El viaje sin regreso de la heroína de Coronel

La voluntaria Yesenia Muñoz Durán perdió la vida tras ser atropellada por su propio camión de combate en Santa Juana, convirtiéndose en un símbolo de la lucha contra la catástrofe que afecta a varias regiones del sur. Mientras la Junta Nacional de Bomberos abrió una investigación sumaria para aclarar el fatal incidente, la Tercera Compañía de Coronel intenta retomar su trabajo después de perder a Muñoz.


La bombera Yesenia Muñoz, más conocida como la “Yesi” o la “abuela” de la Tercera Compañía de Coronel, estaba inquieta los primeros días de febrero. Los informes climáticos que llegaron a su cuartel no eran positivos. Se venían temperaturas altas combinadas con vientos fuertes en su Región del Biobío, lo que dibujaba un solo diagnóstico: incendios forestales a gran escala.

De hecho, el miércoles 1 de febrero posteó la alerta de su compañía en las redes sociales. Fiel a su estilo, le interesaba que sus conocidos y seres queridos se cuidaran. Muñoz, a sus 37 años y como especialista en siniestros forestales, sabía más que nadie los riesgos de estos eventos.

Al día siguiente, los informes de su comandancia eran más críticos. El equipo de guardia de su cuartel ya había salido por la tarde a enfrentar las primeras lenguas de fuego que se originaron en los bosques de Arauco. Esa noche no pudo dormir de manera normal. Y cerca de la media noche llamó a un primo, que vive en la ciudad de Los Ángeles, para que se cuidara. “Primo, ¿cómo está la familia?, cuídate, viene muy fuerte el incendio desde Chillán”, le advirtió.

El viernes 3 se levantó temprano para acudir a su querida bomba, ubicada en calle Santos Leoncio Medel, en el corazón de la Población Yobilo I, en Coronel. Sus “cofrades” -código que se usa en el ambiente para referirse a un compañero bomberil- habían llegado hace poco de sus labores en Arauco, por lo que quería ayudar con el desayuno para reponer fuerzas. Entre ellos, el teniente Robinson Alarcón, con quien eran “compadres”, pues la bombera era madrina de su hija menor. “Ese día llegamos de madrugada, por tanto el resto de la compañía viene a ponerse al servicio del otro”, explica Alarcón.

Mientras recuperaban energías y conversaban de lo difícil que estaba el panorama, a las ocho de la mañana ingresó un código de emergencia por la radio. Los “cofrades” de Santa Juana pedían ayuda urgente. Las dos compañías de la comuna rural no daban abasto con la tormenta de fuego que estaba consumiendo los cultivos de pinos y eucaliptos y que se dirigía amenazante hacia el poblado completo.

“Todos los años es lo mismo. Tenemos que ir a apoyar a Santa Juana dos a tres veces en este periodo, porque el fuego se descontrola”, comenta el director de la Tercera Compañía de Coronel, Ulises Espinoza.

Yesenia Muñoz, la “abuela”, no dudó en equiparse como muchas veces lo había hecho. Si bien ahora cumplía labores más administrativas como secretaria de la unidad, el cansancio de sus compañeros y el llamado de auxilio hizo que no dudara en integrar la delegación de cinco voluntarios que partiría a Santa Juana.

Se subieron al carro F-3 de la Unidad Forestal y partieron a la comuna vecina, distante a unos 40 kilómetros, por la carretera O-852, más conocida como Patagual. Esa ruta es constante foco de incendios, la que en ese momento ya presentaba escasa visibilidad debido a los incendios que llevaban activos cerca de 48 horas. Apenas se podía apreciar el río Biobío que acompaña el camino.

El casillero de Yesenia quedó como un mini santuario en la Tercera Compañía de Bomberos de Coronel.

Los bomberos especialistas en siniestros forestales saben que la concentración tiene que ser máxima y que cualquier error puede llevar a terminar quemado. Por eso, Muñoz siempre se preocupaba de tomarse bien el pelo: un buen tomate bien apretado para no dar ventajas en terreno.

Los voluntarios como Muñoz cobran vital relevancia en estos escenarios, pues uno de sus primeros trabajos al llegar es evaluar de forma técnica el incendio para generar la estrategia de combate y dónde aplicar los cortafuegos. Esa era su misión al llegar a Santa Juana, pasada las nueve de la mañana. Al equipo de la Tercera Compañía de Coronel se le había encomendado la misión de llegar al sector Lo Martínez para evitar la quema de tres viviendas que eran amenazadas por las llamas. Pero el diagnóstico no fue positivo. De hecho, a los habitantes de las casas se les ordenó evacuar, porque la situación no se podía enfrentar con la infantería. El fuego estaba completamente descontrolado.

