Benjamin Gedan, ex asesor de Obama: “Esta es otra década perdida para América Latina”

El candidato libertario argentino, Javier Milei, durante un acto de campaña en Buenos Aires, el 18 de octubre. Foto: Reuters

Experto en asuntos latinoamericanos del Wilson Center, Gedan plantea que uno de los mayores problemas en la región es que muchos de sus Presidentes han sido elegidos en segunda vuelta "con votos prestados".


Antes de ingresar al Wilson Center como encargado del programa para América Latina de ese centro de estudios -uno de los más prestigiosos de Estados Unidos-, Benjamin Gedan se desempeñó como director para Sudamérica del National Security Council de la Casa Blanca, durante la gestión de Barack Obama. Y previo a ocupar ese alto cargo, fue el responsable para Argentina y Honduras del Departamento de Estado. Así, Gedan es una de las voces más autorizadas en Estados Unidos a la hora de abordar distintas temáticas regionales. No por nada, sus columnas y análisis han sido publicadas por The New York Times, The Washington Post y Foreign Policy.

“La gente en general en América Latina cree que sus instituciones no tienen la capacidad para resolver sus problemas cotidianos”, señala en esta entrevista con La Tercera, con motivo de su paso por Santiago. “La segunda vuelta en Argentina es una elección medio extraña, porque se da entre una oposición nueva y extrema, y el ministro de Economía de un país con una economía rota”, plantea Gedan, que años atrás ejerció el periodismo en The Boston Globe y The Miami Herald.

¿Cuál es la mirada que está teniendo en estos momentos el gobierno de Joe Biden respecto a la región?

Por muchos lados son momentos complicados en Latinoamérica. Creo que las preocupaciones centrales para Biden tienen que ver con los retrocesos democráticos en la región, lo que hemos visto no solamente en Nicaragua, Venezuela y Cuba, sino también los procesos medio autoritarios en El Salvador; lo que está pasando en Guatemala, donde tenemos un Presidente electo que seguramente no podrá asumir; y bueno, hay pruebas de esa tendencia por muchos lados. Para la administración de Biden, ese es uno de los retos globales más cruciales en su agenda. También obviamente tenemos el tema de migración, que se ha convertido en un asunto regional, ya que antes se hablaba de una crisis acotada a la frontera sur de Estados Unidos. Ahora muchos países, incluyendo Chile, están más afectados directamente por esos flujos enormes y sin precedentes de migrantes. En sí mismo el fenómeno es un reto para Estados Unidos, pero también refleja otros desafíos, que tienen que ver con otra década perdida en América Latina, con muy poco crecimiento económico, la represión de algunos gobiernos que hacen que un porcentaje de su población deba huir, tasas de violencia muy altas, especialmente en Centroamérica, pero también hay, al menos, la percepción de más inseguridad en países como Chile y Argentina.

Usted hace alusión a “otra década perdida” ¿Lo que ocurre actualmente es consecuencia de esa primera década?

En la primera década perdida, la de los años 80, la crisis tenía que ver con el sobreendeudamiento y quiebre de muchas economías y con la crisis en Medio Oriente. Hoy hay algunos rasgos en común, como la deuda que existía antes de la pandemia. Ahora hay otros desafíos tal vez más políticos: hay un temor a que los éxitos de muchos países en sus transiciones democráticas ahora están en juego, en peligro. Sin crecimiento económico la gente no tiene esperanza, ni confianza en las instituciones del Estado. Todas las encuestas más confiables muestran esas tendencias: ahora la gente no cree que sus instituciones tengan la capacidad de hacer frente a sus problemas cotidianos.

El Presidente Gabriel Boric junto a su par estadounidense Joe Biden, en la Casa Blanca, el 2 de noviembre. Foto: Reuters

¿Es decir la democracia estaría en crisis?

Es una crisis económica con efectos en los sistemas democráticos. Esto genera una sensación de incertidumbre, no solo en las elecciones donde los oficialismos siempre pierden, sino que también hay una apertura en muchos países para otros tipos de políticos que llegan al poder sin un compromiso con la democracia, sin partidos políticos establecidos y con ideas autoritarias en algunos aspectos.

¿Se refiere a los líderes populistas?

Sí, pero tanto de izquierda como de derecha. Gente que dice que solo ellos representan al pueblo, que sus adversarios políticos son sus enemigos y que son enemigos del Estado, y que no deben enfrentar límites institucionales, que los contrapesos no deben funcionar, porque -supuestamente- solo ellos tienen derecho de representar al pueblo. Y por eso siempre está el riesgo del enfrentamiento entre el Ejecutivo y la fiscalía. Eso genera choques institucionales bastante graves.

Benjamin Gedan, director del Programa sobre América Latina del Wilson Center. Foto: Pedro Rodríguez

Lo que usted menciona suena también a Donald Trump… ¿O no?

