Brasil: Esposas de Bolsonaro y Lula se toman la campaña presidencial

La gente pasa frente a los materiales de la campaña presidencial que representan al exmandatario de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva y al Presidente Jair Bolsonaro en el primer día de campañas políticas, en Brasilia, el 16 de agosto de 2022. Foto: Reuters

Michelle Bolsonaro y Rosângela da Silva, más conocida como Janja, han ganado protagonismo, con el objetivo de captar el voto de las mujeres y los evangélicos de cara a las elecciones del 2 de octubre.


Después del desfile del Bicentenario de la Independencia de Brasil, el 7 de septiembre pasado, el Presidente Jair Bolsonaro hizo una comparación entre la primera dama, Michelle Bolsonaro, y Rosângela da Silva, Janja, esposa de Luiz Inácio Lula da Silva, su principal rival en las elecciones presidenciales del próximo 2 de octubre. En el discurso en la Explanada de los Ministerios, en Brasilia, el mandatario destacó que su esposa es una “mujer de Dios”.

Otrora discreta acompañante de Bolsonaro, la primera dama ganó protagonismo en la campaña para retener a evangélicos y asumir la difícil tarea de atraer el elusivo voto femenino. Pero Michelle no es la única cónyuge que ha asumido un papel activo de cara a unas elecciones que se prevén muy polarizadas. Janja, la esposa del favorito de la carrera, también tiene cada vez más presencia en la campaña.

Hasta hace poco, a la esposa de Bolsonaro, una ferviente evangélica, se le atribuía una silenciosa influencia en el gobierno, sobre todo en el nombramiento de un pastor presbiteriano como ministro de Educación y del primer magistrado evangélico en la Corte Suprema. Pero cuando el mandatario, de 67 años, lanzó su campaña hace un mes, Michelle, de 40, adoptó un papel estelar, destaca France Presse.

Jair y Michelle Bolsonaro durante un evento en Río de Janeiro. Foto: Reuters

Presentada por Bolsonaro como “la persona más importante” en un acto en Juiz de Fora -la misma localidad de Minas Gerais donde el ahora mandatario fue apuñalado durante la campaña de 2018-, la fotogénica primera dama arengó a centenares de seguidores, con alabanzas a Dios y ataques a los “enemigos” del gobierno que suscitaron igual o incluso más entusiasmo que el discurso del ultraderechista. En julio, en otra intervención en Río de Janeiro, Michelle calificó a Bolsonaro de “elegido de Dios” para salvar a Brasil y defendió que su esposo fue el “presidente que más leyes sancionó para proteger a las mujeres”, por ejemplo, con mejoras en salud.

Nacida en Brasilia, Michelle conoció a su esposo, en aquel momento legislador, mientras trabajaba como secretaria en el Congreso y luego se incorporó a su despacho. Aunque Michelle apenas apareció en su campaña presidencial de 2018, Bolsonaro invocó regularmente al padre de su esposa, un chofer de colectivo del noreste de Brasil, para pulir sus credenciales con los votantes de la populosa y pobre región, destaca el Financial Times. Este año la puso en primer plano. “La persona más importante en este momento no es el Presidente de la República. No es el candidato a la presidencia. Es la señora Michelle Bolsonaro”, dijo a sus partidarios el mes pasado, con la primera dama a su lado.

“Michelle Bolsonaro es evangélica y siempre ha tenido influencia en el gobierno de su esposo por sus valores y, obviamente, por la importancia que le da el presidente a la agenda de las costumbres, una agenda de carácter conservador. Además, es una gran apuesta de la campaña de Bolsonaro para reducir el rechazo que tiene en el segmento femenino del electorado”, comenta a La Tercera Rodrigo Augusto Prando, cientista político de la Universidad Presbiteriana Mackenzie de Sao Paulo.

Lula y Janja en una reunión del Grupo de Puebla. Foto: AFP

“La trayectoria política de Bolsonaro está plagada de frases sexistas y misóginas, así como constantes ataques a periodistas, mujeres que lo cuestionan y que son respondidas de manera poco elegante y alejado de lo que se espera de un Jefe de Estado. Así, por este aspecto de la personalidad de Bolsonaro, la imagen de Michelle ha sido explorada como una forma de reducir el rechazo al presidente en el electorado femenino”, agrega el académico.

En la misma línea, Sylvio Costa, periodista brasileño y fundador del periódico especializado Congresso em Foco, dice a este medio que “Bolsonaro paga el precio de una larga historia de actos y declaraciones misóginas, que incluyen innumerables episodios de agresiones verbales contra periodistas y la amenaza de agresión física a una diputada federal, a quien dirigió una famosa frase. Dijo que no la violaría porque era demasiado fea para eso”. “Ampliar al máximo la participación de la tercera esposa en su campaña ha sido una de las respuestas del presidente. La mujer de 40 años es un importante punto de conexión tanto con las mujeres como con los evangélicos, que representan más de un tercio de los electores aptos para votar el 2 de octubre”, señala.

Entre las votantes femeninas -que representan el 52,65% del electorado, Bolsonaro está por detrás de Lula en 17 puntos porcentuales (46%-29%), en comparación con un déficit de 12 puntos porcentuales entre todas las categorías de votantes (45%-33%), según la última encuesta de Datafolha.

Otro objetivo es consolidar el apoyo de Bolsonaro entre los votantes evangélicos, que representan alrededor del 30% del electorado. Aunque estos votantes tienden a simpatizar con la retórica del presidente sobre los valores familiares tradicionales, Lula se disputa cada vez más su apoyo, asegura Financial Times.

