Pablo Squella: "Llegaban a los hoteles tranquilamente y te ofrecían pastillas, anabolizantes"

Squella
Squella revive una imagen de su propio archivo y que salió publicada en La Tercera del 22 de noviembre de 1982.

El ministro de Deportes aceptó vestirse de atleta para recordar los 35 años que se cumplen hoy (y mañana) de los récords de 400 metros y 400 metros vallas que estableció en 1982 y que aún permanecen como mejores marcas nacionales en categoría juvenil. Eran tiempos de dopaje oculto, pero evidente, como afirma en la entrevista.



El Nacional es como la casa de Pablo Squella. Ahí hizo sus primeras competencias, ahí batió el 20 de noviembre de 1982 un récord de Chile (400 metros, con 46"20) y el 21 otro (400 vallas, con 50"31). Por eso acude al llamado de eldeportivo vestido para la ocasión para recrear y repasar dos efemérides personales que 35 años después aún se mantienen como récords juveniles nacionales. Sabe que la producción está pactada para publicar hoy, pero el ahora político decide saltarse el compromiso y comparte a través de sus redes el montaje fotográfico al que se había prestado para este medio. Primero con un tuit el mismo jueves (lo borró tras ser advertido por su jefe de prensa). Y luego, el sábado. ¿Despiste, torpeza o maldad?

¿Son su mayor orgullo como deportista? Porque también tiene otros récords adultos vigentes...

Sí, por lo que significaron en ese momento. Batir los dos récords de Chile adultos en el Orlando Guaita, un estadio lleno, con marcas muy buenas. Una de ellas fue número uno del mundo en categoría junior, la de 400 vallas. Y la de 400 planos fue número cinco del mundo ese año. Y eso me catapultaba a nivel internacional, me abrió las puertas para conseguir la beca en la Universidad de Texas. Sólo Claudio Romero y yo hemos podido ser número uno del ranking mundial en categoría menores.

¿Ya era conocido antes de ese día?

Bastante. Los noticiarios hacían un resumen del torneo del fin de semana, aproximadamente unos cuatro minutos de cobertura. Ahora es impensado, Había oportunidades en que en las noticias daban la carrera completa. Había deportistas históricos que han marcado pauta, como Ulloa, Schneider, Gert Weil, Mónica Regonesi, Aguilar.

¿Esperaba tan buena actuación ese fin de semana?

Sí. La semana previa hice mis mejores marcas en 300 metros y también buenas pasadas en 400 vallas. Sólo con la marca de los 300, 32"6, se proyectaba una gran marca en 400, y las vallas como corolario. Pero no lo tenía como meta. Las marcas salen solas, son producto del momento, de tu preparación, de las ganas de ese día. Yesos dos días, andaba con muchas ganas de correr. Tenía delante mío a los dos recordistas sudamericanos.

¿Por qué cree que no se han batido sus récords juveniles?

Porque son muy buenos. Son realmente buenos. Los logré tras tres temporadas de entrenamiento en concentraciones de verano, fue una progresión: bajé de 51... a 48"8, luego 47"3, y a 46"2. Y también había mucha competitividad. Adultos que me permitían proyectarme para tratar de vencerlos.

¿Y los récords adultos de 800 y 4x400 por qué no se han batido?

Eso es más complicado, porque si bien 400 y 400 vallas son pruebas consideradas de velocidad, los 800 es una carrera que requiere una preparación mucho más científica. Ahí hace falta más trabajo.

También eran tiempos los suyos de dopaje descontrolado. ¿Cómo se veía el dopaje en los 80 no sabiendo lo que se sabe hoy?

Era un tema oculto. Pero uno se daba cuenta siguiendo la actuaciones de algunos de los rivales más cercanos. Las mejoras eran demasiado sustantivas de un año para otro como para haberlo logrado de manera natural.

¿Sudamericanos o de Europa Oriental?

A nivel mundial. Era usual recibir alguna proposición para comprar pastillas, anabolizantes, principalmente. Llegaban a los hoteles de competencia, se paseaban tranquilamente. Y te ofrecían.

¿Qué diferencia ve con el atletismo de hoy?

El público de la época era mucho más instruido en atletismo. A pesar de que había menos información. Pero existían revistas, cobertura de prensa escrita, radial y televisiva, y la historia de los más históricos estaba más reciente. Últimamente, a pesar de existir muchos medios disponibles para conocer la historia del atletismo no se aprecia eso. Pero igual la mayoría de los récords de aquella época ya se han batido.

¿Los suyos?

Claro, el adulto de 400 lo batió Sebastián Keitel como en 1998, y luego, hasta hoy, Ricardo Roach (45"92), que fue preparador físico de los recientes campeones sudamericanos sub 17 de básquetbol. Y el de 400 vallas lo batió Carlos Zbinden (49"72) en una gira en que iba yo a cargo, en Madrid.

También se cumple un aniversario de su designación ministerial.

Exacto, el 18 de noviembre.

¿Qué balance hace?

Contento, tranquilo.

¿Se proyecta en carrera política?

No. Yo soy un hombre de Estado, asumí este gran desafío con el que me benefició la Presidenta, estoy muy contento por ello y por estar trabajando hasta el 11 de marzo.

¿Y cómo ve el 12 de marzo?

Muy positivo, un día despejado...

¿Este año ha podido entrenar?

No, muy poco. Sólo los partidos de fútbol de los viernes con compañeros del Nacional y el CAR, siempre que mi gabinete lo permite.

¿Algo de ejercicio en la mañana?

Cuando se puede. Y los fines de semana, trotar un poco, hacer pesas. Me mantengo. Y la alimentación, tratar de no participar en muchos cócteles. En un cargo de esta envergadura obviamente hay muchos. Trato de tomar lo menos posible, eliminé casi por completo las bebidas cola, pero mantengo sí el vaso de vino al día.

¿Ninguna posibilidad entonces de haber participado en el Sudamericano Master que se hizo hace unos días aquí mismo?

Quizás en el lanzamiento de la bala... Pero en mis pruebas se requiere mucha preparación.

¿Quiere volver a competir?

El próximo año entro a la categoría de 55 años. Sería el más joven de la categoría. En septiembre del próximo año hay un Mundial en Málaga, así que voy a tener tiempo para prepararlo. Hay que fortalecer tendones, musculatura.

¿Competiría en vallas?

Sí, 800 es muy complicado. Prepararlo requiere mucho trabajo de kilometraje. Es más duro que preparar vallas.

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