Yo te puedo decir que reconozco que esos desafíos existen en todas las Américas, no solamente en Latinoamérica y el Caribe. A todo esto se suman también los temas de fake news y polarización política que hacen más difícil llegar a consensos políticos, pero también hacen más difícil gobernar. Muchos Presidentes en Latinoamérica, desde su primer momento en el poder, no tienen mayoría en el Congreso o bien fueron elegidos en segunda vuelta con votos prestados. Se presentan con la legitimidad de haber ganado con mayoría en la primera vuelta, que genera otra dinámica difícil para la gobernabilidad de la región. Sumando la falta de recursos financieros, como consecuencia de los problemas económicos que mencioné anteriormente, se hace todo muy difícil.

Además se han ido estrechando los períodos de “luna de miel”…

Sí, ahora son cortitas. Ya no están los famosos 100 días para avanzar con una agenda. La gente termina muy decepcionada y de mal humor.

Migrantes caminan en caravana en un intento por alcanzar la frontera estadounidense, en Huixtla, México, el 6 de noviembre. Foto: Reuters

¿Qué tan problemático resulta entonces votar por el “mal menor”?

Es un problema grave. Habla de la mala calidad de los políticos, pero también habla de la falta de legitimidad, falta de apoyo público, además de la incapacidad de gobernar o al menos implementar sus ideas de la agenda política. Finalmente, lo que pasa es que llegan al poder sin el apoyo de la mayoría, con votos prestados, sin mayoría en el Congreso, sin recursos financieros, con alta deuda, es muy difícil mostrar que el gobierno tiene capacidad para hacerse cargo de los problemas de la gente. Y la gente, con razón, se abre a otras alternativas políticas.

¿Cómo visualiza las elecciones en Argentina, que precisamente son una segunda vuelta, entre Sergio Massa y Javier Milei?

Argentina es un caso muy contundente de todos los fenómenos. Es un país que ha sufrido durante mucho tiempo de crisis económica, con poco crecimiento y ahora con una tasa de inflación de tres dígitos, con gobiernos de izquierda y de derecha sin ningún éxito y ahora el pueblo está agotado y abierto a ideas extremas. Por eso el fenómeno de un libertario, que no tenía ninguna experiencia, ninguna trayectoria política, pero que llegó al balotaje gracias al rechazo a la clase dirigente, que él denomina como “casta”, con una agenda radical, pero con el apoyo de jóvenes masculinos más que nada, y parte de la población que no está muy alineada con sus ideas, pero que sí está a favor de algo distinto, del voto castigo. Y la alternativa no es un reformista moderado, sino una persona que representa al oficialismo, que ha tenido un período muy difícil de gobernanza. Este es un ejemplo clásico de una elección con el “mal menor”. En Argentina se habla de la opción del continuismo o un salto al vacío.

¿La elección argentina está abierta?

Sí, empatados, porque no es una decisión fácil para muchos argentinos. Obviamente los peronistas votarán por el peronismo y los antiperonistas por el candidato de la oposición. Sin embargo, creo que la mayoría del pueblo argentino está al medio de esos polos y es una decisión complicada para ellos.

¿Lo que quiere decir es que entonces no sería una elección entre peronismo y antiperonismo?

No creo, porque el peronismo ha perdido mucho apoyo en los últimos años, aunque mantiene su maquinaria política y base, pero no tiene el poder que tenía. Y la oposición tradicional de centroderecha perdió en la primera vuelta. Pues lo que queda es una elección medio extraña entre una oposición nueva y extrema, y el ministro de Economía de una economía rota.

Muñecos de Lionel Messi y Javier Milei, en el cierre de la campaña del candidato libertario argentino en Buenos Aires, el 18 de octubre. Foto: Reuters

¿Le resultó sorprendente que Massa ganara en la primera vuelta ya que el favorito era Milei?

No, porque es muy difícil ganar la primera vuelta en Argentina. El sistema hace muy difícil eso. Por eso, a pesar de todo, no me sorprendió que ningún candidato se impusiera en la primera vuelta.

En este panorama regional, ¿cómo visualiza a Chile con Boric Presidente?

Desde el exterior, hay que reconocer todas las ventajas que tiene Chile. Sé que ahora el país está en una condición políticamente difícil y podemos hablar sobre las dificultades políticas y el proceso muy extendido sobre la Constitución, pero reconozco, al menos desde mi perspectiva, que es un país ordenado, con gran capital humano y recursos naturales muy demandados. Es un país que a pesar de todo, tiene mucha potencialidad, lo que no es poca cosa. Otros países, que no voy a nombrar, tienen un techo mucho más bajo. (Chile) tiene un Presidente poco popular dentro del país, pero que tiene mucha fama afuera. Veo que Chile necesita más consensos políticos.

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