Los biógrafos de Massa y Milei se definen ante la elección

Sergio Massa y Javier Milei se dan la mano mientras asisten al debate presidencial en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, el 8 de octubre de 2023. Foto: Reuters

Dos historias diametralmente distintas se enfrentan hoy en las urnas en Argentina. Una, anclada a la política como profesión y con vaivenes dentro del peronismo. La otra, la de un economista solitario y explosivo, con un ascenso meteórico y un reducido círculo de confianza.


Pablo de León, autor de Massa. El salto del Tigre: “En caso de ganar, va a ser una persona hiperquinética”

Sergio Massa, se dirige a sus seguidores mientras reacciona a los resultados de la primera vuelta presidencial, en Buenos Aires, el 22 de octubre de 2023. Foto: Reuters

¿Qué elementos de la biografía del candidato explican su ambición por llegar a la Presidencia de Argentina?

Cuando se elige al Papa Francisco, el 13 de marzo del 2013, Sergio Massa y Bergoglio (apellido de nacimiento del Pontífice) tenían una diferencia muy grande, porque el Papa, o en ese momento Jorge Bergoglio, cardenal, le echaba la culpa a Massa de una operación para hacerlo jubilar, porque Néstor Kirchner tenía un enfrentamiento muy grande con Bergoglio. Entonces, Massa se encargó de una operación política para hacer renunciar a quien luego sería Papa. Esto es algo que nunca se le perdonó. Hasta el día de hoy, el hoy Papa no se lo perdonó. Y Massa cuenta que estaba en su oficina de intendente de Tigre viendo la unción del Papa, y cuando hay humo blanco y dicen que el nuevo Pontífice es Jorge Bergoglio, él cuenta que se pone a llorar a calzón quitado, y después lo cuenta como una emoción enorme de sentir que era un Papa argentino. Bueno, ese Papa elegido era un hombre que tenía una muy mala imagen de Massa, y una situación que nunca terminó de resolver él entre ellos. Solo tendría resolución en caso de que Massa gane como presidente y Bergoglio venga el año que viene a la Argentina. Si no, esa relación siempre va a quedar rota.

Proyectando hacia una eventual victoria hoy por la noche, ¿cómo cabría esperar que se desarrolle su gobierno, considerando su historial político en las últimas décadas?

Yo creo que, en caso de ganar, va a ser una persona hiperquinética, va a ser una persona que va a generar varios hechos por día, sin parar, y lo primero que hará va a ser el intento, porque no hay seguridad, de armar un gabinete con gente de distintas extracciones políticas. Él está seduciendo ya a dirigentes de la oposición, como Horacio Rodríguez Larreta, como Facundo Manes, como la economista Marina Dal Poggetto, como el gobernador jujeño Gerardo Morales, del radicalismo, para tratar de sumarlos. Entonces me parece que va a hacer el intento de mostrar una cosa hiperquinética. De todos modos, el tema real que tiene que resolver Sergio Massa es el problema grave de la economía argentina y su inflación.

Un cartel de campaña de Sergio Massa antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en Buenos Aires, el 15 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

Una idea que siempre ronda a un aspirante a la Presidencia es si, cuando gobierne, se comportará tal como lo fue antes de ser mandatario. En el caso de Massa, y con su historial en mano, ¿cree que haya un cambio en su actuar pre y poscampaña?

Yo creo que Massa va a cambiar respecto de lo que era hasta antes de la campaña. Me parece que en la campaña ya cambió. En la campaña se transformó en un profesional metódico que, haciéndoles caso a los asesores brasileños que le aportó Lula da Silva y el catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, que trabaja con él hace muchos años, se transformó en un hombre metódico que hace caso. Después él termina poniendo su impronta y siendo la persona que más ideas genera de todo lo que se vio en la campaña y todo eso, pero creo que cambió. Lo que tiene que modificar es su esencia de ser una persona que muchas veces le dice a una persona una cosa, y a otra persona le dice otra distinta. Entonces siempre termina engañando a alguno de los dos. Pero me parece que él tiene que, sentado en el sillón más complicado del país, atarse más al político profesional, al más riguroso y no al que trata de dejar a todos conformes a la vez.

¿Qué hitos de la vida del candidato seleccionaría como claves frente a su actual posición, disputando la Casa Rosada?

Yo creo que el hito clave es el siguiente: él es jefe de gabinete en el 2008, cuando Cristina Kirchner lo llama para reemplazar a Alberto Fernández. Ahí dura muy poco tiempo, porque Cristina era la Presidenta, pero el hombre poderoso era Néstor. Al tiempo se va, imposibilitado de poder modificar nada, y luego de eso, estamos hablando del año 2011, empieza a conformar una fuerza propia que se transforma en el Frente Renovador, que gana las elecciones parlamentarias de 2013. Ese es un hito clave que se desarma en el 2019, cuando se suma, otra vez, al peronismo de Cristina, y gracias a gestiones de Alberto Fernández y de Máximo Kirchner, Massa se reintegra al peronismo de Cristina y arman en 2019 el Frente de Todos, que gana las elecciones presidenciales. Me parece que su regreso a una alianza con el kirchnerismo y un acuerdo político muy sólido, que se mantiene hasta el día de hoy con Cristina Kirchner, cambia definitivamente la ecuación y se transforma en el hito que, si llegara a ser presidente, va a marcar el porqué hizo toda esa jugada de irse del kirchnerismo, volver a pactar con ellos y terminar haciendo una campaña electoral donde Cristina se corrió absolutamente, su hijo Máximo también, y él se transformó en el centro absoluto de la campaña.

