Leonardo Ristori, médico: “El cuello de botella es que no tenemos personal de pediatría”

Leonardo Ristori, Medico jefe de Urgencia de la Clinica Indisa Foto : Andres Perez LEONARDO RISTORI HERNANDEZ - MEDICO CIRUJANO - RETRATOS - ENTREVISTA

El jefe de Urgencia de la clínica Indisa afirma que el gran problema para enfrentar la dramática crisis respiratoria que afecta a los lactantes, se debe más a la falta de especialistas que a la reconversión de camas. “No podemos dedicar a un adulto a atender un niño de dos o tres meses. Hay un tema de expertiz que lo hace muy complejo”, dice.


Con tono calmado y máxima racionalidad, el doctor Leonardo Ristori entra al debate sobre la crisis respiratoria que afecta al sistema de salud público y privado y que, a la fecha, ha dejado seis lactantes fallecidos.

Las proyecciones son dramáticas para las próximas semanas. La más peligrosa es la que hizo el exministro de Salud Jaime Mañalich, quien proyectó que podrían morir 120 niños por virus sincicial si las cosas se siguen manejando tal cual.

El doctor Ristori es un emblema de los servicios de urgencia y pacientes críticos en el país. Este médico cirujano y oncólogo trabajó durante cuatro décadas en la ex Posta Central -durante 13 años fue su director- y en la actualidad es el jefe del Servicio de Urgencia de la Clínica Indisa.

Este es su diagnóstico de la crisis en curso.

¿Qué pasó, doctor? Hace dos semanas que varios hospitales venían advirtiendo un colapso. ¿El gobierno no supo gestionar la crisis? ¿Era inevitable llegar a este punto?

En el mundo de las urgencias pediátricas se sabe que todos los años tenemos el problema del virus sincicial. Mientras no haya una vacuna, la afectación siempre va a estar. De hecho, recuerdo cuando yo era director en la asistencia pública, teníamos reuniones periódicas con el equipo del Ministerio de Salud. Nos juntábamos todos los directores de hospitales de servicios pediátricos a planificar la campaña de invierno. Incluso, al personal de pediatría no le concedemos vacaciones ni permisos durante este período. Así que no es algo que nos pille de sorpresa. No es una novedad.

¿Pero en esta magnitud?

Puede que hoy sea más intenso por la cantidad de casos susceptibles que tenemos. Pensemos en lo que se vivió con el Covid. Muchos pequeños estuvieron encerrados y la respuesta inmunológica es baja.

¿Eso no requería una preparación mayor?

Nosotros nos preparamos con anticipación. En las últimas dos semanas tuvimos un aumento significativo en el número de camas pediátricas.

¿De camas reconvertidas?

Claro. Y le estoy hablando de un aumento del 119%. Tanto en la Clínica Indisa de Providencia como de Maipú teníamos 36 camas de pediatría. Ahora tenemos 79. Aquí el cuello de botella es que no tenemos personal de pediatría. No la estructura física.

¿Cómo?

Para atender lactantes tan chicos como los que hoy están graves necesitas pediatras. No se puede comparar la reconversión que se hizo en el Covid de pediatras atendiendo adultos.

¿No es lo mismo?

No. Durante la pandemia hubo una conversión de pediatras y anestesistas para atender adultos con problemas respiratorios, pero no podemos hacerlo al revés. O sea, no podemos dedicar a un adulto a atender un niño de dos o tres meses de edad. Hay un tema de expertise que lo hace muy complejo. Claro, podemos colaborar con niños un poco mayores, pero un cuadro respiratorio severo hay que dejárselo a los pediatras.

Entonces, ¿el gran problema es que faltan equipos médicos que sepan tratar lactantes?

Claro. En nuestro caso, por ejemplo, las camas que hemos podido reconvertir fue porque pudimos aumentar los horarios de los pediatras y establecer pagos de horas extraordinarias. Pero no podríamos crecer más de lo que ya hicimos, porque nos faltarían los pediatras. Entonces, no es un tema de recursos ni de estructura física ni de equipamiento. Es un tema de mano de obra calificada.

Imagino que intubar a una guagua de pocos meses requiere de una expertise muy distinta.

La intubación de cualquier ser humano requiere práctica. No es sencillo, pero se puede aprender. Lo realmente complicado es el manejo del ventilador mecánico con un lactante. Se requiere de ventiladores muy específicos y con un ciclo muy rápido. No sirven los ventiladores de los adultos, porque tienen un ciclo más lento y un volumen mucho mayor.

Pero, además, a los más pequeños hay que estar testeándolos permanentemente. Está el riesgo de sobreoxigenar al lactante. Y eso puede producir secuelas graves. Entonces, no sólo debes estar muy pendiente de su aparato respiratorio, sino también de cómo está respondiendo su corazón frente a ese estrés. Por eso existe la especialidad de intensivista pediátrico. Al menos yo, con toda mi experiencia, me considero absolutamente inútil frente a un lactante con un cuadro respiratorio severo.

Alerta Sanitaria

¿El dilema de la última cama?

Todos sostienen que el gran problema es la reconversión de camas. Que el sistema está a punto del colapso. ¿Podría suceder que en las próximas horas se instale el “dilema de la última cama” para lactantes?

Es que no sé bien qué se entiende por el “dilema de la última cama”. En este minuto, por ejemplo, yo tengo aquí en mi servicio de urgencia a 12 niños hospitalizados, porque no hay camas. Entonces, ya llegó el dilema de la última cama, pero todavía tenemos las camillas, y cuando se terminen las camillas, vamos a tener las camas de adulto. Por lo tanto, ese dilema que algunos quieren plantear no es así. El problema no está en la ubicación física.

