Peligro sobre dos ruedas: por qué se duplicaron las muertes de motociclistas en Chile en una década

En 2023 hubo 231 fallecidos en moto en comparación a los 112 de 2013. Además, los accidentes graves aumentaron en la misma década en 34,1%. La situación, según expertos y usuarios, es multifactorial, pero el incremento de repartidores de aplicaciones de delivery es una de las grandes causas.


Cristián Berríos (49) cuenta que, como consecuencia del estallido social y de la llegada del Covid, se quedó sin su trabajo de radiooperador y DJ (trabajaba en Dónde la Cuca, que quebró en pandemia) y se vio obligado a tomar su moto para trabajar en una aplicación de reparto a domicilio. Pero en abril pasado todo cambió para él: un accidente mientras ejercía su labor lo dejó con ocho costillas quebradas, una fractura en la cadera, una fractura en la pierna, fracturas en los dedos de sus pies y un pulmón perforado. Tras el episodio, no ha vuelto a trabajar. Tampoco se ha vuelto a subir a una moto.

Berríos es uno de los 1.759 motociclistas que, de acuerdo a cifras de Carabineros, sufrieron un accidente grave en 2023. Según los datos de la institución (la cifra del año pasado aún debe ser depurada), en una década los accidentes graves aumentaron 34,1 puntos porcentuales, es decir, de 1.312 en 2013, a los 1.759 del año pasado. Los números son aún más preocupantes cuando se trata de muertes de motociclistas, que aumentaron en 106,3% en el país en una década. Mientras en 2013 hubo 112 fallecidos, en 2023 la cifra se elevó a 231.

Cristián Berrios (a quien lo acompaña su hijo en la foto) sufrió un grave accidente en su moto en abril pasado.

Según información de Carabineros, las principales causas de las muertes son: manejar a velocidad no razonable ni prudente; la conducción no atenta a condiciones de tránsito del momento; virajes indebidos; conducción sin mantener distancia razonable ni prudente; desobedecer señal de Pare; la conducción en estado de ebriedad; la velocidad, no reducir cruce de calles, cumbre, curva, etc; desobedecer luz roja de semáforo; no respetar derecho preferente de paso a vehículo y el adelantamiento sin el espacio y el tiempo suficientes.

El número total de accidentes (siniestros) también se ha incrementado en un decenio en casi 22,4%: de 5.847 en 2013 a 7.159 el año pasado. Por otro lado, datos entregados por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) apuntan a que en 2015 (año desde que la institución maneja estas estadísticas) los accidentes de motocicletas representaban un 6,7% respecto del total de accidentes de trayecto, mientras esa cifra se elevó a un 10,9% del total de accidentes en 2023. La mayoría de las personas involucradas en estos accidentes presentan contusiones y fracturas.

Los múltiples factores

Cristián Berríos sufrió su accidente, según relata, por la imprudencia de un conductor de automóvil, que cuando se iniciaba un taco en una autopista, decidió salir de la carretera desde la pista central (de tres pistas) sin señalizar para ingresar intempestivamente a una bencinera, mientras él en su motocicleta avanzaba por la pista derecha. “Iba en moto por mi trabajo en Pedidos Ya. Iba como a 70 kilómetros por hora, si hubiese venido más rápido yo me mato, ni siquiera lo estaría contando ahora”, relata.

Expertos y los mismos motociclistas consultados para este reportaje sostienen que el aumento de muertes y siniestros graves son consecuencia de una serie de factores, entre ellos, el aumento del número de motos circulando en el país, además del efecto de la pandemia con el aumento de los servicios de delivery.

“Ha aumentado el parque vehicular de motocicletas respecto de 10 años a la fecha, es una situación indudable. Esto, al menos en la Región Metropolitana, principalmente por el cambio cultural o comercial, que existe desde la pandemia, con los servicios de delivery”, explica el capitán Carlos Bassaletti, de la Prefectura Técnica y Seguridad Vial OS.2.