Juan Luis González, autor de El loco: “Milei está convencido de que Dios le dijo que es el elegido”

Javier Milei hace gestos mientras hace campaña en Buenos Aires, el 4 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

¿Qué elementos de la biografía del candidato explican su ambición por llegar a la Presidencia de Argentina?

No sé si se puede clasificar como ambición, pero creo que lo que más mueve a Milei es esta fe mesiánica, esta idea que tiene él -donde se abre la gran interrogante sobre el estado mental de Milei respecto a hasta dónde separa la realidad de lo que sucede en su cabeza-, en donde está convencido de que, entre otras cosas esotéricas, místicas, naturales y sobrenaturales que no tienen explicación científica, ve y tiene diálogos de ida y vuelta con Dios. Milei piensa y está convencido de que Él lo eligió, que Dios le dijo que es el elegido, que tiene una misión y está destinado a ser presidente en 2023. Dicho sea de paso, esa inestabilidad también es un gran elemento de preocupación, debido a lo que pueda hacer un líder mesiánico. Pero ese es el gran empuje que tiene, y que gracias a ello es que ha llegado hasta acá. No es poco, considerando que en solo dos años pasó de no ser candidato, a estar a horas de un balotaje.

Proyectando hacia una eventual victoria hoy por la noche, ¿cómo cabría esperar que se desarrolle su gobierno, considerando su historial político en las últimas décadas?

La respuesta más honesta sobre un eventual gobierno de Milei, teniendo en cuenta su historia, es que no lo sé, y no lo digo porque quiera “tirar al córner” la pregunta, sino porque justamente el corazón del fenómeno Milei se caracteriza por ser uno desconocido. Esto se debe a que el candidato no ha realizado nunca antes una actividad política pública (previo a su arribo al Congreso, en 2021), no cuenta con una experiencia previa para compararlo y sus propuestas jamás han sido experimentadas en Argentina, como la dolarización, cerrar el Banco Central, llevar a cero la obra pública, cortar la coparticipación a las provincias, etc. Es alguien que está convencido de que sus perros clonados saben de política y economía, que lo ayudan en su día a día, como si fuese una especie de gabinete, además de la inestabilidad –a esta altura– estructural de su espacio político, a la que se sumó ahora la inestabilidad de la alianza con el PRO, que en solo dos semanas ya ha tenido unos cuantos chispazos. Todo hace suponer que Macri y los suyos no se unieron al espacio por amor a la patria, sino que lo hicieron porque van a querer interceder. Venimos de un gobierno de coalición, que fue muy sufrido, y uno solo podría imaginar más inestabilidad en esa convivencia tan tensionante entre La Libertad Avanza y el PRO. No lo sé, pero te puedo decir que no me imagino nada bueno. Creo que un líder inestable y un país inestable no es una buena combinación, pero bueno, si gana, ojalá me equivoque.

Javier Milei llega al Teatro Colón con su novia, Fátima Flórez, donde fue abucheado por el público, en Buenos Aires, el 17 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

Una idea que siempre ronda a un aspirante a la Presidencia es si, cuando gobierne, se comportará tal como lo fue antes de ser mandatario. En el caso de Milei, y con su historial en mano, ¿cree que haya un cambio en su actuar pre y poscampaña?

Milei es el mismo y va a seguir siendo el mismo, porque él no tiene la habilidad de cambiar. Si lo agarras hace 10 años, es el economista que ves hoy, lo vas a agarrar en 10 años, y va a ser el mismo. Milei es muy talibán con sus ideas. Es extremadamente fanático. Para él, la lógica del mercado no es solamente una manera con la que se explica la economía, sino que explica la vida misma. Lo que el candidato de LLA está diciendo que quiere hacer cuando sea gobierno, si es que lo logra, lo quiere llevar a cabo. No es para nada un personaje, él es muy genuino, muy transparente, es muy literal, por lo que hay que tomarlo como tal. Para mí, ese es uno de sus grandes activos, su honestidad brutal. Por eso funciona, porque se lo percibe como genuino, así que yo no creo que cambie. Lo que sí creo que puede pasar, que de hecho ya le viene ocurriendo según los grandes amigos de él, es que te dicen que hoy está más inestable que nunca. Eso se podría retroalimentar con el cargo y con la dinámica del poder. Pero de cambiar, no lo va a hacer.

¿Qué hitos de la vida del candidato seleccionaría como claves frente a su actual posición, disputando la Casa Rosada?

Yo diría que todo se empieza explicar con la infancia tan terrible que tuvo Milei. Eso permite entender su salto a la política. Se descifra en los golpes del padre, en la crueldad de la madre, en el bullying que le hacían en el colegio, en los amigos que nunca tuvo, la pareja que nunca tuvo. Todo eso lo llevó a convencerse de que su perro Conan no era solamente un perro, sino que era, y lo cito textual y literalmente, “su hijo”. Y cuando su hijo muere, él se niega aceptarlo y entra en un camino místico-esotérico que arranca con un brujo que lo convence de que se conocen de otra línea temporal, del antiguo Imperio Romano, quien le hace creer que sus perros tenían poderes, lo que vendría acompañado luego de una médium que lo convence de que puede hablar con el perro en el más allá. Esto nos lleva a 2020, año que se convierte en uno muy especial para Milei, cuando muere su terapeuta y se pelea con el único amigo que tuvo alguna vez, Diego Giacomini, es decir, pierde sus dos grandes cables a tierra. Es entonces cuando se convence de que se le aparece Dios y le dice su misión. Yo diría que esos tres capítulos, la infancia tan jodida; el 2017, cuando muere el perro -dicho sea de paso, muerte que el economista aún no termina de aceptar-, y el 2020, cuando sufre este brote de inestabilidad, son los episodios claves que explican al Milei candidato

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.