“Bautista, ella y Bolsonaro se presentan como protagonistas de una misión divina: la lucha del bien (la pareja y sus aliados) contra el mal (Lula y la oposición en general), en nombre de la familia y la libertad”, señala Costa a La Tercera. Y añade: “El discurso de ‘defensa de la familia’ suena convincente para millones de personas que desconfían del compromiso del Partido de los Trabajadores (PT, de Lula) y de los demás partidos opositores con la preservación de los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros y personas que siguen otras orientaciones sexuales”. “Michelle es una de las portavoces más eficaces de esta narrativa”, destaca.

La primera dama de Brasil, Michelle Bolsonaro, hace gestos durante un desfile militar para celebrar el Bicentenario de la Independencia de Brasil, en Brasilia, el 7 de septiembre de 2022. Foto: Reuters

Y las encuestas lo comprueban. Desde el inicio de la campaña, Bolsonaro extendió su ventaja y actualmente tiene 49% de las intenciones de voto entre los votantes evangélicos, frente a 32% para Lula, según Datafolha. Sóstenes Cavalcante, líder de la bancada evangélica en la Cámara Baja, dijo que la participación de Michelle en la campaña también era importante para atraer a los habitantes del noreste del país, dado su origen familiar.

Janja en Rock in Río

Rosângela da Silva, por su parte, ha tomado un rumbo diferente. Conocida como Janja y con 56 años de edad, la tercera esposa de Lula es militante del Partido de los Trabajadores desde 1983. “Conoció a Lula cuando hacía campaña por su liberación de prisión, en Curitiba, donde permaneció 580 días preso. Socióloga, con un MBA en Gestión Ambiental, llevó una vida casi anónima hasta que se casó con el expresidente en mayo de este año”, apunta Sylvio Costa.

Según el Financial Times, Lula enmarcó su matrimonio con Janja como un símbolo de su compromiso con el “amor”, que quiere restaurar en Brasil después de los años de lo que él llama el “odio” de Bolsonaro. Pero los analistas políticos consideraron la medida como una forma de rechazar los crecientes ataques conservadores de que el expresidente, que apoya los derechos LGBT+, no cree en las familias tradicionales.

Al respecto, Malu Gatto, profesora de política latinoamericana en el University College de Londres, dijo a este último medio: “(La boda muestra) que Lula también forma parte de una familia; tiene un matrimonio tradicional. Es reforzar esta idea de Lula como una persona que valora la familia”.

Lula da Silva con su esposa Rosângela da Silva, durante el mitin "Todos Juntos pelo Rio Grande do Sul" en Porto Alegre, el 16 de septiembre de 2022. Foto: Reuters

Asimismo, Costa señala que “Janja fue responsable del acercamiento entre Lula y la ‘celebridad’ brasileña más famosa, la cantante Anitta, que ya declaró su voto por el petista. También circuló con soltura en los últimos días entre los miles de jóvenes presentes en el Rock in Río, y construyó relaciones cada vez más sólidas con artistas, intelectuales, periodistas, académicos, segmentos, de hecho, de los más atacados por las críticas a los bolsonaristas, que los pintan como parte de la gran conspiración para la corrupción y el comunismo”.

“Janja, dos décadas menor que su compañero, también ayuda a Lula a afrontar otra crítica frecuente, que es su edad (76 años). El propio candidato cita la relación como muestra de su vitalidad y también de la convicción de que, al final, el amor (simbolizado por la pareja Lula-Janja) vencerá al odio que Bolsonaro suele instigar contra los adversarios”, apunta el fundador de Congresso em Foco.

Y Rodrigo Augusto Prando agrega: “Su presencia junto a Lula puede verse como un aire de renovación y, también, de una presencia femenina en la campaña. También está el hecho de que, en ocasiones, los líderes históricos del PT se sintieron incómodos con el papel protagónico de Janja en diversas situaciones”. En ese sentido, la agencia Folhapress señala que, si bien la socióloga “ganó cada vez más notoriedad dentro y fuera del comité electoral del PT” y su “protagonismo trae elogios”, “también genera malestar entre los aliados del candidato presidencial”. Según miembros del PT, Janja “dice lo que piensa, pero no impone su propia visión. Las intervenciones generan críticas desde un ala de la campaña, que denuncia que es ‘invasiva’”.

“Comparadas con el papel que desempeñaron otras esposas de candidatos en la época de la redemocratización brasileña (1985 en adelante) es claro que mujeres como Michelle Bolsonaro y Janja tienen un papel electoral más visible y de mayor exposición en los medios de comunicación y en las estrategias partidistas”, comenta a La Tercera Rafael Duarte Villa, doctor en Ciencias Políticas y Profesor Asociado del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Sao Paulo. Sin embargo, el académico relativiza su “real contribución”. “Creo que hay una cierta exageración sobre si la participación de ellas en la campaña tiene un impacto fuerte. No es sólo la pauta de género que define el voto de las electoras. Consideraciones sobre bienestar de vida -situación socioeconómica- pueden ser mucho más importantes”, plantea.

Además, Duarte Villa sostiene que el impacto de la intervención de ambas en la campaña electoral (para influenciar un cambio del voto) “es limitado por el hecho de que casi 80% de los electores, según indican encuestas electorales, parece ya haber definido por quién votará, lo que significa una casi cristalización del voto, dando poco margen para que el discurso de cualquier esposa de candidato opere cambios fuertes en la voluntad manifiesta del elector”.

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