Álvaro Uribe y las protestas en Colombia: “Nadie le está diciendo a la policía que dispare a matar”

El expresidente Alvaro Uribe (2002-2010). FOTO: REUTERS/Luisa Gonzalez/File Photo

El expresidente colombiano sostiene que en su país hay quienes “quieren una segunda Venezuela o una tercera Cuba”. Además, dice que las personas que promueven la violencia pretenden sacar a Iván Duque del poder. “Quieren que el Presidente renuncie o llevarlo a elecciones convertido en un títere de los violentos, lo cual nos parece muy grave”, sostiene en entrevista con La Tercera.


Desde que estallaron las protestas y la huelga general contra el gobierno de Iván Duque, Colombia ha vivido días de alta tensión. Los reportes sobre el número de víctimas difieren según las fuentes: mientras la Defensoría del Pueblo ha informado sobre 26 decesos, grupos de derechos humano han denunciado al menos 47, de los cuales 39 habrían fallecido por violencia policial. En un comienzo, las manifestaciones estuvieron motivadas por el rechazo a una reforma tributaria anunciada por la administración de Duque, quien pronto la suspendió, aunque aquello no logró detener la ola de descontento.

Algunas voces, como la del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), han atribuido el enorme malestar social al impacto que ha tenido la pandemia en Colombia. En una conversación vía Zoom con La Tercera, el exmandatario lo primero que hace es precisamente recordar algunas cifras relacionadas con el coronavirus: “3 millones de casos, 77 mil muertos, 5 millones de personas vacunadas, en una población de 50 millones”. “La pobreza está muy alta, en un 42% producto de la pandemia”, sostiene Uribe, al intentar explicar la razón de fondo de las protestas.

¿A qué atribuye las masivas manifestaciones que han tenido lugar en Colombia?

Por un lado, hay protestas sociales válidas en cualquier democracia. Aquí la economía venía muy bien, hasta febrero del año 2020. El Presidente Duque entró en 2018 y encontró la economía muy mal. Con las reformas que había tomado la economía venía muy bien, hasta febrero de 2020. La pandemia nos ha afectado mucho. Este país bajó mucho la pobreza entre el año 2002 y 2013, pero desde ese año, con la reforma del anterior gobierno, se congeló la reducción de la pobreza. Pero ahora está muy alta por la pandemia, en un 42% por la pandemia. Acá se necesitan recursos para aumentar la política social. El gobierno propuso una reforma tributaria que incluso el partido nuestro la rechazó, no obstante que es el partido del gobierno. El gobierno la retiró, pero todo esto produjo protestas.

Protestas en Cali, el lunes 10 de mayo. FOTO: AP Photo/Andres Gonzalez.

¿Por qué su partido rechazó la reforma tributaria del gobierno de Duque?

Nosotros creemos que se necesita una reforma sencilla, no agresiva, y que los sectores más pudientes de Colombia paguen unos impuestos adicionales para poder financiar la ampliación de la política social que dice el Presidente Duque. Esto, por ejemplo, permitiría que todos los estudiantes de los tres niveles económicos de abajo puedan tener universidad pública gratuita. La reforma tributaria se requiere, pero la que presentó el gobierno fue desafortunada. Nosotros la rechazamos.

¿Por qué fue desafortunada según usted la reforma que presentó el Presidente colombiano?

Pudo haberse manejado desde el año pasado, más lejos de las elecciones. La reforma tributaria se requiere y la nuestra es muy simple: propone una transferencia de recursos de los sectores más pudientes del país a los más vulnerables y que financie las políticas sociales. Por eso hay dos temas: un tema coyuntural de la reforma tributaria retirada y un tema por las personas afectadas por la pandemia. Hasta ahí la protesta social respetable. Pero lo que ha quedado en evidencia es que ha venido creciendo la organización violenta, bien orquestada, premeditada.

¿Quiénes según usted lideran esa violencia?

Han participado vándalos de las ciudades, políticos de extrema izquierda que estimulan la violencia y hablan de política, participan también el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las FARC. Este es un país con 150 mil hectáreas de coca, que es la grave herencia del gobierno anterior. Entonces ha crecido la violencia. En el año 2019 mostraron la primera etapa de esta violencia, que fue la perturbación de la normalidad y ahora hay una etapa de mucho incremento de la violencia. Este país ha dejado debilitar sus Fuerzas Armadas y por supuesto hay un estímulo internacional, especialmente de Venezuela para instalar un régimen aquí similar al venezolano en las elecciones del año entrante.

Protestas en Bogotá, el domingo 9 d mayo. FOTO: Juan BARRETO / AFP

En este tipo de revueltas sociales se suele culpar a los “elementos extranjeros” ¿Pero no cree que las manifestaciones han desnudado algo mucho más profundo, más allá de la reforma tributaria?

Por supuesto que acá hay un descontento agravado por la situación de la pandemia, que ha hecho un daño social enorme. Entonces el tema del descontento, la necesidad de impulsar más políticas sociales, nosotros sí lo compartimos. Pero hay una violencia muy grande de grupos organizados. En Colombia no hubo proceso de paz, lo que hubo fue un proceso de impunidad. Ahí tenemos más de 4 mil disidentes de las FARC en armas y también está el elemento extranjero, que azuza. Todos esos elementos se conjugan. El elemento social que conduce a la protesta es noble, comprensible y que hay que resolverlo. Todo lo que incluya la violencia, eso es rechazado.

