“Izquierda y derecha unida”: la división del grupo feminista y las nuevas alianzas en el concejo de Ñuñoa tras el sumario contra Lorenzini

De izquierda a derecha: Kena Lorenzini, Emilia Ríos, Verónica Chávez, Maite Descouvieres y Alejandra Valle. Foto: Instagram

La forma en que el municipio abordó las denuncias por acoso laboral contra la sicóloga fracturaron las relaciones dentro de la "concejalada feminista", con un grupo que se ha acercado a representantes de Chile Vamos en la búsqueda de sanciones, mientras otras optaron por cerrar filas en torno a la alcaldesa, Emilia Ríos (RD).


“Quiero cerrar citando a Nicanor Parra, quien dijo que ‘la izquierda y la derecha unida jamás serán vencidas’”. Así cerró su alocución del pasado viernes el concejal UDI de Ñuñoa Julio Martínez, en la reunión que de manera extraordinaria convocó a la instancia para tratar la denuncia de acoso laboral contra la concejala María Eugenia Lorenzini (RD) y el sumario municipal que, tras una investigación de cuatro meses, constató maltratos de parte de la sicóloga hacia funcionarios.

El parafraseo aludió la vinculación de cinco concejales ñuñoínos, de distintos colores políticos, Daniela Bonvallet (RN), Camilo Brodsky (autónomo, con cupo PC), Mireya del Río (PC), Germán Sylvester (independiente, con cupo RN) y Alejandra Valle (independiente, con cupo Comunes), quienes suscribieron una dura carta de oposición a la postura que adoptó el municipio frente a los hechos denunciados contra Lorenzini.

Fue en noviembre cuando la exasesora de Lorenzini, C.E. (28 años), denunció por acoso laboral a la fotógrafa y psicóloga, tanto en el municipio como en su partido político, Revolución Democrática. La funcionaria desistió de la investigación en el conglomerado frenteamplista, por las demoras en la investigación, mientras que la investigación municipal sí constató existía maltrato laboral contra la denunciante y otros trabajadores.

Y es que, aunque la Municipalidad de Ñuñoa ha impulsado diversas políticas y actividades para fomentar el feminismo en la comuna -crearon la “concejalada feminista” y un protocolo antiabusos, entre otras medidas-, los esfuerzos quedaron en entredicho tras este proceso, que terminó con el traslado de la denunciante a otro departamento, alejado y distinto al lugar donde originalmente trabajaba, lo que motivó su renuncia al municipio.

La única recomendación del sumario fue asistir a “una jornada de capacitación sobre derechos funcionarios y medidas de prevención de acoso laboral, dirigido tanto a la concejala María Eugenia Lorenzini como a todas las demás concejalas”, lo que irritó a muchos ediles, quienes consideran que se diluyeron las culpas.

La alianza transversal

Una de las concejalas que lidera esta disidencia es la periodista Alejandra Valle. Después de la renuncia de Lorenzini a la presidencia de la Comisión de Género, la actual presidenta fue una de las autoridades comunales que impulsaron la redacción de la carta.

Aunque inicialmente intentó mantenerse al margen, al poco tiempo tomó postura frente a los hechos, reconociendo un aspecto político y ético en las situaciones denunciadas que, según detalló a sus cercanos, no podía desconocer.

Y en ese malestar se encontró con aliados y detractores, muchos impensados. Primero, recurrió a quienes ella consideraba más afines a sus colores políticos: las compañeras de la “concejalada feminista”. Pero no tuvo la recepción que esperaba: Maite Descouvieres (PS), Verónica Chávez (CS) y Deborah Carvallo (PEV) se restaron de las acciones.

Así, solo Del Río (PC) y Bonvallet (independiente, con cupo RN) abiertamente quisieron manifestarse y suscribieron la carta. Y, al mismo tiempo, figuras tan distantes ideológicamente como Brodsky (autónomo, con cupo PC) y Sylvester, (independiente, con cupo RN), también quisieron prestar apoyo.

Alejandra Valle lo explica así: “Con Daniela (Bonvallet) nos conocemos desde hace mucho, cuando ambas trabajábamos en farándula, por lo que siempre hemos tenido una cercanía, más allá de nuestras ideas políticas. Con (Germán) Sylvester, si bien no somos cercanos, sí se mostró muy de acuerdo en nuestras postura, aunque no creo que sea tanto por defender la bandera del feminismo, sino más bien porque Lorenzini es cercana a la alcaldesa”.

Sylvester, un férreo opositor a la administración de Emilia Ríos, aclara que esta alianza es más bien circunstancial. “La verdad, siempre nos han excluido a los concejales de derecha. Quizás no tanto a Bonvallet, pero con Martínez siempre nos han bajado nuestras posturas. Ahora nos unimos para abordar este tema tan delicado, porque consideramos muy grave la postura que tomó la municipalidad, que finalmente castigó a la denunciante y no a la denunciada”, confirma.

