Manifiesto: el canto premonitorio de Víctor Jara

La canción fue parte de sus composiciones finales y su grabación debió ser sacada de manera clandestina de Chile para que viera la luz de forma póstuma.


Víctor Jara había vuelto exultante de su ultima gira por Perú, en junio de 1973, la que se convertiría en su último viaje internacional.

Al retornar, se concentró en las nuevas canciones que darían forma a dos discos: Canto por travesura y Tiempos que cambian. El primero estaba dedicado a canciones de la tradición picaresca del campo chileno, música que el autor conocía de forma profunda, al haber nacido en 1932 cerca de Chillán. Además, su madre, Amanda, una cantora popular, le había mostrado parte de este legado en las muchas conversaciones que tuvieron sobre arte y canción.

Para encontrase con esa raíz, grabó doce temas, con la colaboración de la guitarra y guitarrón de Pedro Yáñez, el arpa de Santos Rubio y el acordeón de Fernando Rodríguez.

La historia de Tiempos que cambian sería más convulsa. No alcanzó a grabar la totalidad de las composiciones previstas. Su detención el 11 de septiembre de 1973 y su posterior asesinato dejaron trunco su proyector mayor.

Sin embargo, alcanzó a registrar Manifiesto, una suerte de declaración de principios donde con una voz serena y calma afirma: “Yo no canto por cantar/ Ni por tener buena voz/ Canto porque la guitarra/ Tiene sentido y razón”. Tales palabras se han convertido en una suerte de frase de identidad de miles de cantautores en el planeta a lo largo de los últimos 50 años.

Pero quizás sus líneas más sensibles vienen después, en lo que algunos consideran una mirada premonitoria de lo que sería su desenlace: “Que el canto tiene sentido / cuando palpita en las venas / del que morirá cantando / las verdades verdaderas”.

Décadas más tarde, cuando a su viuda, la bailarina inglesa Joan Turner, se le preguntaba cuál era la canción predilecta del artista, ella no tenía duda en señalar a Manifiesto. “Esta canción era realmente muy importante para él”, aseguraba.

Eso sí, las cintas donde estaba grabada Manifiesto y el resto de sus canciones finales tuvieron que ser sacadas del país de forma clandestina. Una periodista sueca que entrevistó a Joan una semana después del asesinato de su pareja, le propuso llevarlas a Inglaterra.

Así, las trasladó de manera clandestina en su maleta y pudo llevarlas al estudio Abbey Road, de Londres, para que se trabajaran. El mismo sitio legendario donde The Beatles facturó casi toda su obra.

Ahí, el registro fue rescatado y pudo ver la luz en 1974 de manera póstuma. Eso sí, el álbum ya no se llamó Tiempos que cambian, como era el plan original, sino que pasó a rebautizarse como Manifiesto, tal como rezaba su canción principal. Así es conocido el disco hasta hoy.

Músicos tan diversos como Nano Stern o Bruce Springsteen han versionado Manifiesto a través de los años. El propio guitarrista estadounidense Tom Morello la revivió este domingo en su paso por el estadio Víctor Jara, como invitado a la ceremonia por los 50 años del Golpe de estado. Por su parte, Mon Laferte hizo lo propio hoy en el acto, cantando su personal lectura de la pieza en La Moneda junto a un conjunto integrado por ilustres del cancionero nacional.

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