De acuerdo a distintas versiones recogidas por La Tercera, en medio de combate contra el incendio, el maquinista del carro bomba inicia maniobras para dar vuelta la máquina y poder escapar de las lenguas de fuego que ya estaban casi encima del sector en el que estaban. Es ahí donde se produce el fatal accidente. Producto de un punto ciego, el conductor embistió con la rueda delantera la cadera de Yesenia Muñoz, generando una herida en la vena femoral. Rápidamente la trasladaron al hospital de Santa Juana para detener la hemorragia. La lesión provocó que Muñoz tuviera dos paros respiratorios, los que finalmente terminaron por quitarle la vida, cerca de las 14 horas. Así lo describió el parte policial, realizado por la Tenencia del poblado, que caratuló el incidente como un cuasidelito de Homicidio en Atropello. El Ministerio Público solicitó la presencia de la SIAT y Labocar para realizar las primeras diligencias y el caso quedó en manos del fiscal Jorge Lorca, persecutor designado por la fiscal regional Marcela Cartagena para indagar todas las muertes vinculadas a los incendios en Santa Juana.

En esta ruta que une Santa Juana con Colico se produjo el fatal accidente que le costó la vida a la voluntaria Yesenia Muñoz. Las llamas arrasaron con todo el viernes 3 de febrero.

La noticia causó desolación entre sus cofrades, entre ellos su marido Patricio Amaya Paz, quien también es voluntario de la misma compañía en Coronel. El bombero estaba en su trabajo ferroviario en FEPASA, cuando se enteró del incidente y sólo pudo llegar a Santa Juana, mediante el traslado que se gestionó con una patrulla policial. Amaya había tenido dos hijos de una relación anterior, Axel y Antonia. Muñoz, por su lado había tenido a Aymara. Juntos habían empezado una nueva familia con un matrimonio celebrado en 2017 con la bomba y sus carros como telón de fondo.

El dolor se apoderó de todo Coronel y su familia. Yesenia Muñoz se convertía en el mártir 241 de la institución y la primera voluntaria mujer en fallecer en combate en la Octava Región.

“Lo que pasó fue algo fortuito, pero no fue por falta de capacitación ni experiencia. Llevamos años trabajando en ese lugar. Esto fue un accidente”, dice el “compadre” de Yesenia Muñoz y teniente de la unidad, Robinson Alarcón.

A pesar de ello, la Junta Nacional de Bomberos tomó dos decisiones relevantes para esclarecer el fatal episodio: ayuda psicológica para los involucrados y sus familias, además de una investigación.

“La idea no es cuestionar al bombero (conductor). Sumaremos un equipo de varios especialistas para que el sumario administrativo ayude a mejorar los procesos para evitar estos temas en el futuro y los maquinistas puedan actuar con todo el rigor”, revela a La Tercera, el presidente nacional de la institución, Juan Carlos Field, quien agregó que los psicólogos llegaron el martes a Coronel para trabajar con Patricio Amaya, el marido de Yesenia Muñoz, sus hijos y la familia del maquinista protagonista del fatal incidente.

Muñoz había terminado la carrera de técnico en enfermería en la universidad Santo Tomás y debía comenzar su práctica profesional por estos días.

Zapadores, abridores de camino

La Tercera Compañía de Bomberos de Coronel es un cuartel humilde, que se ha formado a pulso desde su fundación en mayo de 1938. Su primera casa fue levantada en la Villa Las Moras por Ernesto Paredes Manríquez, quien entendía que sus vecinos requerían de ese servicio, pues estaban muy alejados del centro cívico de la ciudad.

Debido a problemas financieros y administrativos, este cuartel deambuló por varios sectores hasta llegar a su ubicación actual en 1980, en la población Yobilo. Ahí se forjó su principal especialidad: bomberos zapadores. Esto quiere decir que no son bomberos solamente de agua sino que se caracterizan por abrir paso y generar las estrategias de ventilación.

“Somos como el Ejército. Hay que ir abriendo camino para que el batallón ingrese. Tenemos las herramientas de maquinaria y golpes para todo lo que obstruya el paso para ir combatiendo la emergencia. Somos los primeros que vamos al choque”, cuenta el director de la unidad, Ulises Espinoza.

La Tercera Compañía de Bomberos de Coronel se encuentra en la población Yobilo 1, en la periferia de la comuna. En ella se desempeñan 53 voluntarios.

