La macabra historia del fan que intentó asesinar a Björk, pero terminó grabando su propia muerte

La macabra historia del joven que intentó asesinar a Björk, pero terminó grabando su propia muerte

El caso de Ricardo López, un acosador que intentó asesinar a Bjork, es una de las historias que la destacada autora argentina Mariana Enríquez rescata en Porque demasiado no es suficiente, su más reciente libro, consagrado a su devoción por Suede, pero donde también aborda la complejidad de los fanatismos.


El fanatismo es una característica casi inherente al ser humano. Todos somos fans de algo o alguien. A raíz de este fenómeno, se producen hitos como los tours más vendidos de la historia -el último ejemplo más elocuente lo encarna Taylor Swift- o la gigantesca producción de merchandising a nivel mundial.

Estos factores, claro, provocan que las industrias culturales tengan un poder enorme sobre los fans. Y también viceversa: los seguidores muchas veces han terminado definiendo el curso de la cultura popular.

Hay personas, sin embargo, que llevan el fanatismo a extremos inimaginables y peligrosos. Los casos de homicidio de John Lennon o Selena Quintanilla son mundialmente conocidos; ambos murieron por disparos perpetrados por quienes decían ser sus fanáticos –en el último caso, la responsable era la presidenta del Club de Fans–.

Un caso de esta índole, que podría haber terminado en tragedia, ocurrió en 1996, cuando Ricardo López, uruguayo de nacimiento pero radicado en Estados Unidos, le envió un paquete explosivo a la intérprete de Army of Me, Björk. Su objetivo era claro: estaba tan obsesionado con ella que quería acabar con su vida.

La historia de López fue bastante difundida. A temprana edad fue diagnosticado con el Síndrome de Klinefelter, trastorno genético en el que un varón nace con un cromosoma X de más, lo que provoca, entre otros factores, una baja cantidad de testosterona (también redunda en la aparición de pechos protuberantes o en el esacso tamaño de sus genitales). A raíz de esto, nunca se relacionó con mujeres, de ninguna manera, solo tenía amigos hombres. Su condición también explicaba su baja autoestima, pese a que una de sus máximas ambiciones era transformarse en conductor de la cadena de videomúsica MTV, uno de los imprescindibles de la época.

Alejado de la sociedad, con una personalidad muy introvertida, desarrolló a su vez, problemas de salud mental que se asocian con los posteriores acontecimientos de 1996. Cuando López tenía dieciocho años, en 1993, Björk lanzaba Debut, su primer álbum de estudio, que recibió aclamaciones por la crítica del momento. A través de ese título, el fan conoció a la cantante y comenzó su retorcida obsesión.

López escribió en un diario durante ocho años. Las temáticas eran variadas, hablaba de su trabajo, de sus pensamientos, de su incapacidad social, su baja de autoestima y también, sobre Björk. Enviaba muchas cartas a la cantante y seguía atentamente los pasos de su carrera en ascenso, como uno de los personajes más singulares y distintivos de la escena global.

Para su cumpleaños 21, en enero de 1996, compró una cámara y comenzó a filmarse. En esos videos se ve a López contando su día a día, con nociones tan desesperanzadoras como los que había en su diario.

“Hoy es mi cumpleaños. Tengo 21. Ayer compré esta cámara y hoy compré este trípode y con esto iniciaré la documentación de mi vida, de mi arte y de mis planes”, anunció al mundo en su primera grabación.

Björk seguía siendo un tema recurrente en los pensamientos del norteamericano; llamó la atención, sin embargo, su comportamiento errático; en muchas imágenes aparecía desnudo y decía ciertos mensajes perturbadores: “Quiero ser la influencia más grande de su vida, la persona que cambie su vida más que ninguna otra”, señala en una de las cintas, refiriéndose a la artista.

Meses después, la cantante comenzó una relación con Goldie, un músico británico. Este fue uno de los puntos de inflexión relevantes en la mente de López, quien además de estar en desacuerdo con la relación, insistía con dichos racistas sobre el también actor.

Utilizó la cámara para dejar registro del suceso que lo haría conocido: en septiembre de ese año fabricó una bomba de ácido sulfúrico y la escondió en un libro grueso con un agujero en el centro, lo envolvió y envió el paquete con dirección a Londres, a la agencia de la cantante que casi un año más tarde lanzaría su tercer álbum de estudio, Homogenic.

Su idea era enviar ese paquete envuelto en lo que parecía un producto discográfico del sello. El objetivo final era que la artista lo abriera y todo le explotara en la cara. En un principio, consideró que la bomba tuviera en su interior sangre infestada de VIH, pero le pareció demasiado rebuscado y requeriría de demasiado tiempo para elaborar.

Pocas horas después se suicidó con un disparo en la boca, momento que también dejó en video, mientras escuchaba la canción I remember you. Sus últimas palabras ante la cámara fueron “esto es por ti”. Atrás se leía un cartel con la leyenda “lo mejor de mí”.

Cuatro días después del suceso los vecinos llamaron a la policía acusando un mal olor que provenía de su departamento. Ahí encontraron su cuerpo y las cintas de video. La sangre también había empezado a escurrir por debajo de la puerta. Este material fue clave para interceder en el envío de la bomba que, para ese momento, ya se encontraba en una oficina postal del sur de Londres.

De alguna forma, los agentes unieron los eslabones: lo que mostraban los videos de López y la encomienda que había llegado a Inglaterra. Ahí pudieron detectarla, desactivarla en un terreno baldío y evitar que Björk fuera asesinada.

El representante de Björk comunicó al día siguiente del hallazgo del cadáver, que la cantante de rock alternativo estaba muy angustiada por el suicidio de López, agregando que ella confiaba en el sistema policial, por lo que creía imposible que el artefacto explosivo hubiera llegado a su destino. También se publicó que le había enviado flores a la familia del joven.

Este caso es comentado por la autora Mariana Enríquez en su más reciente publicación Porque demasiado no es suficiente, con Editorial Montacerdos. El libro narra su historia con Suede, banda británica de rock alternativo formada en 1989. La escritora argentina además de revelar sus vivencias con los intérpretes de Beautiful Ones, realiza un análisis sobre los fanatismos de la actualidad y de la historia, contando casos extremos como el de López.

Enríquez se ha declarado fan de muchas cosas, lamentó no haber estado en Buenos Aires para asistir a los conciertos de Taylor Swift, constantemente sube a sus redes sociales imágenes del actor irlandés Cillian Murphy y comparte algunos de los libros y películas que recomienda. En sus escritos esta temática ha estado presente desde hace varios años, por ejemplo, en su cuento Carne explora otro caso de fanatismo que traspasa cualquier límite.

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