El pupilo más aventajado de Marcelo Bielsa que toma la posta de la Roja: las diferencias entre el estilo de Eduardo Berizzo y su gurú

Berizzo y Bielsa en la época en que trabajaban juntos en la Roja. (Foto: Pedro Rodríguez)

El ex zaguero central, referente del Newell's Old Boys que construyó el rosarino a comienzos de la década de los noventa, inició su carrera como técnico de la mano del ex técnico del Leeds United, con quien llegó en 2007 para asumir la conducción de la Roja, a la que llevaron al Mundial de Sudáfrica. Por ese entonces, compartía la forma de juego. Con el tiempo, sin embargo, fue mutando a un sello propio, con marcadas distancias respecto del que identifica al Loco.



Eduardo Berizzo es uno de los pupilos más aventajados de Marcelo Bielsa. Probablemente junto con Gerardo Martino, quien llegó a dirigir al Barcelona y Mauricio Pochettino, quien tiene a su cargo el multimillonario PSG, con Lionel Messi a la cabeza. Los tres, de hecho, eran puntales del Newell’s Old Boys que, a comienzos de los noventa, se atrevió a discutir la supremacía de los grandes del fútbol argentino y hasta a ganar un título en La Bombonera, ante Boca Juniors, en una hazaña que llegó hasta a inspirar canciones y que transformó al Loco en ídolo rojinegro. El Toto era uno de los centrales de esa escuadra y, también, uno de los jugadores que más le prestaba atención a sus charlas técnicas. Ahí, aunque le quedaba una carrera completa como futbolista por hacer, que incluyó exitosos pasos por Colón, River Plate, el Celta y el Cádiz, el flamante entrenador de la Selección comenzó a hacerse la idea de que, después de jugar, sería técnico. Y que una de sus principales referencias sería, precisamente, la del técnico que tenía enfrente.

Chile los volvió a unir. En 2007, después del sonado fracaso en la Copa América que se disputó en Venezuela, que incluyó serios actos de indisciplina que fueron bautizados como el Puerto Ordazo, la dirigencia de la ANFP, que encabezaba Harold Mayne Nicholls fue a buscar a Bielsa. El estratega aceptó e invitó a Berizzo para que lo acompañara en la aventura. Fue en esas charlas que el Loco le recomendó que aprovechara la experiencia con miras al paso que, naturalmente, tendría que dar con el paso del tiempo: convertirse en entrenador principal. Berizzo lo escuchó y atendió. Y en el tiempo en que estuvieron juntos aprovechó para absorber conocimientos e internalizar una metodología especial. “Me invita a trabajar con él en la Selección de Chile. Era mi primera experiencia y para mí era todo novedoso. Aprendí y crecí”, dijo hacer un tiempo. Y agregó: “Podría decir que para mí es una gran referencia, jugué sus ideas de entrenador y me gustaba jugarlas porque me hacían sentir un futbolista mejor, más valioso, importante y después me gustó adquirir sus ideas en la dupla técnica porque son ideas con convicción, con argumentos y muy sostenidas”.

Bielsa en el Newell's de 1990, con pupilos como Pochettino y Berizzo.

Las diferencias

Sin embargo, quien espere a que la Roja de Berizzo juegue igual a cómo lo hacía la escuadra que dirigía Bielsa en los albores de la Generación Dorada se llevará una gran sorpresa. Del ataque vertical de los tiempos del rosarino y de los primeros pasajes de la gestión de Sampaoli, hay que olvidarse, por mucho que haya costado hacerlo en los pasos de Juan Antonio Pizzi, Reinaldo Rueda y Martín Lasarte. Basta remontarse a los partidos en los que, siendo seleccionador de Paraguay, enfrentó a la Roja. En ellos, como parte de una estrategia bien pensada, que reflejaba el conocimiento profundo de la escuadra que había ayudado a formar, el Toto le cedió el campo a la escuadra dirigida por Machete. En la Copa América de Brasil, por ejemplo, liberando a Francisco Sierralta para que se transformara en el encargado de iniciar la salida chilena, con la consiguiente falta de claridad en esa faena. El plan resultó, pues la Albirroja, además, aprovechó sus llegadas y se impuso por 2-0, con goles de Braian Samudio y Miguel Almirón. En las Eliminatorias, eso sí, Machete se tomó revancha y lo venció en San Carlos de Apoquindo.

