Así vuelve la serie Tokyo Vice: “Habrá sorpresas tanto con los personajes como con los enormes eventos que sucederán”

Así vuelve la serie Tokyo Vice: “Habrá sorpresas tanto con los personajes como con los enormes eventos que sucederán”

La alabada ficción de HBO Max retoma la historia de Jake Adelstein (Ansel Elgort), el periodista estadounidense que se sumerge en el inframundo criminal de Tokio. Sus realizadores hablan con Culto sobre el reto de filmar en la ciudad japonesa y desmenuzan la evolución del protagonista. “Lo que estamos viendo durante estas dos temporadas es a un niño convirtiéndose en hombre y dándose cuenta de que sus actos tienen consecuencias”, indica su creador, J. T. Rogers.


Jake Adelstein (Ansel Elgort) recibe una advertencia cuando llega a trabajar al periódico más grande de Japón: en ese país la prensa no puede hablar de asesinatos, no a menos que la policía se pronuncie al respecto; y si la autoridad lo niega, esa es la versión que debe imprimirse.

Impetuoso, el joven estadounidense desafía esa regla que le imponen sus jefes y se mueve guiado por sus propios instintos, incluso si eso enoja a sus superiores.

Los creadores de Tokyo Vice también se enfrentaron a una advertencia en conversaciones con colegas.

“Tanto los productores estadounidenses como los productores que viven en Japón nos decían: no pueden filmar una serie como esta en Tokio, no les darán acceso, tendrán que filmarla en otra ciudad y fingir que es Tokio”, explica Alan Poul, productor ejecutivo y director de la ficción de HBO Max.

“Nosotros estábamos muy decididos a filmar toda la serie en Tokio. Esto es Tokyo Vice y Tokio es un personaje de la historia. La primera temporada fue muy desafiante, pero lo hicimos realidad”, asegura Poul en diálogo con Culto.

Basada libremente en las memorias del verdadero Jake Adelstein, es una inmersión en el inframundo criminal de ese país a través de los ojos del personaje que encarna Elgort, un joven y osado reportero que cubre crímenes y se asocia con Hiroto Katagiri (Ken Watanabe), un detective especializado en el crimen organizado.

Uno de los atributos del primer ciclo que despertaron elogios fue su retrato de la ciudad japonesa, sin recurrir al exotismo de otras producciones e indagando en sus peligros sin tapujos.

Poul detalla que la buena acogida que alcanzó su debut fue determinante en que lograran su siguiente objetivo. “En la medida que la serie fue bien recibida, comenzamos a ser mucho más bienvenidos en la ciudad. No diría que rompimos las reglas, pero conseguimos que las personas que crean las reglas fueran más flexibles con la compañía y el rodaje”, apunta.

Eso les permitió que en la segunda temporada pudieran “filmar incluso más en Tokio, en vecindarios y calles que nunca antes se habían visto en cámara”, según explica J. T. Rogers, creador de la serie. “Fue muy, muy difícil, pero pudimos hacerlo. Tuvimos mucho más acceso”.

Estrenado en la plataforma hace unos días (hoy sumó su tercer episodio), el segundo ciclo sube la apuesta respecto a su debut. Sin entrar en spoilers, la tensión aumenta y una guerra se avecina entre las distintas partes involucradas.

“En cierto modo, en mi mente estructuré la historia de las dos temporadas que llevamos hasta ahora. Con la primera temporada servimos la mesa. Creo que (en la segunda) habrá sorpresas, tanto a nivel emocional de los personajes como por los enormes eventos que sucederán. Y creo que lo que será sorprendente es cuán grande e interconectada se vuelve la historia”, detalla Rogers.

Mientras los giros se acumulan y el drama se acentúa, el protagonista se transforma: de ser un joven apasionado y algo errático el personaje se convierte en algo más.

“Si Jake es el primero de una serie en que hay diferentes puntos de vista, lo que estamos viendo durante dos temporadas es, en términos simples, a un niño al final de su niñez convirtiéndose en un hombre y dándose cuenta de que sus actos tienen consecuencias”, define el creador.

“Y él se ve forzado a darse cuenta de que ha sido cambiado por este mundo, por vivir en este mundo en Tokio. Es una obsesión no sólo por ser periodista, sino que por los crímenes y los personajes que él conoce”, agrega.

Alan Poul complementa: “Parte de convertirse en hombre consiste en desarrollar relaciones románticas y deseo, algo que Jake nunca ha sentido por nadie. Ahora, como se ve en la segunda temporada, él se enamora. Y eso complica las cosas de una manera muy peligrosa”.

“Dice mucho acerca de Jake que la persona de la que se enamora sea la amante de su enemigo”, subraya Rogers.

En medio de una industria enfrentada a más incertidumbres que certezas, casi ninguna serie tiene el futuro garantizado. ¿Tokyo Vice podrá tener una vida más prolongada? Su cerebro cuenta que tiene ideas para una tercera temporada, pero que está preparado para que este sea el final.

“Creo que al público le parecerá muy satisfactorio dónde terminamos en la segunda temporada. Si eso es todo lo que hacemos, estaré encantado. Pero también estaría encantado de seguir adelante”, cierra.

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