Columna de Daniela Lagos: El Continental, acción y relleno

Pictured: Colin Woodell as Winston Scott -- (Photo by: Katalin Vermes/Starz Entertainment)

No hay dudas de que es una miniserie que está lejos de ser perfecta. Logra, de alguna forma, sentirse lenta a ratos, mientras que a la vez presenta tantos personajes y conflictos paralelos, que también podría tomarse algunas pausas para mostrar más claramente su mapa.



En mayo de este año, la franquicia John Wick superó una meta sin duda impresionante: rebasó los mil millones de dólares de ganancias en la taquilla cinematográfica, gracias a cuatro películas que partieron en 2014 con una producción de presupuesto moderado (para los estándares hollywoodenses) y pocas personas apostando por un gran éxito.

La primera cinta recaudó “sólo” US$ 86 millones, pero la segunda duplicó esa cifra y la siguiente fue aún mejor. Así se fue consolidando un universo que encontró su público.

Esta audiencia quería saber más del vengativo personaje de Keanu Reeves, pero también del submundo criminal, lleno de códigos y reglas, que aquí se presentó. O esa es al menos la apuesta detrás de El Continental, el primer spin-off de esta historia, estrenado esta semana en Amazon Prime.

Cormac (Mel Gibson)

Tal como se muestra en las cintas de John Wick, una pieza fundamental de este bajo mundo son los hoteles Continental, una cadena de establecimientos que son terreno neutral entre enemigos y también un lugar seguro para asesinos y todo tipo de criminales. Su sede neoyorquina está al mando de Winston Scott, pero esto no fue siempre así, y ahí está la trama de El Continental.

Quien estaba a la cabeza antes era Cormac Fitzpatrick, interpretado por Mel Gibson. Y cuando Frankie Scott le roba una pieza de sumo valor e importancia, Fitzpatrick manda a buscar a su hermano Winston, a quien le exige dar con el paradero del objeto robado.

Así empieza una historia que se extiende durante tres episodios, todos rodeando los 90 minutos de duración, y con un foco claro de búsqueda por la entretención; y aquí entretención es sinónimo de balas, cuchillos, puños… lo que sea que saque sangre.

No hay dudas de que es una miniserie que está lejos de ser perfecta. Logra, de alguna forma, sentirse lenta a ratos, mientras que a la vez presenta tantos personajes y conflictos paralelos, que también podría tomarse algunas pausas para mostrar más claramente su mapa.

Tiene actuaciones irregulares, personajes construidos a medias, diálogos demasiado falsos y efectos especiales que no siempre le atinan, pero la acción está bien lograda y quien sea fan de las peleas y la sangre sin duda va a encontrar aquí muchos momentos de satisfacción, interrumpidos por escenas de diálogos y demases que quizás pueden usar para mirar el teléfono o ir a buscar algo al refrigerador.

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