Julio Martínez, que al principio manifestó incredulidad frente a las acusaciones contra Lorenzini, terminó convenciéndose de que algo no estaba bien. Estuvo a punto de firmar la carta -no lo hizo por estar en desacuerdo con algunas frases- y finalmente se sumó a los apoyos para buscar una mejor solución al conflicto. Prueba de esto ha sido la enérgica votación que tanto él, como todos los mencionados, han tenido en los últimos concejos cuando se ha tocado el caso.

Daniela Bonvallet, otra de las ideologas de la carta que críticó la postura ética del municipio, reconoce un quiebre. “Son tiempos convulsos entre las concejalas, y el quiebre con la alcaldía se nota. Hablo por mí, pues fui interpelada por haber firmado esa carta por alguien del equipo de la alcaldesa”, denuncia.

La Tercera consultó a la alcaldesa, pero no tuvo respuesta.

Martínez, en tanto, criticó los dichos de la alcaldesa -quien manifestó en una entrevista que “esta situación se da por la inexperiencia de las personas como autoridades públicas”-, asegurando que ellos “no somos solo un concejito pichiruchi”.

Lo que es un hecho es que las relaciones de este bloque con la alcaldía están en una incómoda pausa. “Esta es una división política, porque cómo yo entiendo el feminismo, habría esperado que el municipio tuviera una postura más tajante frente a este tema, más ligada a la ética que a lo netamente legal”, recalca Valle.

El bloque partidista y el aislamiento a Lorenzini

El otro bando en pugna es el que ha mantenido silencio. En él se encuentran las concejalas Maite Descouvieres (PS), Verónica Chávez (CS) y, algo más alejada -pues vive entre Santiago y Concepción- Deborah Carvallo (PEV). Todas ellas forman parte de las concejalas afines a la alcaldesa.

Impulsadas por los partidos políticos en que militan y considerando que en una semana serán gobierno, este grupo se atrincheró junto a la alcaldesa, para intentar solucionar de forma interna y “no sensacionalista” lo ocurrido con Lorenzini y su exasesora.

En los tres últimos concejos estas posturas se han hecho evidentes, pues al momento de votar los distintos puntos se han opuesto a incluir los referentes al sumario de la concejala Lorenzini. “Creo que es mejor discutirlo, pero con una cláusula de secreto”, comentó ayer la alcaldesa en el concejo municipal, algo que ellas apoyaron.

Pero pese a que muchos dentro del concejo reconocen una división, Maite Descouvieres lo desestima. “No existen bandos dentro de las concejalas de izquierda, solo hubo una diferencia por cómo la municipalidad abordó el caso, pero en ningún caso estamos separadas en bloques”, asegura la concejala socialista. Para ella, esta situación corresponde a una jugada de los ediles de derecha y aclara que sí manifestó su rechazo a las denuncias contra Lorenzini en una carta que firmó junto a su partido repudiando los hechos. “Todos los concejales rechazamos estos hechos”, dice.

Verónica Chávez (CS) concuerda con Descouvieres. “Esta situación es funcional para la derecha, pero en verdad no diría que las relaciones están mal. Hay un desencuentro entre los que firmamos o no la carta que se publicó en su medio, pero nosotras no la firmamos porque se nos avisó un lunes a las 10 de la mañana y no se nos dejó agregar o modificar nada”, explica.

En tanto, Lorenzini permanece sola, solo cercana a la alcaldesa, con quien comparte militancia en Revolución Democrática. Se sabe que ambas son muy afines y se admiran mutuamente, prueba de ello fue la campaña que realizaron en conjunto, donde consiguieron hacerse de la alcaldía y un asiento en el concejo.

Otra muestra de la exclusión a Lorenzini fueron sus sentidos dichos en el último concejo, el pasado lunes: “Esto me ha afectado mucho, tanto personal como profesionalmente (…); quiero decir que, de todos ustedes, ninguno me ha llamado para saber cómo estoy”, confesó la concejala.

Hasta el cierre de esta edición, no fue posible contar con las respuestas de la alcaldesa.

Las próximas acciones

Ante la disconformidad por las conclusiones del sumario municipal, el bloque disidente está buscando la forma de encontrar algún tipo de sanción ante los hechos constatados.

“La próxima instancia para solucionar este tema está fuera del municipio. Vayan a la justicia, pero dejen que este municipio trabaje”, reclamó Lorenzini en el último concejo.

Y tiene razón. Por ello, el grupo de concejales evalúa recurrir al Tribunal Electoral de la Región Metropolitana (TER) o incluso a fiscalía, para determinar si es posible perseguir algún otro tipo de sanción.

“Es algo que estamos evaluando, porque la municipalidad no hizo nada. Se quedó con el sumario y listo, tapó todo”, reclama Sylvester.

“Creo que nuestro deber es actuar y proteger a la afectada. Haré todo lo que este en mis manos para que ella esté bien. Si tenemos que ir al TER, ahí estaré”, compromete Daniela Bonvallet.

Alejandra Valle teme que las relaciones se tensionen aún más. “Sinceramente, espero que esto no tenga un perjuicio contra el trabajo que se está haciendo”, asegura

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