Cómo cambió la TV en estos 10 años sin Felipe Camiroaga

El conductor en 2010 posa para el diario La Tercera en uno de los pasillos del canal estatal ubicado en la comuna de Providencia. Foto: Natalia Espina/La Tercera

El rol de los conductores se transformó y hoy los rostros con más arrastre son periodistas con opinión. La figura del rostro lúdico ha quedado temporalmente fuera. Y los canales han sorteado severos problemas económicos. Martín Cárcamo y Julián Elfenbein, los dos “ahijados” televisivos de Camiroaga, repasan aquí cómo la TV ha evolucionado en la última década.


Imaginar qué lugar habría ocupado hoy Felipe Camiroaga en la televisión chilena resulta un ejercicio infértil. Pero sí se puede constatar que tras su muerte esa TV de la que él fue protagonista ya no existe.

Dos años después de la tragedia, la directora del área dramática María Eugenia Rencoret se fue de la señal y la televisora cayó en un pozo negro, con pérdidas millonarias y relegada al cuarto lugar de sintonía, situación que solo enmendó a partir del año pasado. Buenos días a todos cambió su nombre, por unos años, a Muy buenos días, debió competir con tres de sus exconductoras (Salosny, De Moras y Tomicic animaron los matinales en Mega, CHV y Canal 13, respectivamente) e incluso su exdirector histórico, Mauricio Correa, estuvo al mando de un matinal de la competencia.

Camiroaga y Tonka Tomicic en 2007.

Hoy, el canal donde Camiroaga hizo su carrera durante dos décadas tiene a muy pocos rostros, siendo María Luisa Godoy la más visible, mientras Karen Doggenweiler ha perdido el protagonismo de antaño. Mirando al resto de los canales, los tradicionales TVN y Canal 13 se disputan el tercer y cuarto lugar y Mega con CHV el liderazgo. Mario Kreutzberger dejó de tener contrato con Canal 13, las redes sociales cobraron relevancia y fueron “funando” y “cancelando” a distintas figuras y el rol del conductor, como se le conocía a Camiroaga, cambió.

Rafael Araneda se fue a trabajar afuera, por falta de ofertas acá, Luis Jara y José Miguel Viñuela quedaron sin contrato y la lista es larga de otros y otras que ya no están en pantalla. Incluso TVN, con su eterno slogan de “el canal de Chile”, dejó atrás esa frase por una nueva en 2020.

El estilo lúdico que encarnaba, al menos por ahora, ha quedado fuera y las figuras más importantes, Julio César Rodríguez y Monserrat Álvarez, son periodistas informados y con opinión. En rigor, Camiroaga fue uno de los que movió la línea impuesta por Mario Kreutzberger, que decía que un rostro no podía tomar posición política. A fines de los 90, junto a muchos actores de teleseries, algunos conductores dieron su punto de vista. Uno de ellos fue Camiroaga, demostrando su simpatía por la exConcertación y por la entonces candidatura presidencial de Eduardo Frei. También emplazó al entonces Ministro Hinzpeter por Punta Choros y, en 2011, apoyó las movilizaciones estudiantiles, en un video donde también estaban Marcelo Comparani, Leo Caprile e Ignacio Franzani. Fueron gestos puntuales, pero inusuales para figuras de su talla.

“La tele cambió radicalmente en estos 10 años, con Felipe viví un período de aprendizaje de la TV que era distinta a la de hoy”, dice Martín Cárcamo, amigo y uno de los “ahijados” televisivos de Camiroaga, quien lo apoyó cuando llegó a TVN y relevó al desaparecido conductor en Pasiones, en 2004. “Había más recursos, la TV era el medio principal y las redes digitales recién estaban empezando a abrirse paso. Felipe encarnaba la figura de un comunicador en su máximo expresión, que se va formando detrás de la pantalla, que conoce a los equipos; él mismo probó distintos formatos (cine, teatro, teleseries), pero hoy todo es más rápido y de exigencia de resultados inmediatos”, señala.

El conductor en Buenos Días a Todos.

Cárcamo constata esa transformación recordando que en 2009 ambos abrieron cuentas en Twitter, cuando aún no había muchos bots ni haters. También en la falta de programas juveniles: Camiroaga partió en Extra Jóvenes y Cárcamo dio sus primeros pasos en programas del Canal Rock & Pop y luego también en Extra Jóvenes, espacios que eran una cantera para que los canales probaran a nuevos conductores o los “levantaran” desde canales más grandes.

