A 20 años del título de Cobreloa en Macul: la trastienda de la única final que Colo Colo ha perdido en el Monumental

Nelson Tapia y Fernando Cornejo posan con el trofeo en el estadio Monumental.
Nelson Tapia y Fernando Cornejo posan con el trofeo en el estadio Monumental.

Luego de un polémico empate 2-2 en Calama, albos y nortinos llegaban a Macul con la expectativa de ser campeones. Hasta el 21 de diciembre de 2003, el Cacique nunca había perdido la corona jugando en su casa.



Colo Colo y Cobreloa animan uno de los partidos más atractivos del fútbol chileno. Una rivalidad “joven”, nacida en los 80, que a principios de siglo vivió sus episodios más emblemáticos. Un encuentro que para muchos es clásico y que, dicho sea de paso, volverá a darse en la Primera División durante el año que viene. Este jueves, ese compromiso celebra uno de sus capítulos recordados.

El 21 de diciembre de 2003 es una fecha marcada en el calendario del balompié criollo. Para el elenco de Calama, quizás el recuerdo más alegre de su rica historia. Para el cuadro de Macul, un partido que quisieran olvidar. Ese día, los naranjas vencieron a los albos por 2-1 en el estadio Monumental. Era la final de vuelta del Torneo Clausura 2003. Por primera vez, Cobreloa era bicampeón. Por primera vez también, Colo Colo perdía una final en su casa, frente a su gente y con las gradas colmadas.

Claro que la definición ya se venía jugando desde hace varios días. Fue un compromiso caliente. Con mucha pimienta. La ida se había jugado en el viejo estadio Municipal de Calama (hoy rebautizado como Zorros del Desierto). Un 2-2 tenso, que terminó con una pelea a golpes entre jugadores de ambas escuadras en el túnel rumbo a camarines. En el campo de juego fue una paridad que el Cacique vivió como triunfo.

La formación de Cobreloa en la final de vuelta del Clausura 2003.
La formación de Cobreloa en la final de vuelta del Clausura 2003. Foto: @Cobreloa_SADP - X

Jaime González abrió la cuenta para el local, Marcelo Espina empató para el forastero. Luego volvieron a adelantarse los nortinos, con un tanto de penal de Fernando Cornejo. Sin embargo, en una de las últimas acciones del partido, David Henríquez puso la paridad definitiva. Era un encuentro diferente al que se había disputados seis meses atrás en la misma cancha, cuando Cobreloa alcanzaba su sexta estrella. Ahora los capitalinos salían vivos de la región de Antofagasta.

Tras el choque, Espina le realizó un gesto con sus manos a la parcialidad local. Eso encendió los ánimos. El capitán de los calameños, Cornejo, atinó a responderle con un golpe de palma en la nunca. Desde ahí todo fue en alza. “A mi me puteaban en mil idiomas”, se justificaría años más tarde el exjugador albo, al ser consultado por su provocación.

“Yo con Espina nos agarrábamos siempre, toda la vida. Nos golpeábamos y nos decíamos cosas”, rememoraba Rodrigo Pérez en diálogo con TNT Sports, mucho tiempo después. “Con Rodrigo nos agarrábamos en todos los partidos, era heavy. No con tantas patadas, pero mucho vocabulario. No sé si hoy se podría con las miles de cámaras que hay”, complementaba Espina.

“Lo bueno es que todo lo que pasó en ese momento, en ese partido, lo llevamos a la vuelta. Ahí era donde debíamos demostrar lo que éramos como equipo”, declaró Juan Luis González.

La charla de Garisto

El semestre para Luis Garisto había sido complicado. El estratega uruguayo se demoró en encontrar el equipo. De hecho, por grandes pasajes del certamen, no estaba logrando clasificar a playoffs junto a Cobreloa. Una eliminación en la fase regular por parte del campeón vigente era algo inédito. No obstante, sobre la recta final, las cosas mejoraron en la Provincia de El Loa y se metieron a la parte final de la temporada.

LUIS GARISTO
Luis Garisto, extécnico de Cobreloa, fallecido en 2017.

Allí los Zorros del Desierto volvieron a exhibir su mejor versión. Una más cercana a la que habían tenido con Nelson Acosta en la primera parte del año. Ya instalados en la final, el charrúa jugó un rol clave en el encuentro que se jugó en Pedrero. Garisto a esa altura sabía que era su último encuentro en la banca loína. Le había dicho a la dirigencia que, más allá de si lograba el título o no, volvería a su país. Ese era su segundo paso por Calama. Antes había estado como jugador, a fines de la década de los 70.

El plantel de Cobreloa recuerda la charla que tuvieron previo a la final. Un discurso que los sorprendió al escapar de los futbolístico. “Llega el profe Garisto y se disculpa. Dice que se quedó dormido. Como era medio pelado, tenía sus pocos pelos parados, y empieza a contar una historia. Un relato sobre unos chicos que en la calle estaban jugando a la pelota hasta que se les va lejos. Venía una persona agachada y le pegaron pensando que les estaba robando, hasta que se dieron cuenta que era un jorobado”, dio a conocer después de la final el Limache González. El singular relato cumplió su objetivo en los futbolistas.

“Pensamos que iba a hacer una charla muy táctica, de situaciones y momentos del juego. Pero no. Contó una anécdota que nos dejó a todos muy claros: si se la quieren llevar, que se la lleven pinchada”, explicó Rodrigo Pérez al Canal del Fútbol.

En la cancha, el 1-2 fue gracias a los goles de Luis Fuentes y Jaime González. Sobre el final descontó Silvio Fernández. Cuando Rubén Selman pitó el cierre, luego del segundo minuto de adición a los 90 reglamentarios, los jugadores de Cobreloa se acercaron al banco y se fundieron en un abrazo grupal con Luis Garisto.

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