Ambos encuentros sirven, de todas formas, para observar las diferencias entre ambos modelos. Desde el punto de vista estratégico, está claro que es impensable que Bielsa repliegue a sus escuadras, renuncie a la presión alta o ceda notoriamente el control del balón. Los tres delanteros fueron un elemento intransable de su propuesta en Chile y los ajustes se producían entre la defensa y el mediocampo, donde podía sumarse o restarse a un jugador. En el caso de Berizzo el dispositivo defensivo puede fortalecerse sin miramientos. Basta remontarse a las imágenes más recientes de sus partidos contra la Roja. En el choque en que Paraguay se impuso en Brasil, utilizó dos líneas de cuatro hombres en la defensa y el mediocampo y dos delanteros. En el enfrentamiento eliminatorio de octubre, en San Carlos de Apoquindo, varió el planteamiento a un 4-2-3-1 y perdió 2-0: anotaron Ben Brereton y Mauricio Isla.

Bielsa y Berizzo, en un entrenamiento de la Roja. (Foto: Pedro Rodríguez)

Otra mirada del juego

Cristián Basaure, comentarista en TNT Sports, recurre a un recuerdo para graficar las diferencias. “En algún momento, en el inicio de su carrera, lo quisieron traer a Audax Italiano, por la cercanía que tenía con Bielsa. En ese tiempo, más que desmarcarse, ponía los límites. Decía que tenía otra mirada del juego. En sus equipos en general, va en otra línea. Más que asociado al sistema de juego, lo de Bielsa está más supeditado a la mecanización de movimientos tácticos y lo de Berizzo es más flexible”, explica.

A Berizzo le importa el trabajo defensivo, por su experiencia como futbolista también. Y después ha jugado varios sistemas. Un aspecto importante son los jugadores que van por fuera, que son atacantes o defensores dependiendo de si su equipo tiene el balón o no. Su mejor versión fue en el Celta”, añade.

En el mismo sentido, advierte del sello de las escuadras del Toto. “El elemento diferenciador son las transiciones. Intenta que sus equipos sean de transiciones rápidas. Busca que sus equipos se organicen detrás de la línea del balón. Y ofensivamente no son equipos que tengan grandes cifras de posesión. Seguramente va a intentar que Chile sea un equipo de transiciones rápidas”, proyecta.

Eduardo Berizzo
Berizzo, en su paso por Paraguay.

Una cercanía que puede jugar en contra

El objetivo de la llegada de Berizzo es consolidar la renovación de la Roja, considerando que la Generación Dorada va, por una cuestión etaria y de rendimiento deportivo, en retirada. Sin embargo, esa sola consideración le puede generar más de algún conflicto interno. En la época en que acompañó a Bielsa, el Toto era el nexo entre el entrenador y el plantel. Por ende, se trataba de uno de los miembros del cuerpo técnico en que los integrantes de la incipiente camada que vendría a cambiar la historia del fútbol chileno más confiaban. La relación entre ellos se parecía bastante a la amistad.

Ahora, en cambio, el escenario es distinto. Como entrenador principal, el vínculo será, necesariamente diferente. “El ayudante tiene otra relación con el futbolista. Y después porque tiene otra experiencia. El rol de entrenador empodera mucho más e implica otro tipo de problemas. Seguramente, Berizzo tiene la misma calidad humana, pero ahora le tocará decidir”, plantea Basaure.

La última tarea no es menor. En el marco de esa prerrogativa, a Berizzo le corresponderá decidir el futuro en la Roja de muchos de los jugadores que ayudó a formar y, eventualmente, promover a sus sustitutos. Esa es, precisamente, una de las principales obligaciones para las que fue llamado por el directorio que encabeza Pablo Milad.

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