de vista y responde libremente a una pregunta que le hacen”, comentó el entorno de Pap Ndiaye. “Siempre ha mantenido esa postura sobre el uniforme y no está relacionada en absoluto con la propuesta de ley de Agrupación Nacional, que ella no conocía. No debe considerarse un elemento de lenguaje oculto”.

Debido a la cuestión de la laicidad y a una ley que prohíbe el porte de signos religiosos en el colegio, aprobada en 2004, el ministro Ndiaye prefiere no meterse en esos terrenos. Según él, los uniformes escolares “no son el mejor medio para garantizar el respeto al principio de laicidad en escuelas, colegios y liceos públicos”.

Pap Ndiaye, ministro de Educación Nacional y Juventud de Francia.

Las declaraciones de Macron levantaron críticas entre diputados, como, por ejemplo, las de Marine Tondelier, secretaria del Partido Ecologista, quien declaró: “La primera dama tiene derecho a pensar como quiera, pero hacerlo justo horas antes del debate…”.

En Francia, los uniformes escolares dejaron de ser comunes en los liceos públicos, en gran medida, luego de las protestas estudiantiles de mayo de 1968, y solo se usan actualmente en las academias militares y algunas escuelas privadas. A pesar de eso, es más común en los territorios de ultramar de la República Francesa, como Martinica, donde un tercio de las escuelas públicas lo exigen.

Según Marine Le Pen, un código de vestimenta obligatorio “evitaría la presión de los islamistas”, además de acabar con “la competición por llevar la ropa más cara, más lujosa y más a la moda”.

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