Entonces…

El problema está en la complejidad del tipo de cama que requiere un lactante. Muchos chicos necesitan ventilación mecánica. Ese recurso se puede hacer escaso en las próximas semanas, salvo que esta curva tienda a detenerse. Y si llegan luego las vacaciones de invierno, es probable que el brote tenga un corte.

¿Habría que adelantar las vacaciones de invierno?

Esa es una definición que le corresponde a la autoridad sanitaria. Evidentemente que si se adelantan las vacaciones o se extienden, va a disminuir el brote epidémico. Pero también podría ser que al volver haya un rebrote y que el hecho de que no vayan a clases tenga un impacto en el desempeño escolar y social.

El exministro Jaime Mañalich proyectó que podrían fallecer unos 120 lactantes, porque el brote es gravísimo. ¿Percibe esa amenaza en su servicio de urgencia?

Todavía nos quedan un par de semanas bastante complejas. Efectivamente, hay un número mayor de casos que en años anteriores. Y es por lo que le decía: los chicos estaban encerrados y no tuvieron la posibilidad de contagiarse. Después del Covid la población susceptible es mucho mayor. Ahora, yo espero que la cifra que planteó el doctor Mañalich sea un poco exagerada.

¿Pero no lo descarta?

Desconozco los fundamentos de su estudio. Quizá esa cifra sería en caso de que no se hiciera nada, pero todos estamos haciendo grandes esfuerzos para revertir la situación. También hay que recordar que la mortalidad asociada al virus respiratorio sincicial es particularmente en los menores de dos años. De manera que si hay chicos mayores que están enfermos, probablemente lo van a pasar muy mal, pero no van a aumentar las cifras de letalidad.

¿La amenaza de fallecer estaría acotada a los lactantes?

Normalmente, la letalidad se da en lactantes menores de seis meses. Los más grandes son capaces de salir adelante con el tratamiento médico adecuado.

En las cifras de fallecimiento, ¿estamos en el promedio de lo que normalmente sucede en invierno? ¿O la cifra de Mañalich es una amenaza que abre un escenario más catastrófico?

En términos de cifras, la explicación que uno les puede dar a los padres y madres de los niños que fallecieron no les sirve para nada, pero estadísticamente el virus respiratorio sincicial produce mortalidad todos los años. Incluso, con lo que está ocurriendo ahora, me atrevería a decir que es un poco más baja que en años anteriores. Lamentablemente, puede que quedemos en el promedio de años anteriores. Tengo gran respeto por el doctor Mañalich, pero deseo vehementemente que esté equivocado.

"Deseo vehementemente que Mañalich esté equivocado", plantea. Foto : Andrés Pérez

El estrés del Covid

Se dice que el gobierno del expresidente Piñera gestionó mucho mejor la pandemia. Que aquí hay un problema con la Subsecretaría de Redes Asistenciales. Usted que está en primera línea, ¿ha tenido menos apoyo de la autoridad? ¿Hay un problema de gestión?

Es verdad que durante el gobierno del Presidente Piñera tuvimos visitas más o menos permanentes del doctor Luis Castillo. Pero hay que recordar que la pandemia del Covid-19 fue advertida muchos meses antes. O sea, sabíamos con anticipación que tendríamos que enfrentar una situación compleja. Y, a pesar de eso, en Chile murieron alrededor de 60 mil personas.

¿Qué quiere decir con eso?

Que no debemos olvidarnos que es difícil pretender que ante una situación de este tipo la mortalidad se mantenga en cero. El ministerio nos dio instrucciones para reconvertir camas y suspender cirugías. Lo que pasa es que muchos de los que tenemos experiencia de las campañas de invierno ya lo habíamos hecho. Lo otro es que sigue vigente la integración publico-privada. El gobierno tiene todas las facultades para tomar el mando en caso de una emergencia sanitaria. Pero como le digo, el cuello de botella es la especialidad de pediatría. Entonces, el ministerio puede dar muchas instrucciones, pero no puede hacer milagros. Hay un momento en que hay un tope.

¿Cuál es su máximo temor pensando en las próximas dos o tres semanas?

Que la gente no tome conciencia. Evidentemente, los lactantes no salen de la casa. Los contagios se producen porque los hermanos mayores o los adultos llevan el virus. Por lo tanto, para evitar la circulación de estos virus, hay que volver al uso de la mascarilla, al lavado de manos, aislar a la gente que está con cuadros respiratorios, evitar las multitudes. Mi temor es que la gente no lo tome muy en cuenta.

¿También advertir que hay que ir a urgencia sólo en cuadros realmente difíciles para no sobrecargar la urgencia?

Por supuesto. Hay que hacer un llamado a no copar los servicios de urgencia por cualquier cuadro de resfrío vulgar. Y ante esta comparación que se está haciendo con la pandemia, hay que recordar que la situación del Covid-19 fue mucho más compleja, porque tuvimos que afrontarlo por un largo tiempo. En este momento podemos estar muy estresados, pero el nivel de estrés que vivimos por el Covid fue mucho peor. Tanto por su duración como por la alta letalidad que tuvo.

¿Cree que se está politizando el tema?

Sí, lamentablemente, siempre hay una vertiente política que se aprovecha de cualquier situación de quiebre para sacar provecho. Todos tenemos una postura política, pero estamos ante una urgencia nacional que se resuelve en forma técnica. No caben los cuestionamientos políticos ni abanderizarse con una postura u otra. Aquí hay un problema que afecta a los niños. Todos tenemos que ponernos a disposición de ayudar. Al menos, en mi caso, esa es la postura que he tenido toda la vida.

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