¿Está buena la parrilla del Festival de Viña 2024? Un evento en busca del ADN perdido

El Festival reitera su categoría como la gran fiesta en vivo de la música latina y una parrilla con mejor equilibrio que la última pasada, con mayor consciencia de su historia y audiencias diversas que han conformado una personalidad múltiple, esencial en su encanto.


La última edición del festival de Viña del Mar dejó un sabor agridulce. Se recuperó la fiesta tras una la última cita de 2020 tensionada por el estallido social con los alrededores de la Quinta Vergara convertidos en campo de batalla, y luego el par de años de cancelación por la pandemia. Pero el abrazo de reencuentro con el mayor evento artístico del país por más de seis décadas, no logró conectar con la compleja genética del certamen obligada al encanto transversal.

Privilegiada la juventud y los preadolescentes con artistas urbanos de diversos calibres, los públicos más adultos se sintieron desairados. Tanto el rating televisivo como la asistencia al evento fueron magros. Paradojalmente, Christina Aguilera -una veterana del pop a estas alturas que llegó 20 años tarde-, y nombres de la vieja guardia asociados a un género de museo como el rock -Los Jaivas y Fito Páez-, se alzaron como lo más sólido en una versión deslucida.

Christina Aguilera en Viña 2023

La primera sorpresa con el anuncio de los artistas confirmados ayer es que se trata del 90% del cartel. En esta misma fecha hace un año, solo se revelaron algunos nombres del line up como parte de la resaca post pandemia, y las dificultades de la industria de la música en vivo local para ponerse en marcha nuevamente. Ahora es distinto. La contundencia o la justificación por el debut de los artistas confirmados, resulta indiscutida en la mayoría de los casos.

Alejandro Sanz puede regresar las veces que quiera y siempre será bajo el rótulo de uno de los mayores astros del pop romántico hispanoamericano de todos los tiempos, un artista que le ha dado categoría sostenida al género con un estilo sin fases grises en arrastre y creatividad.

Como una demostración del vértigo que contienen las carreras en el pop, llega el mexicano Peso Pluma (24), una figura en pleno ascenso meteórico que acaba de cosechar ocho premios en los recientes Billboard latin music awards gracias a los corridos tumbados, un batido de música regional mexicana y urbano, con alegorías al crimen organizado, el hedonismo y un ángulo amoroso donde reina la cosificación. El pasado verano, precisamente en los días del festival, Hassan Emilio Kabande Laija -su verdadero nombre- ofrecía entrevistas a la prensa local que apenas lo ubicaba, mientras filmaba un video en Valparaíso junto a Nicki Nicole. Ahora, consagrado con su tercer álbum Génesis publicado este año, donde todas las canciones son potenciales singles con singular voz y fraseo, se le considera como rival directo de Bad Bunny en materia de popularidad. El festival cumple, tal como en la última versión con Karol G, convocando a la mayor estrella latina juvenil del momento.

Los Bunkers - Foto por Alejandro Álvarez.

El regreso de Los Bunkers confirma que la vuelta de la banda de Concepción es comparable a lo ocurrido con Los Prisioneros en 2001, como una nueva demostración de arrastre popular. El show en Viña será el mejor prólogo posible a los conciertos programados en el Estadio Nacional el 27 y 28 de abril próximos.

Maná viene a saldar su ausencia en la última versión del festival. Si bien se trata de una de las bandas mexicanas indiscutidas de los últimos 30 años, el calendario ha sido particularmente rudo con Fher. En su último paso por la Quinta Vergara hace ya 10 años, a la media figuraba de espaldas en el escenario tomando aire. Los videos en Youtube de los últimos shows del consagrado cuarteto que hizo de las metáforas sobre amores, perros, cantinas y llantos un subgénero maridado con The Police, prometen energías más pausadas y una voz en retirada.

La presencia de Miranda! se justifica plenamente. El influyente y persistente dúo argentino es un wurlitzer de clásicos del pop de las dos últimas décadas, la clase de show que garantiza un karaoke imparable entre el público viñamarino.

Miranda en Chile. Foto @el.eme

Como ya es costumbre, la música urbana desembarca en una mezcla de artistas ansiosos del gran salto, otros en curva ascendente, y consagrados.

El puertorroqueño Mora (27) es un ejemplo de artista contemporáneo en una mezcla de intérprete y productor asociado a grandes nombres como Bad Bunny. El colombiano Manuel Turizo (23) está en un punto de expectativa como reciente ganador de un Billboard latin music award con La Bachata, en la categoría canción tropical del año. La argentina María Becerra (23) es una incógnita más allá de su pasado como estrella de Youtube devenida en cantante e ídolo juvenil. Larissa de Macedo Machado (30) -la brasileña Anitta- es una súper estrella en su país hace lustros, completamente decidida a conquistar el mercado de la música urbana con una carrera hasta ahora impecable. Arriba Young Cister, una de las figuras centrales del género en Chile.

El número anglo -Men at work- parece más propicio para esos cruceros de pasajeros temáticos; en este caso, un viaje a las profundidades del catálogo pop ochentero. Nada en contra de grandes hits como Down under, Who can it be now?, It’s a mistake y Overkill, que seguramente serán coreadas en la Quinta por un público mayor de 50. Pero de la cantera de los ochentas aún quedan artistas muchísimo más interesantes, activos y trascendentes que el grupo australiano.

En rigor, el único sobreviviente es el cantante y guitarrista Colin Hay, que en estos últimos años participa de la banda de estrellas de Ringo Starr, y gira con una alineación completamente nueva del grupo. Sigue pendiente para el festival recuperar el gran número anglo que podía definir el evento, como sucedió en la pasada década con Sting, Morrissey, Elton John y Rod Stewart, entre varios.

Se anunciaron tratativas con Laura Pausini por ahora en puntos suspensivos. Si se concreta, el festival reitera su categoría como la gran fiesta en vivo de la música latina y una parrilla con mejor equilibrio que la última pasada, con mayor consciencia de su historia y audiencias diversas que han conformado una personalidad múltiple, esencial en su encanto.

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