Cuando Sigmund Freud miró de frente a Da Vinci, Shakespeare y Dostoievski

Cuando Sigmund Freud miró de frente a Da Vinci, Shakespeare y Dostoievski

El volumen Cordelia es la muerte, publicado por la casa independiente La Pollera, reúne escritos que el afamado médico publicó entre 1908 y 1928 sobre el arte, la creatividad y algunas expresiones más específicas.


No solo fue médico y se convirtió en el padre del sicoanálisis. La curiosidad de Sigmund Freud, propia de cualquier científico, lo empujaba a ir más allá de sus fronteras naturales, y lo hizo también incursionar en la cultura y las artes. De esta manera, entre 1908 y 1928 publicó reflexiones sobre el arte, la creatividad y algunas expresiones más específicas.

Dichos artículos fueron traducidos al castellano en una traducción nacional realizada por Pola Iriarte (en una tendencia en boga en el mundo editorial chileno, en que se están priorizando las traducciones locales por sobre las españolas), y la edición de Andrés Beyta. Los podemos encontrar en un volumen titulado Cordelia es la muerte, publicado por la casa independiente La Pollera.

“El anhelo de volver a traducir estos textos busca producir un texto freudiano más cercano, más castellano, menos técnico y para un público más amplio -señala Beyta en el prólogo del volumen-. Sostenemos la tesis de que a Freud le interesaba ser entendido y volver intuible lo psíquico, que su escritura intentaba figurar con la mayor nitidez posible su modo de pensar, sus experiencias y las conclusiones que extraría de ella”.

De este modo, por ejemplo, Freud aborda la creatividad en el ensayo El escritor y el fantasear (1908). “Los escritores hacen lo mismo que los niños cuando juegan; crean un mundo de fantasía que toman muy en serio, es decir, un mundo al que proveen de grandes cantidades de afecto, pero que separan claramente de la realidad. El lenguaje, de hecho, ha recogido ese parentesco entre el juego infantil y la creación literaria al llamar obras, comedia y tragedia a las producciones del escritor que se apoyan en objetos concretos y están concebidos para su representación, y actor a la persona que las representa”.

O Los que fracasan en el éxito (1916), donde analiza a Macbeth, de William Shakespeare desde una óptica del sicoanálisis. A través de esa obra, analiza por qué hay gente cuyo estado de ánimo decae después de tener un logro importante. “Una de estas personas que se derrumba tras alcanzar el éxito después de haber luchado por él con imperturbable energía, es Lady Macbeth, de Shakespeare. Previamente no hay ningún titubeo, no hay tampoco signo alguno de lucha interna en ella; su único afán es derrotar los reparos de su ambicioso pero compasivo marido. Está dispuesta a sacrificar incluso su femeneidad al propósito del asesinato, sin ponderar el decisivo rol que le corresponderá a esa femeniedad cuando se trate de consolidar la meta de su ambición alcanzada por medio de un crimen”.

El clásico retrato Chandos. La representación más icónica de William Shakespeare.

También pasa por los recuerdos y la memoria como fuente de inspiración del artista. Acá se apoya en el análisis de Poesía y verdad, la autobiografía de la infancia y juventud de Johann Wolfgang von Goethe, Freud da cuenta de cómo todo recuerdo infantil es un recuerdo encubridor. Así lo desarrolla en el Un recuerdo infantil en poesía y verdad (1917). “Cuando se ha sido el indiscutible favorito de la madre, se conserva por toda la vida esa sensación de conquista, esa confianza en el éxito, que no pocas veces atrae verdaderamente al éxito. Goethe podría haber iniciado perfectamente sus memorias con una afirmación de este tipo: “Mis fortalezas tienen sus raíces en la relación con mi madre”.

El escritor ruso Fiodor Dostoievski es parte de los análisis de Freud. En 1928 escribió Dostoievski y el asesinato del padre y anotó: “La faceta más fácilmente atacable de Dostoievski es la del pensador ético. Querer elevarlo a la calidad de persona ética, fundamentando que solo quien haya penetrado las profundidades del pecado puede alcanzar un grado superior de eticidad, supone pasar por alto una consideración. La persona ética es aquella que reacciona al sentimiento interno de la tentación, evitando ceder a ella”.

Fiodor Dostoievski.

De Leonardo da Vinci también se explaya: “Fue admirado ya por sus contemporáneos como uno de los grandes hombres del Renacimiento italiano y, sin embargo, les pareció también misterioso, tal como a nosotros ahora. Genio universal, ‘cuyos contornos solo pueden intuirse, jamás conocerse’, ejerció sobre los artistas de su época un influjo decisivo como pintor; solo a nosotros nos fue reservado reconocer la grandeza del naturalista (y de técnico) que cohabitaba en él con el artista”.

Cordelia es la muerte ya se encuentra disponible en las librerías nacionales.

Sigue leyendo en Culto

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.