Según datos entregado por el Registro Civil a La Tercera, en los últimos años ha habido un incremento en la inscripción de motocicletas, por ejemplo, si en 2020 hubo 33.334 inscripciones, en 2021 la cifra se duplicó a 72.168. Los años que siguieron el número fue a la baja, pero siguió siendo alto en relación a la prepandemia: 61.716 en 2022 y 43.580 en 2023.

Para el gerente de Movilidad de Automóvil Club de Chile, Alberto Escobar, no existen dudas de que el impacto de la llegada de las aplicaciones de reparto ha incidido negativamente: “En los últimos 10 años ha habido un aumento significativo del parque de motocicletas, fundamentalmente para el reparto. El grueso es menos de 250 centímetros cúbicos, que se utiliza generalmente para el delivery (…) Los conductores que realizan este trabajo los concentra una enorme población extranjera, venezolanos y colombianos mayoritariamente. Cerca del 70% de ellos no tiene licencia que lo habilita para conducir una motocicleta”.

Escobar agrega que parte del problema es la gran cantidad de motociclistas circulando sin conocimientos relevantes de las leyes del tránsito: “De hecho, una de las cosas que hemos detectado es que un conductor extranjero es mucho más temerario que un conductor chileno, porque ellos llevan más años en el mundo de la moto y han desarrollado una manera de moverse por la ciudad que es bastante distinta a la que utilizamos en Chile”, explica.

Cristián Berríos, que hasta antes de su accidente trabajaba en ese rubro, coincide con Escobar en este punto: “La mayoría de los delivery no tiene documentos, yo no conozco a ninguno que tenga documentos legales. Los que manejan motos son peligrosos, porque son muy avezados y hay otros que simplemente no deberían estar manejando en la calle. Hay demasiada gente en la calle que no tiene documentos, y es peligroso manejar entremedio de esas personas”.

Además, Escobar suma que los servicios de delivery han aumentado los desplazamientos en moto en la ciudad y que, además, sus conductores no utilizan las medidas de seguridad adecuadas, aumentando las consecuencias graves de los accidentes: “Al aumentar la cantidad de desplazamientos en motocicletas para repartir distintas mercaderías, aumenta evidentemente el riesgo. Mientras más viajes, mientras más exposición, mayor riesgo. Además, la mayoría, yo diría, conduce con poco equipamiento de protección”.

Otro experimentado motociclista, Ignacio Contreras (45), ejecutivo que trabaja en Quilicura y que viaja diariamente 46 kilómetros, coincide en ese punto: “Me fui de luna de miel a Colombia y me di cuenta de que los motociclistas andan sin espejos retrovisores, pasan entremedio de los autos, hablan por celular. Lamentablemente eso es lo que está migrando a Chile, los que hacen delivery son puros extranjeros y están trayendo esa imprudencia para acá”.

Mejor prevenir…

“Entre los motociclistas hay un dicho: ‘vístete, para caer’, tienes que andar con chaqueta, con protectores de hombro, espalda, coderas, casco certificado, guantes. Conozco gente que casi se ha partido el cráneo”, dice Contreras, quien lleva 20 años manejando motos y ha sufrido dos accidentes graves.

Uno de los accidentes que sufrió Contreras fue cuando dos micros lo dejaron atrapado. “Trataron de adelantarse una con otra y quedé al medio; empecé a golpearlas para que pararan, si no me hubiesen pasado por arriba. Tuve una contusión en el hombro y se dobló el volante, pero nada grave esa vez”, relata. El otro fue más grave: “Iba subiendo por la Costanera, iba por mi pista, como a 60 kilómetros por hora, y los autos de adelante frenaron y un auto no alcanzó a frenar, me chocó por atrás y me tiró como 50 metros para adelante, pude maniobrar algo la moto e intentar frenar de a poco”.

Contreras asegura que fueron claves las medidas de protección que utilizaba para que las consecuencias fueran menores, pero a pesar de sus accidentes, ha seguido utilizando la moto como medio de transporte. “Yo me vi muerto, me podría haber caído a un barranco y no estaría conversando ahora. Hoy ando más temeroso, mirando en 360 grados, pero por un tema económico, por los tacos y los tiempos, decidí no bajarme”.