Esta compañía ya tenía un mártir, quien coincidentemente perdió la vida en un accidente vehicular también en el mes de febrero, pero de 1983. Hace exactos 40 años. Ese día, la unidad concurría a una emergencia en el sector y la máquina fue embestida por otro automóvil. Producto de la velocidad, el voluntario Carlos Manríquez Supper salió eyectado falleciendo en el lugar. Según cuentan en el cuartel, ante cada salida a terreno, los voluntarios se encomendaban a su mártir para que los protegiera.

Hoy la unidad cuenta con 53 miembros, de los cuales un 25% son mujeres. Un capitán y tres tenientes, que permiten tener guardias y turnos semanales. Sus trabajos y oficios son diversos. Se encuentran desde carpinteros y herreros, hasta arquitectos y psicólogos. Todos saben que tienen que estar disponibles las noches de miércoles y domingo, pues es el turno asignado por la Comandancia de Coronel.

El ingreso principal de financiamiento lo entrega la municipalidad de Coronel con $50 millones anuales. “De todas formas no alcanza para todas las labores operativas, por tanto tenemos que hacer actividades de beneficios y rifas”, cuenta el director Espinoza.

El director de la unidad, Ulises Espinoza, quedó muy afectado con la muerte de Yesenia. Para él, su rol en el cuartel era fundamental tanto en lo humano como en la administrativo.

En esta estructura cumplía un rol fundamental Yesenia Muñoz, quien se formó como bombera en febrero de 2009, a sus 23 años, en la Primera Compañía de Coronel. Al año siguiente pidió traslado a la Tercera, donde forjó su carácter, se profesionalizó y conoció al amor de su vida: Patricio Amaya.

En estos 14 años, cumplió todos los cargos posibles: tesorera, secretaria, teniente primero, segundo y tercero e incluso fue radio controladora en Coronel y Lota. Además, dicen sus compañeros, curso o especialización que se anunciaba, ella lo tomaba. Así, además de ser experta en siniestros forestales, logró la certificación de rescate vehicular.

“Ella podía trabajar en todas las labores, arriba de un techo, al interior de una casa, con la manguera en emergencias y en la administración de la unidad. Era muy activa, su vida era la compañía”, describe el teniente Robinson Alarcón.

Mago de Oz, bordados y cafés premium

Han pasado tres días del trágico episodio. En el barrio Yobilo 1 aún queda el eco de las gaitas, estilo escocesas, que rindieron honor a Yesenia durante su funeral el lunes pasado y que guió su carroza fúnebre hacia el cementerio de la comuna.

Las calles que albergan el cuartel de la Tercera Zapadores aún tienen los globos blancos con cintas amarillas que destacan los colores oficiales de los bomberos brigadistas.

El estado de pesadumbre se siente en las pequeñas calles del barrio, que reflota aún más con el humo de los incendios que ingresa sin parar a Coronel. La sensación de estar en guerra no cesa. Y los “cofrades” de Yesenia lo saben. Si bien habían decidido parar sus funciones por el duelo, las ganas de ayudar y terminar con esta pesadilla pudieron más. El miércoles en la tarde retomaron sus labores forestales y acudieron nuevamente en dirección Santa Juana a enfrentar los rebrotes. Ya el martes habían acudido a una emergencia por el barrio.

El director Ulises Espinoza recuerda que un niño llegó corriendo para avisar que se quemaba una casa por Santa Elena, a unos cinco cuadras del lugar. La acción del pequeño los hizo entrar en razón y los voluntarios que estaban presentes en la unidad tomaron sus trajes y partieron en el carro.

“Tenemos que reponernos rápidamente, para la comunidad hay que estar siempre”, dice Espinoza, cuyo equipo colaboró con las otras compañías de la comuna para evitar una tragedia mayor.

Los compañeros de Yesenia rompieron su duelo para acudir a una emergencia el martes pasado. Su acción evitó una tragedia en el barrio sur de Coronel.

Sin pensarlo, la unidad quedó sin voluntarios por un rato. Era la primera vez desde que había partido Yesenia Muñoz que el cuartel estaba en paz y sin movimiento producto de todas las actividades fúnebres y que incluso incluyó la visita del Presidente Gabriel Boric durante la tarde del domingo pasado.

Ese silencio permite descubrir su casillero, el lugar de oración que se escogió para despedir a la “Yesi” o la “mami” como le decían algunos, producto de los consejos y llamados de atención sin filtro que hacía a diario. El locker se cerró con llave y se puso un cinta negro tipo flor acompañado de una calcomanía-que fabricó una vecina del cuartel-que representa a Muñoz como una heroína. Arriba aún quedan rastros de las velas que se prendieron y algunas de sus pertenencias como gafas de sol, una tasa de mate y un pañuelo.

