Los secretos que cimentaron el fin de semana supersónico del maratón

Brigid Kosgei y Eliud Kipchoge

Sin detalle al azar. La comida, los descansos, el tiempo y la elección de las liebres mantener el ritmo de carrera. Eliud Kipchoge bajó las 2 horas en los 42 kilómetros y Brigid Kosgei rompió la marca femenina después de 16 años.



Ver la foto de los ganadores del maratón de Londres en abril de este año es como ver una profecía. El Príncipe Harry, flanqueado por Eliud Kipchoge y Brigid Kosgei, los dos keniatas que hicieron historia este fin de semana en la carrera más antigua.

Aunque no fue una prueba tradicional, Kipchoge se preparó más o menos igual que para las otras 14 que ha corrido en su vida. Con una pequeña gran diferencia: esta vez un equipo multidisciplinario lo ayudó a derribar por fin la tan anhelada barrera de las dos horas en los 42 kilómetros callejeros (1.59'40"02).

Todo comenzó en abril, cuando el magnate británico Jim Ratcliffe se puso en contacto con Kipchoge para plantearle el proyecto. El empresario, dueño de la petroquímica Ineos, en medio de protestas respecto a las emisiones que provocan sus instalaciones, comenzó a invertir en deporte. Además de este desafío, financia a un equipo de ciclismo que tiene como gran estrella al colombiano Egan Bernal, ganador de este año del Tour de Francia.

Se esperaba entonces que el experimento fuese en Londres. Pero ahí es donde entró por primera vez la tecnología. A través de un software se encontró el lugar perfecto y era en otro punto de Europa. Temperaturas bajo los 12 grados, pendiente casi nula y un parque cubierto por árboles, para dar la sensación de estar corriendo bajo techo. Lo más importante era que las autoridades pudieran entregar la zona con poca anticipación, pues la organización sabría solo días antes cuando sería el momento perfecto. Además de que esta vez el circuito tuviera acceso para público, a diferencia de Monza, en su anterior intento, el público debía apreciar el experimento.

Durante este tiempo el keniata ya comenzaba su preparación física y mental. Kipchoge tendría cuatro meses y medio para llegar en su mejor versión al desafío. La primera etapa de entrenamiento fue en su natal Eldoret, solo yendo al gimnasio a realizar ejercicios de step para cardio y un poco de musculación.

Ya en julio, la preparación se trasladó al campo de entrenamiento en el cual ha preparado su grandes hazañas. Patrick Sang, su técnico de toda la vida lo guiaría. Kipchoge y su equipo se levantaban a las 5 de la mañana, para tener dos entrenamientos al día. Uno de trote de distancias en el cual acumulaba cerca de 200 kilómetros semanales y otro de fortalecimiento muscular. Dentro de su equipo, estaba su mejor amigo Augustine Choge, su primera liebre confirmada y con quien compartía su habitación en Kaptagat.

En sus tiempos libres, el fondista disfrutaba de leer libros con temas deportivos, tales como la historia de la formula uno, como también una biografía de Muhammad Ali. La alimentación, en tanto, similar a la de cualquier atleta, alta en carbohidratos. Con la inclusión, sin embargo, del ungali, una masa a base de sémola de maíz.

A fines de agosto, la producción reunió a todas las liebres. En total, 41 atletas de elite que ayudarían a Kipchoge a mantener el ritmo durante la carrera. Se probó el auto eléctrico como una especie de liebre con ruedas, a velocidad crucero de 21 km/h. Los científicos a cargo descubrieron que en el modo crucero los autos van bajando levemente la velocidad cosa que podría perjudicar el récord de Kipchoge. También se probó la formación de las liebres y se concretó que la forma en V con dos atletas atrás era la óptima para que el escaso viento no afectara la corrida del keniata. De a poco empezaba a tomar forma lo que muchos denominan el doping tecnológico y que invalidaba el récord ante la IAAF.

Durante su entrenamiento en Kenia, un fisiólogo y nutricionista, Armand Bettoniel, estudiaba el comportamiento metabólico para poder proveerle durante la carrera la hidratación y nutrición precisa. Se emplearían pastillas de la marca sueca, Mauren. Esta empresa usa la tecnología para crear agua que se absorba más rápido, además le agrega carbohidratos a los líquidos para que los atletas se alimenten y energicen rápidamente. El mismo Bettoniel le iba a entregar la hidratación durante la carrera.

Kipchoge llegó a Viena cuatro días antes de la hazaña, nunca antes había estado en Austria. Ahí probó por primera vez las actualizadas Vaporfly Next%, que lo ayudarían durante la carrera. Algunos conocedores del tema tuvieron acceso a la patente de Nike y piensan que se trataría realmente de unas zapatillas llamadas Alphafly, por la mejora de su planta.

Un día antes, ya era oficial y los científicos confirmarían que la hora de partida iba a ser a las 8.15 am del sábado 12 de octubre. No había llovido en 24 horas, por lo que el pavimiento estaría perfecto. La noche anterior Kipchoge y su equipo se acostaron cerca de las 21 horas para tener el descanso óptimo. Sin embargo, el keniata se despertó nervioso a las 3 de la mañana. Después contó que no se pudo volver a dormir. Desayunó tipo 6 de la mañana, su clásica comida pre carrera, un plato de avena, y se dirigió al parque Frater. El mismo parque, sufrió unas leves alteraciones, pues los organizadores pidieron que los cruces con la calle fueran repavimentados para evitar un accidente.

Todo salió según el plan. Incluso mejor. Pues Kipchoge además de bajar la barrera de las dos horas, lo hizo con comodidad. Al finalizar el keniata comentó: "Iré a celebrar como todas las personas, con calma".

El otro hito

Un día después del momento histórico de Kipchoge, una compatriota daría también haría historia. Brigid Kosgei quebró el récord oficial del maratón femenino, una marca vigente hace 16 años. La africana paró el reloj en 2.14'04".

¿Por qué duró tanto el registro de la británica Paula Radcliffe? En ese maratón de Londres de 2003, ella pudo correr con marcapasos varones, cosa que no se pudo durante largos años después de ese evento. Por lo tanto se hizo un ranking diferenciado, con marcas femeninas realizadas con liebres femeninas, las cuales no lograban ser tan impresionantes como las de Radcliffe.

Desde este año, algunos de los majors del maratón, tal como Chicago, reinstauraron la medida de que las mujeres podrían recibir ayuda de hombres para lograr el ritmo adecuado. Y trajo sus recompensas, pues después de largos años caracterizados por el boom del running y del alza de las deportistas africanas, el registro por fin cayó. Kosgei estuvo acompañada hasta el km 39 de su liebre.

Además, se habla de un efecto Kipchoge. El keniata ha derribado el mito entre los grandes atletas, que apunta a que existe una barrera después de los 30 kms. a la cual difícil sobreponerse, por lo que solo hay que proponerse a luchar contra el cansancio. Kipchoge, y en parte el etíope Kensisa Bekele han demostrado que se pueden correr los 42,195 km completos, animando al resto de los maratonistas a hacer lo mismo.

Ahora solo queda esperar que Kipchoge realice la hazaña en una carrera oficial para que se consolide como la mayor leyenda de las carreras callejeras. Su compatriota Brigid Kosgei también está ahí.

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