Paolo Bortolameolli, el hombre frente a la orquesta

Paolo Bortolameolli Foto: Jesús Cornejo

Hombre clave en la difusión de la música docta en el país, el director se explaya con Culto sobre el liderazgo. Considera que una orquesta es como una microsociedad, donde todas las individualidades son importantes. Por ello, cree más en un liderazgo desde la convicción, que desde el poder, tal como se ve por ejemplo, en la película Tar. “Yo trato de rehuir de eso siempre”, asegura.


La música ha cruzado la vida del director de orquesta Paolo Bortolameolli (Santiago, 1982). El vínculo se remonta a la niñez, donde cultivó un vínculo profundo a partir de su entorno. “Mi papá era un melómano acérrimo, fanático de la música, que me llevaba al ballet y a la ópera. Mi mamá también, súper amante de la ópera. Y mi abuelo tocaba el piano, yo me ponía debajo a escucharlo. Entonces había cercanía con la música”.

Pero hubo un momento clave, en que el joven Paolo tuvo algo así como una epifanía. “A los 7 años fui con mi papá a un concierto en el Teatro Municipal de Santiago. El concierto me emocionó hasta la médula. Cuando terminó yo estaba con lágrimas en los ojos. Fuimos a conocer al director. Estaba tan emocionado que cuando lo conocí, me puse a llorar de nuevo. Ahí mi papá le comentó a este director que yo había descubierto lo que la música puede generar en un niño. Entonces el director me abrazó y me dijo: ‘Para que tú sepas, es por esto que hacemos lo que hacemos’”.

Paolo Bortolameolli Foto: Jesús Cornejo

“Eso me conmovió muchísimo -sigue Bortolameolli-. Yo te diría que en ese momento se me quedó clavada la idea de que no solo quería dedicarme a la música, sino que también quería tener el privilegio de poder estar ahí donde estaba esa persona, estar rodeado de gente compartiendo un momento. Fue muy transformador para mí, ha sido el leitmotiv de mi vida. Personalmente creo que tiene que ver más con ser un comunicador que solo un director de orquesta”.

Paolo Bortolameolli es uno de los nombres claves de la música docta en Chile. Además de formarse en piano en la PUC, tiene una Maestría otorgada por la Escuela de Música de Yale, además varios diplomas que certifican su sólida formación.

Desde su debut en 2013 frente a la Orquesta Filarmónica de Santiago, ha acumulado experiencia en el extranjero con presentaciones en EE.UU, Europa y Asia. Ha sido director asistente de la Filarmónica de Los Ángeles, California, donde fue escogido por el célebre director Gustavo Dudamel. Hoy es el director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, pero no le faltan compromisos en otros puntos del orbe donde su talento y su sentido musical son requeridos. Alterna entonces en el circuito del mundo docto y en el trabajo formativo.

En una orquesta conviven muchos músicos, es finalmente un grupo humano con sensibilidades particulares. ¿Cómo se maneja eso?

Yo creo que desde muy niño siempre tuve una visión muy personal al respecto. No digo que yo tenga la razón, simplemente es como yo lo veo. Siento que dirigir una orquesta es un ejercicio de liderazgo. Yo nunca lo he entendido desde la verticalidad, al revés, yo soy uno más de un grupo humano donde las individualidades trabajan para un resultado colectivo. Una orquesta es una linda metáfora de una microsociedad, donde efectivamente hay muchas individualidades y todas son tremendamente importantes. En una orquesta está el primer violín, el primer clarinete, pero también está el trabajo del grupo. El escucharse, el respetarse, el colaborar para que todo esto valga la pena. Y en ese sentido, siento que el trabajo del director es el de aunar esas voluntades.

Paolo Bortolameolli Foto: Jesús Cornejo

Entonces el liderazgo lo ve más desde convencer y convocar, más que imponer…

Es que yo creo que esa es justamente una diferencia clave. Una cosa es liderar desde el poder, en que yo soy bastante contrario y otra cosa es liderar desde la convicción, contagiar el entusiasmo. En una orquesta tienes que partir de la base que no necesariamente todos están de acuerdo con tu interpretación, con el tempo que le quieres poner a una pieza, las articulaciones, cosas muy técnicas, pero sin embargo creo que el resultado más óptimo se da justamente porque el que tiene enfrente no te impone, sino que te lidera. El liderazgo es empoderar un colectivo para ir en busca del mejor resultado posible para todos.

Usted pudo trabajar con el maestro Gustavo Dudamel. ¿Qué aprendió de él respecto a la conducción y el liderazgo?¿Le dejó algo sobre eso?

Tuve grandes profesores en Estados Unidos, pero también haber recibido lecciones máster class de maestros como Bernard Haitink. Cuando me toca conocer a Gustavo Dudamel, con quien he compartido en los últimos 6 año, se convirtió en un mentor tremendo para mí. Me enseñó muchísimo, porque vi en él algo muy parecido a los ideales que yo perseguía en el liderazgo; el entusiasmar, el contagiar la felicidad, porque finalmente nosotros somos unos privilegiados, tenemos la dicha de poder hacer lo que hacemos. Entonces a Gustavo le agradezco muchísimo todo lo que hizo por mí en estos años, reconozco efectivamente haber haber sido influenciado positivamente por su imagen.

Paolo Bortolameolli Foto: Jesús Cornejo

¿Cómo se decide un repertorio para una orquesta?¿Se tiene en cuenta precisamente al grupo que uno tiene?¿Cómo es ese proceso?

Si se trata de una orquesta profesional y se abre la posibilidad de que te pregunten, qué te gustaría dirigir, uno apunta a lo que le hace sentir más cercano. Por ejemplo, yo me siento muy cercano a la música de Mahler, me encanta. Pero en el caso de programar para una orquesta juvenil, ahí obviamente que hay el criterio se amplía y entonces uno trata de ver en conjunto con los instructores algunas piezas que son ciertas esenciales en el proceso formativo, lo que les va a resultar lo más útil para eso.

¿Vio la película Tar? Se introduce en ese entramado de poder y de tensión en el mundo de las orquestas. ¿Cuánto de real y de exageración hay en eso?

Por una parte, me impactó mucho lo real que es la película, en el sentido de que aborda varios lugares comunes al mundo del arte, al mundo del poder, todo lo que existe también en este mundo. Y por otra parte, mi reflexión es yo trato de rehuir de eso siempre, porque me sigo sintiendo el mismo niño de 7 años que se vio absolutamente hipnotizado por el poder transformador de la música, que es a lo que me entrego en mi día a día.

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