Este mini santuario fue armado por los bomberos más cercanos, quienes compartían un grupo de whatsapp llamado “Amistad Verdadera” en el que también participaba su marido y “cofrade” Patricio Amaya. Todos realizaron una ceremonia de despedida íntima el sábado en la noche en el cuartel.

El casillero de Yesenia Muñoz ahora es un lugar de rito para orar por su descanso y pedirle que cuide a sus compañeros mientras enfrentan las dificultades climáticas en la zona.

Así lo recuerda Cecilia Flores, capitana de la Octava Compañía de Bomberos de Coronel y amiga de Muñoz por más de 15 años: “Casi de madrugada, el grupo se quedó y le cantamos a su alrededor todos de las manos”.. La primera canción entonada fue “Un amigo es una luz”, de Los Enanitos Verdes para cerrar con “Nube Viajera” del mexicano Alejandro Fernández.

“Aún no puedo creer esta pesadilla. Fui una de las primeras en saber del accidente y altiro se apoderó una sensación negativa en mí. Cuando me confirmaron su fallecimiento me desorienté, me tuvieron que venir a buscar”, dice Flores, quien además trabaja como radiocontraladora en la Comandancia en Lota.

La voluntaria dice que siempre que se juntaban la rutina era la misma: cigarro, cafés premium que sólo ofrecía para sus amigos más queridos y música. Muñoz también tenía varios gustos musicales como el heavy metal. “Le encantaba el grupo español Mago de Oz, incluso nos sorprendimos pues la banda le dedicó unas palabras a la Yesi, tras conocer su muerte”, dice Flores.

La banda española rindió homenaje a Yesenia Durán, quien era fanática de la agrupación como ellos lo informaron.

La capitana de bomberos cuenta que su amiga “del alma” tenía otros dos hobbies: andar en bicicleta en los cerros y bordar. De hecho, este último pasatiempo lo había aprendido hace poco y de forma autodidacta.

“Dios puso en mi camino una amistad muy hermosa. Y yo siempre le decía eso. No somos sangre, pero somos de corazón”, comenta con tristeza Flores, quien siente que debe recuperarse rápido para ayudar a Patricio y sus tres hijos, de acuerdo al rol de madrina de matrimonio que Muñoz le encomendó. A futuro la idea es poder cumplir el sueño que tenían de viajar con el grupo de amigos a conocer Perú.

Homenajes Póstumos

El director de la Tercera Compañía de Bomberos de Coronel, Ulises Espinoza, sin decirlo, da luces de que Yesenia Muñoz era una suerte de mano derecha en la organización y administración de la bomba. Cuando había algún desacuerdo entre los voluntarios, la “Yesi” lo ayudaba a destrabar la situación o a generar estrategias para que todos los “zapadores” quedaran conformes.

Y en uno de los principales proyectos que ayudó a trabajar es en el diseño de la nueva casa de la Compañía. Espinoza cuenta que llevan cinco años en estas labores, entre reuniones e ideas de construcción y que hace poco fueron aprobados los recursos para la realización de este sueño. Solo falta que el Gobierno Regional traspase los recursos a la Municipalidad de Coronel que se encargará de la licitación y construcción.

El alcalde Boris Chamorro señala estar muy dolido: “Con Yesenia nos abrazamos hace un mes cuando celebramos la aprobación de este nuevo cuartel. Toda la comunidad estaba muy emocionada y con esta triste noticia, golpea al alma de Chile”.

Yesenia era tan comprometida con su institución que decidió casarse con Patricio Amaya, también voluntario, en su querido cuartel de bomberos, en junio de 2017.

Chamorro no dudó en sugerir al director Espinoza que el nuevo cuartel lleve el nombre de Yesenia Muñoz. “Se lo merece, porque era un gran líder para su comunidad”, dice el alcalde, quien instruyó que se suspendieran todos los carnavales y festivales de verano, para que ese dinero fuera en aporte a los bomberos de Coronel, pues el terremoto de fuego ha gastado parte importante de sus recursos.

Por mientras, los “cofrades” de Yesenia Muñoz saben que deben dar vuelta la página rápido. La emergencia aún persiste y las llamas se acercan cada vez más a Coronel. Sólo el jueves en la tarde noche las alarmas se activaron varias veces por la quema de pastizales en el cerro Yobilo.

Mientras el fuego ilumina los bosques, una gran cosa cambió: ahora los voluntarios podrán encomendarse a Yesenia Muñoz, segunda mártir de la Tercera Compañía de Coronel, antes de salir y volver a luchar contra los incendios que siguen devastando la zona.

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