Y también lo ejemplifica en la cantidad de rostros que tenía TVN: “En un momento estaban Felipe, la Tonka, la Karen, Julián, el Rafa, Jean-Philippe, además de la cantidad de teleseries que producía el canal con actores conocidos. Nada de eso existe hoy, se ha ido atomizando todo, el oficio de animador es distinto y más anichado en solo un programa. El animador polifuncional, de estar dispuesto y con intención de vincularse con un canal ya es muy distinto, aunque nada es definitivo y seguro seguirá cambiando. Creo haber vivido la época más bonita de la TV”, dice Cárcamo, quien hoy está en pantalla con el programa Los cinco mandamientos, de Canal 13 y que acaba de terminar el ciclo de entrevistas De tú a tú.

Dos años de contención

Julián Elfenbein, el otro “ahijado” televisivo de Felipe Camiroaga y quien lo apoyó cuando llegó como reportero a Pase lo pase, en 1998, tuvo que asumir la conducción de Buenos días a todos tras la muerte de Camiroaga, recuerda que inicialmente fue complejo asumir ese rol. “Los dos primeros años estábamos sumidos en la tragedia, que tuvo un costo y parecía un programa con menos entretención y más dedicados a la contención”, resume Elfenbein.

Luego añade: “Fue un rol bien histórico, nadie quería tomarlo y nos tocó a mí con Karen. Y vinieron cambios sociales, aparece el matinal de Chilevisión, que agudizó el rol más periodístico de los matinales y el éxito que tiene hoy. Hoy ves a periodistas en un rol central y me parece bien, pero Felipe, sin serlo, estaba conectado con la realidad y empujaba hacia cambios, haciendo llamados de atención y con su encanto, luego yo y Karen… Nos trataron muy de izquierda en su minuto, solo porque dábamos opiniones, porque hablábamos de temas contingentes, pero las cosas han ido cambiando”.

Elfenbein plantea que los últimos dos años el cambio fue más brusco para la TV: “Ha habido un cambio mucho más agudizado desde el estallido social. Los matinales de hoy cambiaron su rol: antes eran de cocina, entretención y de contingencia más que de temas país. Ha habido, en los últimos dos años, un rol más político y que me encanta, más opinante, más agudo con las autoridades, más detrás del futuro de Chile, un cambio para bien”.

Pero el periodista añade que esa contingencia va de la mano con la realidad de los canales, que han tenido pérdidas económicas importantes, obligando a las televisoras a ajustar presupuestos, despedir conductores y disminuir los programas estelares o de entretención. “Parte del cambio en la TV tiene que ver con un tema económico. Recuerdo que siempre tuve que hacer muchos programas al mismo tiempo, como para justificar mi permanencia, y hoy en los canales tienes hay 2 o 3 conductores. Yo, por ejemplo, voy a hacer un tercer programa, y se entiende que el canal quiere sacarle rendimiento a lo que hoy tiene, como Martín (Cárcamo) lleva dos programas en el último tiempo. Es parte de lo que es la televisión de hoy, aunque esto es cíclico y seguramente seguirá cambiando”.

Un estilo que hoy no tiene cabida

La periodista Cecilia Gutiérrez, coautora del libro Felipe Camiroaga: la verdadera historia, coincide en que “Felipe representa un estilo de TV que no tiene cabida hoy y que murió con él. El humor absurdo, el ridículo, reírse de sí mismo sería criticado. Eso de romper televisores, rasgarle la camisa a los camarógrafos, no sería gracioso hoy”.

El personaje de Luciano Bello junto a Ricarte Soto.

Y apunta que tras su muerte no hubo sucesores: “Los rostros que quedaron no lo hacían con la gracia que él. Pero tampoco nadie quiso tomar la posta. Por ejemplo, nadie quería tomar el matinal, Julián (Elfenbein) lo hizo obligado. Más que por sus capacidades, consolidó un estilo único donde tomó sus falencias y las hizo parte de su modo de mostrarse al público, lo que lo convirtió en alguien cercano. Pero incluso los personajes que hacía, como Luciano Bello o Washington, hoy serían criticados de políticamente incorrectos, por explotar la belleza femenina o burlarse de alguien humilde, por ejemplo. Eran otros tiempos”, apunta.

Gutiérrez recuerda que poco antes de su muerte, al conductor le tocó vivir el costado más ingrato de ser un comunicador, algo que posteriormente se convirtió en habitual para los animadores. “Cuando despidieron a (Katherine) Salosny de Buenos días a todos, algunos lo culparon y tuvo que contratar a una periodista para el manejo comunicacional del tema. Se estaba convirtiendo precisamente en el tipo de rostro que él no quería ser, con asesores en manejo de crisis”, señala la biógrafa de Camiroaga. Por eso, dice, el plan de él era retirarse del matinal, irse a vivir al sur y venir a Santiago a grabar un programa de viajes, el último plan televisivo que tenía en mente antes de la tragedia de Juan Fernández que ya cumple una década.

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