El testamento del fundador de Ripley, Alberto Calderón, y su última señal de unidad a sus hijos

El fallecido Alberto Calderón y su mujer, Patricia Volonchinsky.

El fundador de Ripley decidió distribuir en partes iguales sus bienes a sus hijos Andrés, Lázaro, Michel y Verónica Calderón Volochinsky, quienes hace dos años estuvieron enfrascados en una dura disputa por la propiedad de la matriz de la empresa. Además ordenó a sus hijos asumir un albaceazgo conjunto y, en un plazo de dos años, realizar un inventario sobre sus bienes. Igualmente, dispuso de fondos especiales para asegurar la educación superior de los hijos de su única hija.


Desde el 4 de junio, cuando falleció Alberto Calderón Crispín a los 84 años, su familia y amigos se conectan puntualmente a las 18 horas en una videoconferencia. Así llevan seis días, y mañana será el último. En tiempos de pandemia, su viuda Patricia Volochinsky (78), sus cuatro hijos, sus quince nietos y otros familiares, participan de las ceremonias del Shiv’ah -periodo de duelo de la religión judía- que encabeza el rabino y capellán de La Moneda, Eduardo Waingortin.

El rito marcó también la reunión de la familia, que hace dos años tuvo una fuerte fractura con la bullada disputa entre su hija menor, Verónica Calderón Volochinsky (45), y sus hermanos mayores Andrés (58), Lázaro (56) y Michel (51) por la diferencia en los porcentajes de la propiedad de la matriz de Ripley. Ésta -que al día de hoy cuenta con un valor bursátil superior a los US$ 624 millones- no solo participa del mercado del retail, brazo fundado por Alberto y Marcelo Calderón en 1956. Ripley Corp -cuyo gerente general es Lázaro Calderón, y sus hermanos Andrés y Michel, directores- también cuenta con intereses en la banca y centros comerciales.

El diferendo duró sólo tres meses, pero -según cuentan cercanos- significó una fractura muy fuerte al interior de la familia, por la cual hasta el día de hoy persisten las secuelas. Alberto Calderón sólo realizó una declaración en relación al conflicto, junto a su esposa, en mayo de 2018. “Nuestra hija Verónica está equivocada. Esperamos de corazón que recapacite”, dijeron ambos. Pero dos años antes de estas palabras, el empresario había sellado su última voluntad de unidad entre sus hijos.

La Tercera PM accedió al testamento de Calderón Crispín, redactado antes del conflicto entre sus hijos. El 21 de septiembre de 2016, pasadas las 16 horas, la notaria pública de Santiago Nancy De La Fuente se trasladó hasta la calle Camino La Fuente, en la comuna de Las Condes, para llevar a cabo el proceso.

Alberto Calderón había dejado de formar parte de la propiedad de Ripley Corp hace al menos unos 15 años, cuando decidió traspasar sus acciones a sus hijos. Y la redacción del testamento se llevó a cabo en medio de las negociaciones de asociación entre la mexicana Puerto de Liverpool y la cadena chilena, que no prosperarían posteriormente.

En el domicilio, a la notaria la esperaban cuatro abogados tributarios: Aron Núñez Becker; Juan Cristóbal Ortega; Alejandro Dranco y Alex Fischer. Todos miembros del estudio Baraona Fischer & Cia., siendo éste último quien figura como partidor de la herencia.

“En caso que mi cónyuge Patricia Volochinsky Pimstein me sobreviviere, la instituyo a ella y a mis hijos Andrés Lázaro Calderón Volochinsky, Lázaro Claudio Calderón Volochinsky, Michel Marcos Isidoro Calderón Volochinsky y Verónica Berta Calderón Volochinsky, como herederos universales sobre la mitad de mis bienes, a título de legítima rigorosa”, sostuvo Alberto Calderón.

“En caso de que mi cónyuge no sobreviviere, instruyo a mis hijos como herederos universales en partes iguales sobre la mitad de los bienes a título de legítima rigorosa”, recalcó el empresario en el documento. Cabe precisar que la legítima rigorosa es la porción de bienes que corresponde al legitimario en la mitad legitimaria.

En el escrito de siete páginas, el empresario asegura ser dueño de 25% de las acciones de la sociedad Beaumont Ridge Limited. Se trata de una sociedad constituida el 16 de abril de 2008 en Islas Vírgenes Británicas para invertir en el extranjero. “Esta sociedad está debidamente declarada en Chile ante el Banco Central y el Servicio de Impuestos Internos, y cumple con todas sus obligaciones tributarias y legales”, sostuvo Alex Fischer por medio de una declaración escrita enviada a este medio.

El empresario igualmente declaró contar con activos financieros en “una cuenta de inversión” en el banco suizo Julius Bär, pero no especificó la cuantía.

Calderón no sólo detalló sus bienes, también aclaró de manera pública en su testamento sus deudas, puesto admitió mantenerlas con tres de sus hijos: Andrés (14.607,62 UF), Michel (22.955,29 UF) y Lázaro (37.186,23 UF). “Estas deudas se han originado del financiamiento que estos hijos han hecho de mis gastos personales desde el año 2011, y se encuentran documentadas con los correspondientes pagarés”, declaró Alberto Calderón en su testamento.

El empresario dispuso que, en un plazo de dos años, sus hijos Andrés, Lázaro y Michel, en calidad de albaceas, realicen un inventario sobre sus bienes, labor por la que no recibirán remuneración alguna.

Lázaro Calderón,  gerente general de Ripley
Lázaro Calderón, gerente general de Ripley Corp.

Educación para sus nietos

En el escrito, Alberto Calderón dispuso que la cuarta de mejoras y de libre disposición sea destinada a sus 15 nietos. Es decir, un cuarto del total de los bienes de la herencia está destinada particularmente a los hijos de sus hijos. En este proceso mencionó a los hijos de Andrés y Claudia Rosenberg (55): Nicolás Alberto (31) y Denise Victoria (29). También a los hijos de su hija Verónica con Christian Vidal Miserda (50): Raimundo, Benjamín, Isidora, Blanca y Amanda.

A ellos se suman los hijos de Lázaro con Nurit Pollak (47): Daniela (23), Vicente (21), Javier (18), Carolina y Andrea. Además de los hijos de Michel con Karen Ventura (50): Florencia (21), Alfonso (18) y Arturo.

“Si por cualquier motivo las donaciones no se perfeccionaren o si, considerando la acumulación imaginaria, la mitad de mi patrimonio a la fecha de mi fallecimiento fuese mayor al donado irrevocablemente a mis nietos en vida, declaro mi intención de instituir a mis nietos como herederos universales sobre la mitad de mis bienes con cargo a la cuarta de mejoras y cuarta de libre disposición de mi masa hereditaria”, acotó.

El empresario también ordenó la entrega de fondos para asegurar la educación de los hijos de Verónica y Christian Vidal en caso de que las donaciones entregadas “no fuesen razonablemente suficientes para cubrir su educación, es mi voluntad que se les asigne, en forma anual, a cada uno de ellos, la suma de US$ 30.000, hasta que individualmente, cumplan 24 años de edad o 30 años de edad en el evento que se mantuvieren estudiando”, consignó el testamento. Lo anterior respecto de cualquier clase de estudios en Chile o en el extranjero, incluyendo pre-grado, post-grado, diplomados etcétera.

Para ello encomendó a sus hijos Andrés, Lázaro y Michel “para que provean directamente o establezcan las medidas para cumplir con lo establecido en este numeral dos, como legado, sin afectar y en adición a lo que a mis nietos Vidal Calderón les corresponda de acuerdo a lo establecido en el numeral uno de esta cláusula”.

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