Después de 23 años en distintas prisiones de Perú por una condena de terrorismo, el mirista de 60 años vuelve donde comenzó su historia, una cargada de ideales, pero también de violencia. Ya sin armas en la mano, habla de los aciertos y los errores de su vida como revolucionario.
F. Siredey
19 nov 2016 05:01 PM