Alejandro Longueira: la imagen de un jesuita denunciado por abuso

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El hermano del exsenador de la UDI, Pablo Longueira, esta semana fue acusado de un presunto abuso sexual contra un menor de edad, cuando él era rector del colegio San Ignacio de Alonso Ovalle. Desde su entorno lo definen como una persona de bajo perfil, amante de la naturaleza, la lectura y del fútbol. Sus cercanos dejan entrever suspicacias ante la situación.


En la puerta del colegio San Ignacio de Alonso Ovalle, el jesuita Alejandro Longueira -hermano del exsenador UDI Pablo Longueria- solía esperar a los apoderados y alumnos para darles la bienvenida. Como un hombre "cercano" y "correcto" lo describe la comunidad, que fue sorprendida con la noticia que fue difundida ayer por la Compañía de Jesús: una denuncia en su contra por presunto abuso sexual hacia un menor de edad.

La acusación se remite a cuando él era rector del establecimiento, entre 2007 y 2013. Un exalumno de esa época, quien pidió mantener su nombre bajo reserva, recuerda al presbítero como alguien menos "dicharachero" que el rector anterior, Jaime Castellón, "pero sí capaz de establecer una cercanía más seria".

Esta denuncia llegó a la Comisión de Escucha, encargada por el arzobispo de Malta Charles Scicluna, y la semana pasada fue comunicada a la Compañía de Jesús. El viernes 31, de hecho, autoridades de la congregación se reunieron con la apoderada que dio la alerta.

El tema es complejo para los jesuitas chilenos, fundamentalmente por el contexto, ya que este caso se suma a otros que han golpeado fuertemente a los miembros de la orden. A inicios de año se dio a conocer una cruda denuncia contra el excapellán del Hogar de Cristo, Renato Poblete Barth, a la cual, a la fecha, se han sumado otras, cuyos detalles aún se desconocen. También están los casos del exprovincial jesuita Eugenio Valenzuela, y del excapellán del colegio San Ignacio El Bosque, Jaime Guzmán Astaburuaga.

Otros jesuitas que han sido investigados en los últimos años, pero con menor connotación pública, son los religiosos Juan Pablo Cárcamo, Leonel Ibacache y Eduardo Ponce.

Algo quijotesco

Su aspecto físico es alto y flaco, con la voz gastada, a veces algo "muda", probablemente consecuencia de una grave enfermedad que tuvo cuando era novicio. Sus cercanos dicen que estuvo extremadamente grave y, medio en serio medio en broma, advierten que su mejoría pudo haber sido un "milagro" del santo chileno y miembro de la misma congregación, Alberto Hurtado.

El sacerdote solía "apañar" cuando le pedían que arbitrara las pichangas organizadas por el centro de alumnos. De hecho, le gusta mucho el fútbol, su equipo es la "U" y cuando puede va al estadio. Sus "tallas", dicen, nunca son muy buenas, pero también destacan que es "agradable" de trato. De esas personas con memoria de elefante, que se pueden acordar de quienes conoció incluso muchos años después de salir del colegio.

"En su rol de rector siempre demostró comportamientos correctos y formales", dice un exalumno. Aún así, existe cierta tensión en la comunidad, producto de la gravedad de la denuncia y la investigación eclesial ya en curso. La palabra "abuso" es algo que actualmente hace mella en la Compañía, sobre todo si el denunciante es aún menor de edad, como ocurre en este caso. Los antecedentes fueron remitidos por el colegio a la Fiscalía Metropolitana Centro-Norte y el sacerdote manifestó su deseo -a las autoridades jesuitas- de que la situación sea investigado de inmediato por la justicia penal y no solo por la canónica.

Longueira ingresó a la Compañía de Jesús el 25 de marzo de 1984, a los 20 años, y se ordenó sacerdote el 1 de agosto de 1997. Hasta el año pasado era el superior de la comunidad San Francisco Javier, en la Región del Biobío y, entre otras funciones, era capellán del Colegio San Ignacio de Concepción. Mientras dure la indagatoria, está suspendido del ejercicio público del ministerio sacerdotal.

Después de su paso como rector del San Ignacio de Alonso Ovalle, los religiosos dejaron de estar en la dirección del colegio. Ese cargo actualmente lo desempeñan personas laicas. Danilo Frías es el actual titular del establecimiento. "Como rector era una persona correcta y respetada", dice Sergio Pizarro, apoderado del San Ignacio. Aunque añade que "otros deben pensar que no es nada nuevo, otro caso de abuso en la Iglesia".

En la época en que se habrían cometido los abusos, Francisco Gutiérrez se desempeñaba como jefe de mantención del colegio. Si bien declinó realizar declaraciones para este medio, a través de sus redes sociales le dio su respaldo al sacerdote Longueira. "Soy testigo de sus afanes por erradicar cualquier atisbo de abuso dentro del Colegio San Ignacio cuando él fue rector (…) él me ordenó abrir las puertas de oficinas ciegas con ventanas, incluso la del rector", dijo.

Añadió que "leo como muchos ya lo han juzgado y algunos con más fuerza por su apellido más que por el supuesto abuso. Es más, creo que esta acusación les hará un tremendo mal a las verdaderas víctimas de abuso, ya que creo y confío que se llegará a la verdad de su inocencia".

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