Los cuatros años que le esperan al deporte ruso

Si se cumplen las sanciones impuestas por la Agencia Mundial Antidopaje al deporte ruso, no se verá por cuatro años una bandera de ese país ni se escuchará su himno, pero sí se verá a sus deportistas en competencia. Y eso, sin contar las posibles demandas individuales que podrían socavar más el impacto real de la suspensión.

El asunto no es nuevo para los rusos. Ya en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang 2018 hubo 168 "deportistas olímpicos de Rusia" (dos de los cuales arrojaron positivo en controles de dopaje). Esa vez, el Comité Olímpico Internacional (COI) fue criticado por dejar que los uniformes tuvieran colores rusos y su nombre no fuera "Atletas Olímpicos Independientes", como había ocurrido en algunas citas previas.

Ha habido equipos con denominaciones distintas a países, pero casi siempre ligados a problemas políticos. Como el Equipo Unificado que participó en Barcelona 1992, cuando la URSS se estaba desintegrando, misma cita que tuvo a un Equipo Independiente, conformado por deportistas de Yugoslavia, nación sancionada internacionalmente por la guerra.

En Sydney 2000 desfilaron como Independientes atletas de Timor Oriental, así como los de Curazao y Sudán del Sur, en Londres 2012 y de Kuwait en 2016, por un castigo por intromisión gubernamental en el deporte. En Río de Janeiro también hubo un team de Refugiados.

Tal vez el deporte que sanciona más duramente el dopaje sea el levantamiento de pesas, que castiga a las federaciones locales con la suspensión total si tienen un alto número de positivos en un año. Pero ahí los deportistas "limpios" no pueden participar, como sí lo podrán hacer los rusos que acrediten esa condición.

La FIFA, así como otras federaciones de deportes colectivos, deberá decidir qué hacer si Rusia clasifica al Mundial, pues allí solo participan equipos que representen a asociaciones de fútbol.