“Corro Corro”: el jaque mate de los hinchas de Boca Juniors a los de Colo Colo

La rivalidad entre Colo Colo y Boca Juniors ha dado para diversas interpretaciones. En el lado albo, por ejemplo, hay quienes la consideran como un clásico, basados en el álgido enfrentamiento que ambos equipos protagonizaron en la semifinal de la Copa Libertadores de 1991. Hace un par de semanas, Daniel Morón, entonces arquero del Cacique y actual gerente deportivo albo, validó el concepto, que había sido descartado años antes por una leyenda xeneize: Martín Palermo.

La intensidad con que se vive el duelo motivó que en Santiago se agotara rápidamente el limitado aforo del Monumental y, esta semana, que un gran número de simpatizantes albos viajara a Buenos Aires para apoyar al equipo de Gustavo Quinteros en el paso por La Bombonera, uno de los reductos más difíciles de Sudamérica.

En la capital argentina, hubo fanáticos que protagonizaron desórdenes. Los más notorios fueron los intentos por ingresar a la fuerza al recinto, debido a que el número de viajeros superó con creces el de las localidades que se le habían asignado al público visitante. Los más exaltados, incluso, prendieron fuego en algunos sectores en señal de protesta. La intervención policial logró controlar los excesos.

En la antesala del encuentro, de hecho, ya hubo enfrentamientos con hinchas xeneizes en las inmediaciones del recinto que lo albergó, uno de los principales sitios de atracción turística de la ciudad y donde todo gira, precisamente, en torno a Boca. En inferioridad numérica frente a los locales, que son reconocidos como una de las hinchadas más peligrosas de Argentina y del continente, los barristas albos se vieron en la obligación de replegarse. Esa acción provocó la curiosa modificación al nombre del club albo que ahora se toma las plataformas sociales: Colo Colo pasó a ser Corro Corro.

La denominación ha causado la hilaridad de los aficionados transandinos y hasta de chilenos, principalmente seguidores de Universidad de Chile, el archirrival albo.

Durante el partido también hubo manifestaciones desde una hinchada a otra. Los transandinos corearon a viva voz “el que no salta es un inglés”, en relación al apoyo chileno a los europeos en la disputa que mantuvieron por Las Malvinas, un rencor histórico que cada cierto rato, y más aún en el folclor futbolístico, revive entre los habitantes del país vecino.

Los hinchas del Cacique, en tanto, también hicieron lo propio: a sabiendas de las dificultades que atraviesa la economía argentina, que registra una alta inflación y una fuerte devaluación de la moneda local, exhibieron billetes de las denominaciones más altas que circulan en ese país e incluso lanzaron algunos al aire a modo de papel picado, en una presunta manifestación de poderío.

Todas las acciones concentraron la atención de la prensa argentina, que informó profusamente del comportamiento de los chilenos que visitaron Buenos Aires y que, por cierto, tomó cuenta de los excesos que protagonizaron antes, durante y después del compromiso.