En cuanto a la violencia, se ha denunciado un exceso del uso de la fuerza por parte de la policía colombiana, que en algunas ocasiones ha disparado a matar ¿Cómo ha actuado la policía según usted?

No. La policía de Colombia ha hecho un esfuerzo enorme. En este país las Fuerzas Armadas, y ahí incluyo a la policía, que ha hecho un esfuerzo enorme. En este país las FF.AA. han sido democráticas, no han estado al servicio de dictaduras, nunca han sido protegidas por impunidad y quienes han cometido faltas han sido severamente castigados. Nosotros no debemos entrar a desacreditar la institución. No hay duda de que cualquier error que cometa la policía, aquí se sanciona. Este país y el mundo deben comprender que hay un sesgo muy grande contra las Fuerzas Armadas. Aquí van más de 700 policías heridos. Aquí nadie le está diciendo a la policía que dispare a la cabeza a matar. El error que cometa alguien se sanciona, pero no puede servir para desacreditar a la entidad. Aquí necesitamos unas Fuerzas Armadas fuertes, transparentes y que sean una garantía para la comunidad, para los ciudadanos. El policía también está protegido por los derechos humanos.

La protesta en Colombia ya no es necesariamente contra Duque, sino que contra la elite política de la que usted también forma parte ¿Está de acuerdo con esa lectura?

No, no. El fondo es que aquí han querido instaurar un fenómeno semejante al de Venezuela. Quieren una segunda Venezuela o una tercera Cuba. Los colombianos estamos en desacuerdo con eso, con países que perdieron la esperanza. Estamos de acuerdo que Colombia por la vía democrática puede superar todos los obstáculos sociales. Los colombianos que estamos en desacuerdo con la formula Cuba-Venezuela, tenemos que dar toda nuestra energía para que eso no ocurra. Colombia corre hoy ese riesgo. Al mundo hay que decirle que la policía en Colombia es democrática y respeta la protesta. Y donde hay algún exceso se sanciona.

¿El Presidente Duque demoró demasiado en reaccionar y convocar a un diálogo? ¿Cree que al mandatario lo tomó por sorpresa la ola de protestas?

Yo creo que el gobierno no ha medido bien la fuerza de la violencia ni el debilitamiento de las Fuerzas Armadas. Y lo digo con todo el afecto que le tengo al gobierno. Pero el Presidente ha vivido dialogando y hay una propuesta muy clara, lo que pasa es que hay que financiarla y ponerla en práctica. Lo que pasa es que el daño de la pandemia es muy superior.

Las protestas se han trasladado en las últimas horas a Cali ¿Cómo se puede poner fin a las revueltas y tener un diálogo con otros sectores?

El Presidente Duque ha tenido un diálogo muy amplio con lo que usted llama ‘otros sectores’. Yo creo que el diálogo es muy importante, aunque el diálogo con los violentos es inútil. Cali ha venido atropellada hace muchos días por la violencia. Esto es vandalismo con apoyo de grupos que han entrado a la ciudad. Esto tiene dos soluciones: la social, con más impuestos a los más pudientes, y otra vía que es la autoridad democrática, que es proteger a todos los ciudadanos de acuerdo con la Constitución y las leyes. No hay que dejarse engañar por quienes quieren el camino de Venezuela.

¿Observa algún paralelo entre las manifestaciones en Colombia y lo que ocurrió en Chile durante el estallido de 2019?

No me atrevería a decirlo. El movimiento violento viene de atrás y se ha fortalecido mucho. Ahora encontraron un motivo, que fue la reforma tributaria. No sé si la violencia en Chile ha sido espontánea o premeditada y por lo mismo no podría hacer el paralelo.

Un manifestante disfrazado de Spiderman protesta arriba de la estatua de Simón Bolívar en Bogotá, el 7 de mayo. FOTO: DANIEL MUNOZ / AFP)

¿Qué efectos podría tener en Colombia esta revuelta de cara a las elecciones presidenciales de 2022, en las que Duque aspira a la reelección?

Puede tener efectos muy diversos. El tema social hay que resolverlo. Es muy riesgoso para la democracia avanzar sin resolver un problema social tan grande, una pobreza que pasó del 27% al 42%. Eso hay que resolverlo y el tema de autoridad también. Los ciudadanos piden a gritos que la autoridad los proteja. Están acabando con la economía. Lo que hemos visto acá es un proceso de destrucción de la democracia.

¿Usted entonces cree que ahora las protestas tienen como fin que Duque salga del poder?

No lo digo yo, lo dicen ellos. Hay una premeditación que es destruir la democracia, a través del caos y la rabia popular. Quieren que el Presidente Duque renuncie o llevarlo a elecciones convertido en un títere de los violentos, lo cual nos parece muy grave. Algunos quieren un país controlado por los violentos y eso no se puede permitir. Por esto, se necesita autoridad y soluciones sociales.

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