Alba Flores, actriz española: “El movimiento feminista va a seguir con o sin los políticos”

Conocida por dar vida a Nairobi en La Casa de Papel, la intérprete llega a Chile para presentar Shock 2: La Tormenta y la Guerra, montaje que abarca más de 20 años de conflictos en el mundo y donde encarna desde a una mujer árabe hasta a una bailarina de Marta Sánchez. En conversación con Culto, explica por qué el teatro es su disciplina predilecta, analiza los costos de la fama y reflexiona en torno al caso Rubiales.


La casa de papel llegó a Netflix con sus primeros capítulos en diciembre de 2017, convirtiéndose en uno de los mayores fenómenos del streaming y catapultando a su elenco a un nivel de reconocimiento que jamás habían sospechado. El éxito fue digital, pero se tradujo en hitos concretos, en particular en cada aparición pública de sus actores en diferentes lugares del mundo. Asimilar esa repentina fama fue un trabajo de aprendizaje para todos sus protagonistas.

“La gente no siempre tiene el don de la oportunidad, pero venía en el pack”, dice a través de videollamada Alba Flores (Madrid, 1986), la actriz detrás de Nairobi, uno de los personajes más queridos de la serie terminada en 2021, en especial gracias a su carácter aguerrido y a esa frase que trascendió los márgenes de la ficción: “¡Empieza el matriarcado!”.

La casa de papel. Foto: Netflix

“Esto da mucha exposición y la gente se acerca y demuestra su cariño. Yo he aprendido a verlo así. Al final, trabajamos para el público”, asegura a Culto. “Precisamente, algo que me gusta del teatro es que puedes vivir la experiencia con la gente. Esto es más o menos lo mismo, pero con retardo”.

La intérprete ha dedicado sus últimas semanas a los ensayos de Shock 2: La tormenta y la guerra, la obra que debutó en 2021 y presentará en Matucana 100 este 6, 7 y 8 de octubre (nuevas entradas a la venta en sistema Ticketplus). Es la continuación de Shock 1: El cóndor y el puma –que también tendrá funciones en el mismo recinto, pero a partir del 5 de octubre–, montaje que la actriz vio originalmente en 2019.

“No pude pestañear durante toda la función. Salí de ahí pensando en que quería hacer una obra de teatro así. Creo que es la obra que más me ha gustado en la vida. Un año más tarde tuve la suerte de que me llamaran para hacer la segunda”, explica sobre el proyecto dirigido por Andrés Lima e inspirado en La doctrina del shock (2007), de la autora canadiense Naomi Klein.

Si la primera parte consagra parte importante de su acción a Chile y al Golpe de Estado de 1973, la segunda examina una serie de hitos del mundo a partir de los años 80. Algunos de los personajes que encarna son una mujer árabe que relata la masacre de Sabra y Shatila (Líbano), una corresponsal de guerra y una joven que estuvo en la cárcel de Abu Ghraib (Irak), además de una bailarina de Marta Sánchez en una aparición ante los soldados españoles en la antesala a la Guerra del Golfo.

Shock 2: La tormenta y la guerra.

“Miramos directamente al público, que está a cuadro bandas, y todo está pensado para producir una sensación de espectáculo. Estamos haciendo un show para ti, para contarte esto y moverte. Cada escena tiene un tono, un color y una propuesta diferente, por lo que es imposible desengancharte”, sintetiza sobre el montaje, una copresentación de Fundación Teatro a Mil y Matucana 100, con el apoyo del Ministerio de las Artes, las Culturas y el Patrimonio.

-En una entrevista del año 2013, Ud. señaló que, si pudiera, viviría solo de hacer teatro independiente. ¿Mantiene esa idea?

Sí, la mantengo. La verdad es que para mí esa es la vida como actriz más agradecida, la del teatro, por muchas razones. Es una relación a largo plazo con los compañeros. Es más intensa que a veces en la televisión o en el cine, que es un ratito. A mí esto de cocinar a fuego lento, crear en conjunto algo que está muy vivo y cada día cambia, y tener contacto real con el público, es una experiencia inigualable.

