Gabriel Attal, el “baby Macron” que llega al puesto de primer ministro de Francia

El presidente francés Emmanuel Macron hace gestos mientras se dirige a la audiencia junto al ministro de Educación y Juventud, Gabriel Attal, en Orange, sureste de Francia, el 1 de septiembre de 2023. Foto: Reuters

El presidente francés busca salvar a su gobierno del avance de la extrema derecha, poniendo al primer ministro más joven de la historia del cargo. Un ascenso político meteórico para un ministro de Educación con perfil de “buen alumno”.


Tarde, pero el “Borne-out” llegó. Si la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, había podido resistir a la crisis de la reforma de pensiones y la serie de manifestaciones que le sucedieron, junto con los disturbios desatados por la muerte del joven Nahel Merzouk a manos de la policía en Nanterre, en junio pasado, fue finalmente la aprobación de la polémica ley de migración la que terminó de gastar el capital político de la ingeniera civil. “Ahora que debo presentar mi renuncia al gobierno, quiero decirles cuánto estuve apasionada por esta misión, guiada por el apuro constante, que todos compartimos, de conseguir resultados rápidos y tangibles para nuestros conciudadanos”, escribió Borne en su carta de dimisión presentada el lunes al presidente Emmanuel Macron.

Su reemplazante, esperado con ansias desde entonces, fue nombrado la mañana de este martes por Macron: Gabriel Attal, de 34 años y hasta ahora ministro de Educación, ha sido visto por los analistas como una jugada del presidente francés para darle vigor a su difícil segundo mandato. Con las elecciones europeas en junio, el mandatario galo intenta contener el avance de la líder de extrema derecha Marine Le Pen y su partido Reunificación Nacional en las encuestas.

Comparado con el presidente, e incluso llamado “baby Macron”, Attal comparte la ambición y juventud de su mentor: él también fue el ocupante más joven de su cargo. A eso se le suma una fuerte presencia mediática, y el ser una de las figuras más reconocibles en el círculo de Macron.

Primer ministra saliente Élisabeth Borne, en la ceremonia de cambio de mando. Foto: Reuters

Attal no llega exento de polémicas al Hôtel de Matignon, residencia oficial del primer ministro. En sus solo cinco meses como ministro de Educación se mostró activo en la idea de reinstaurar la autoridad y laicidad en los colegios: prohibió el uso de abayas (vestidos musulmanes) en los liceos y colegios públicos, y experimentó con la reintroducción del uniforme escolar, en un país donde los alumnos van con ropa de calle a clases.

A pesar de esas medidas, el tiempo en la cartera de Educación le valió para hacerse conocer en los medios, y la misma Élisabeth Borne aplaudía en entrevistas la “vivacidad” de quien terminaría sucediéndola. Durante su gestión también lanzó campañas contra el acoso escolar, y llegó a contar en TF1, canal de televisión francés, que él mismo había sido víctima de bullying durante su paso en el liceo, l’École Alsecienne.

A un ritmo poco visto en comparación con los otros ministros, Attal apareció en televisión casi todas las semanas. Incluso uno de estos programas, en el que se refirió a su infancia y la muerte de su padre, el productor de cine Yves Attal, llegó a ser un récord de audiencia.

Élisabeth Borne y Gabriel Attal en la ceremonia de traspaso del cargo. Foto: Reuters

Dado que Macron no puede optar a un tercer mandato, pocos dudan en que Attal está perfilándose para las futuras elecciones presidenciales, aunque estas tengan lugar en 2027. El mismo presidente escribió en la red social X que contaba con la energía de Attal para “restaurar el espíritu de 2017″, refiriéndose al año en que ganó las elecciones con la promesa de revolucionar la política francesa.

“Querido Gabriel Attal, sé que cuento con su energía y su compromiso para poner en obra el proyecto de rearme y regeneración que anuncié. En la fidelidad y el espíritu de 2017: adelantamiento y audacia. Al servicio de la nación y los franceses”, se lee en la cuenta del mandatario francés.

Al igual que Macron, Attal fue parte del ala más centrista del Partido Socialista, y lo abandonó en 2017 para sumarse al proyecto político de Macron. Con solo cinco meses en el Ministerio de Educación, el treintañero vio un ascenso meteórico en lo que respecta a su imagen pública: es la personalidad política preferida de los franceses según el barómetro Ipsos–LePoint, y era el favorito para primer ministro según el sondeo de Odoxa-Backbone Consulting.

Con miras a las elecciones europeas que tendrán lugar en junio, se especula con la importancia de este cambio en el equipo: “Nombrado cinco meses antes de las europeas, votaciones cruciales para el macronismo que teme una derrota frente al partido de extrema derecha, Attal, en tanto jefe de la mayoría, tendrá por misión poner sus tropas en campaña”, asegura el diario Libération, citando también a un cercano en el gobierno, que lo compara con el también joven presidente de Reunificación Nacional, Jordan Bardella.

“Gabriel está más en los cantones de la vida política, y entre eso la mediática. Hay una especie de mimetismo entre Attal y Bardella: dos guapos, todo está perfecto. No es muy ideológico, pero sí muy político, hay punchline, indicaba el entrevistado al medio francés.

Además de ser el primer ministro más joven de la V República, Attal también suma otra marca: es la primera vez que el jefe de gobierno francés es abiertamente gay, estando en unión civil con Stéphane Séjourné, diputado del Parlamento Europeo por el partido Renacimiento.

El nuevo primer ministro de Francia, Gabriel Attal, dando un discurso durante la ceremonia de traspaso del cargo. Foto: Reuters

Respecto a este nombramiento, el presidente de RN, Jordan Bardella, aseguró que Macron estaba “intentando afirmarse a sí mismo con la popularidad de Attal en las encuestas”, para así limitar el “dolor de una sensación interminable de declive”. En distintos momentos, Bardella y Attal se han visto las caras en acalorados debates en la televisión francesa.

En el diario Figaro resaltaron “lo bien jugado” y el riesgo del nombramiento efectuado por Macron. “Es una buena jugada, porque es una elección que a priori iba a ser bien recibida por los franceses, y por aquellos de toda sensibilidad. Pero también toma un riesgo más político, porque en su popularidad Attal ya tiene un capital personal. Sus predecesores eran casi desconocidos cuando llegaron a Matignon, pero él no, y él no será un simple ‘colaborador’ de Macron. Y con esta promoción, es inevitable pensar en la carrera presidencial de 2027″.

En Libération ven la jugada como un maquillaje moderno para la derechización que ha venido viviendo el gobierno de Macron: “Su corto paso al Ministerio de Educación le dio el tiempo para convencernos de su arte en la comunicación, muy moderno, escondiendo convicciones conservadoras. Desde este punto de vista, la nominación de Gabriel Attal tiene el mérito de ser clara: performa el acto de que nada cambia en el macronismo”.

Al respecto, el excandidato presidencial Jean-Luc Mélenchon, de La Francia Insumisa (LFI), cree que Attal simplemente “recupera su puesto de portavoz” de Macron, fruto de una remodelación en la que “la función del primer ministro desaparece”. “El monarca presidencial gobierna solo con su corte. Pobres los pueblos cuyos príncipes sean niños”, aseguró.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.