Las medidas de seguridad, como las tomadas por Contreras, son un punto clave para evitar consecuencias fatales en un accidente de motocicletas. “Lo principal para el motociclista es usar la indumentaria que le exige la ley. Un casco protector certificado, que vaya con su hebilla cerrada, con protector ocular, guantes que protejan completamente manos y dedos, zapatos que cubran completamente el pie, con una planta antideslizante. En sectores urbanos no se exige chaqueta ni pantalón antiabrasivo, pero en vías rurales o interurbanas, autopistas, donde la velocidad es superior a 80 kilómetros, la obligación es hacer uso de chaqueta y pantalón de tela resistente”, explica el capitán Bassaletti.

La subgerenta de Prevención de ACHS Seguro Laboral, Lilian Padilla, entrega además otras recomendaciones: “Para el manejo de este medio de transporte, el estado físico y mental deben ser óptimos (es decir, debe haber descansado). No hay que conducir bajo la influencia del alcohol, drogas o medicamentos contraindicados. Es importante chequear que la motocicleta esté en condiciones de funcionamiento (mecánica y eléctrica, etc.) y tener un mantenimiento periódico. Se debe verificar el estado de las luces y los neumáticos”.

Además, plantea Padilla: “Recomendamos planificar el viaje conociendo el estado de la vía y del clima, evitar el uso de este medio de transporte si está lloviendo, respetar las señales del tránsito, límites de velocidad, cruces de peatones, uso de la calzada igual que un vehículo, evitar el zigzagueo y el cambio de vía”.

¿Tendencia a la baja?

No todo es negativo respecto de las cifras. El último año ha habido una disminución en los números asociados a los accidentes de motocicletas. Por ejemplo, los siniestros disminuyeron en 832 (de 7.991 en 2022 a 7.159 en 2023); los accidentes graves cayeron en 367 (de 2.126 en 2022 a 1.759 en 2023), y las muertes en cinco (de 236 en 2022 a 231 en 2023).

Los expertos apuntan a que la fiscalización ha sido clave para que estos números de accidentes vayan a la baja. “Cuando no hay fiscalización deviene una sensación de impunidad. La estrategia costo-efectiva más eficiente es la fiscalización, es la única forma de generar un cambio de conducta. La fiscalización no tiene una finalidad recaudatoria (...) Cada vez que hay una infracción por un exceso de velocidad, o porque no tiene la revisión técnica, tiene un sentido relacionado con la seguridad vial”, explica el capitán Bassaletti.

Si bien Alberto Escobar aplaude el programa de fiscalización que ha puesto en práctica el Ministerio de Transportes en los últimos meses, sostiene que “Chile tiene una legislación bastante robusta para hacer cumplir la ley y poder conseguir cambios culturales que van a tomar muchos años. Pero el problema principal en el motociclista de delivery es que esa persona no tiene una licencia que lo habilita para conducir, por lo tanto, el problema radica es que necesitamos fiscalizarlos permanentemente”.

Y agrega que, “lo importante para que un país tenga un seguridad vial de alto estándar es que por lo menos el 50% de todos los conductores, de todos los vehículos, sea fiscalizado en un año. Y en Chile, se produce una fiscalización una vez cada tres años y medio. Ahí está el gran problema y, por otro lado, la misma motocicleta, la configuración de la motocicleta de reparto, también la hace relativamente peligrosa, porque al ponerle este cajón con carga, cambia la dinámica de conducción de la moto”.

Mientras tanto, Cristián Berríos hace solo unos días tuvo que ingresar al quirófano por tercera vez y recuerda que tras su accidente “en la casa como que cayó una bomba atómica en todos los sentidos, psicológico, económico, si no es por la caridad de nuestros amigos, de nuestros familiares, nosotros no teníamos qué comer, entonces también hay un drama fuerte”. Y pese a que su vida hoy tiene mucha incertidumbre, sí tiene una certeza: no se volverá a subir a una moto. “Ningún ser humano es indispensable en este mundo, pero creo que me quedan cosas por hacer, yo ocupaba la moto como herramienta de trabajo, pero creo que otra vez ya no la cuento”.

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