-Tras el cambio que produjo La casa de papel en su vida, ¿le resulta difícil encontrar el espacio para hacer todos los proyectos teatrales que le interesan?

No sé si ha sido por La casa de papel o por qué, pero tengo la suerte de estar haciendo el teatro que más me gustaría hacer. En Madrid pertenezco a una compañía que surgió con mis compañeras de aprendizaje (Compañía La Extraña Compañía) y hemos podido tener un recorrido. Eso me parece una fortuna. Sí es verdad que ahora puedo elegir, por lo que estoy aprendiendo a hacerme más responsable de qué elijo y qué no, y para qué. Esto (Shock 2) me parecía importante.

Shock 2: La tormenta y la guerra.

Y agrega: “Gracias a tener mucho trabajo y a estar muy solicitada, también he tenido que aprender a valorar el descanso. A veces, en estas profesiones que son tan vocacionales y en las que cuesta tanto salir adelante, una tarda un rato en darse cuenta de que la vida no es sólo trabajo”.

-A la vista de situaciones recientes como el caso Rubiales y sus repercusiones, ¿cree que el MeToo provocó un cambio real?

Aquí no mucho. En el mundo del espectáculo, un movimiento como el MeToo aquí todavía no ha agarrado. Pero en España lo han agarrado fuerte las deportistas. Desde luego, (el caso Rubiales) ha sido un hito, sobre todo porque hemos visto a gente que no es sospechosa de ser feminista hacer una reflexión sobre esto y cambiar de parecer. Eso es un paso más. Me pone contenta porque, al principio de la campaña de las últimas elecciones nacionales, los partidos progresistas dieron la sensación de querer diferenciarse del discurso feminista por miedo a perder votos. Eso les afeó la campaña y fue triste. Pero lo que ahora ha ocurrido me da mucha esperanza: los políticos pueden tomar el discurso feminista o no tomarlo, pero el movimiento feminista va a seguir con o sin ellos. Es más fuerte. Cada cierto tiempo vendrá otra oleada, otro eco, otra pequeña parcela del mundo a transformar en pro de una igualdad real.

Las lecciones de La Casa de Papel

-¿Cuán importante es para Ud. que sus proyectos tengan un alcance global?

No siempre tienen que ser globales. Yo me enamoro bastante de las historias. Hace poco se estrenó Te estoy amando locamente, que es una primera película. Habla de la historia de las reivindicaciones LGBTIQ+ en Sevilla. Es muy local, pero me parecía que merecía ser contada y la manera en que iba a ser contada era muy bella. Me gusta trabajar en las historias en las que creo. Me da igual el alcance que desde luego tengan.

-Años atrás, ¿qué la enamoró de interpretar a Nairobi?

Es que nosotros no sabíamos que estábamos haciendo algo que iba a tener tanto éxito. En aquel entonces yo había hecho Vis a vis y esta misma gente me propuso hacer La casa de papel. Querían realizar algo que nunca se había hecho en la tele de España, una propuesta de acción que parecía divertida, apetecible. Venga, vamos… Sin ninguna consciencia lo que iba a ocurrir con eso. Y te diré que no tuvimos consciencia hasta que ya estábamos grabando la tercera temporada.

La casa de papel. Foto: Netflix

-¿Cuán satisfecha quedó con la conclusión que se le dio a su personaje, que fue de los hitos más impactantes de las últimas temporadas?

Muchísima gente se me acerca a lo largo de la vida diciéndome: “Madre mía, no sé por qué tuvieron que matar a tu personaje así. Qué mal lo pasé, lloré muchísimo”. Pero a mí me parece que está muy bien.

-No tiene reparos.

No tengo reparos. Creo que el personaje se estaba convirtiendo en algo tan querido, que para que eso no fuese un aburrimiento, o había que hundirla en el infierno y hacerla mala persona, que para todo el mundo hubiera sido terrible, o ya pasarla a nivel mítico, que es lo que le da la muerte. Un aroma de mito, de leyenda. Yo prefería leyenda. Para mí fue perfecto.

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