Nothing compares 2U: Sinéad O’Connor, Prince, y la historia de una canción (y una lágrima) inolvidable

Nothing compares 2 U: Sinéad O’Connor, Prince, y la historia de una canción (y una lágrima) inolvidable

La irlandesa alcanzó la cima de los rankings con la canción original de Prince, a quien nunca le gustó la idea de que ella la hubiese grabado. Al tema lo acompañó un dramático video, en que ella lloró de verdad debido a que recordó un hecho doloroso de su pasado. Esta es la historia.


A mediados de los 80, Prince pasaba por un bullente período creativo, componía canciones como si el tiempo se le fuera a acabar. Una de esas, Nothing compares 2 U , una balada romántica a la guitarra, decidió regalarla para que la cantara una banda. Así fue a parar a The Family, una banda que firmó con el sello discográfico Paisley Park, de propiedad del músico.

¿Por qué no la grabó él? Su ingeniera de sonido, Susan Rogers, asegura que se trató de un asunto de imagen e identificación, así lo explicó a The Guardian : “No es una canción dolorosa de ‘Ayúdame, bebé’. Es: ‘Te has ido y te extraño’, por lo que probablemente se sintió cómodo regalando la canción a la Familia. Lanzó su material basado en lo que quería que supiéramos sobre él y, por maravilloso que sea, no quería (esta canción) que lo representara”.

De hecho, según Rogers, Prince escribió y compuso el tema durante una pausa en un ensayo en Eden Prairie, Minnesota, donde desapareció durante una hora y emergió con la letra en un cuaderno.

Prince.

The Family grabó la canción en 1985, incluyéndola en su álbum homónimo el que a la larga terminó siendo su único LP. Con la canción no pasó nada, ni siquiera se lanzó como single. Sin embargo, una joven irlandesa, melómana e inquieta llamada Sinéad O’Connor terminaría por hacerla suya.

A fines de los 80, O’Connor se encontraba trabajando en material para su segundo álbum, el sucesor de The lion and the cobra (1987). Y fue su manager, Fachtna O’Kelly, quien tuvo la idea de que la grabara. En declaraciones a la revista Mojo, de 2009, Chris Hill, el codirector del sello Ensign, que editaba a la irlandesa, recordó el primer momento en que la cantante escuchó la canción.

“Fachtna O’Kelly, la manager de Sinéad, trajo un casete y cuando lo escuché realmente comencé a llorar. Me quedé sentado con lágrimas en los ojos. Entonces O’Kelly llamó a Sinead O’Connor y dijo: ‘Chris está llorando’. ‘¿Fue tan malo?’ preguntó Sinéad”.

O’Connor la grabó y fue el segundo single de su disco I do not want what I haven’t got (1990). Inmediatamente, se convirtió en un hit. Con el teclado atmosférico, la batería a mid-tempo, la voz colocada con precisión junto al tambor (como manda el manual) y sobre todo, con la sentida interpretación de la irlandesa, se fue directo al número 1 en los rankings de Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Canadá y el resto del mundo.

Como apoyo al single, se decidió rodar un video, a cargo del director John Maybury. En un plano dramático, enfocándola a ella cantando. La intensidad va subiendo, y hacia el final, O’Connor derramó una lágrima. No fue un truco de actuación, Sinéad no era actriz, era una lágrima dolorosamente real.

En la edición dedicada a las canciones Top 500 de Rolling Stone, O’Connor dijo: “No tenía la intención de que ese momento sucediera, pero cuando sucedió, pensé: ‘Debería dejar que esto suceda’”.

¿Por qué lloró? En sus memorias, Rememberings, O’Connor explicó que hubo una parte de letra que desencadenó un revoltijo de sentimientos en su interior. “Todas las flores que plantaste mamá / en el patio trasero / Todas murieron cuando te fuiste”. No era un detalle, pues con su madre tuvo una relación particularmente compleja. Su progenitora tuvo conductas abusivas con Sinéad, y murió en un accidente automovilístico en 1985 cuando ella tenía 18 años. Fue ese día cuando quitó la foto del Papa Juan Pablo II de la pared del dormitorio de su madre; esta fue la misma foto que rompió más tarde en Saturday Night Live, como un desahogo póstumo, y sobre todo, como crítica a los abusos en la Iglesia Católica.

Cuando O’Connor derramó la famosa lágrima, pensó que había arruinado la toma, pero el director John Maybury decidió dejarla. Le pareció una respuesta real y visceral. Acertó.

Al que no le gustó nada el asunto fue a Prince. Según Rogers, al músico no le gustó la versión de O’Connor, pero no porque fuera ella, sino que no le gustaba que nadie grabara sus canciones a menos que él se lo pidiera. Y este no había sido caso. De hecho, una vez que O’Connor logró el éxito con la canción, Prince la invitó a su mansión, pero solo para desquitarse. La agredió verbalmente y casi incluso de manera física, por lo que a la calva irlandesa no le quedó otra que irse a pie en medio de la noche y Prince la siguió en un auto.

Como suele ocurrir a veces con los hits, estos cansan a sus intérpretes, como un Saturno que devora a sus hijos. Por ello, Sinéad O’Connor anunció en marzo de 2015 que ya no interpretaría más Nothing compares 2 U en vivo. Ella explicó sus motivos: “El primer principio de la forma en que me formé como cantante (Bel Canto) es que nunca cantamos una canción con la que no nos identificamos emocionalmente. Después de veinticinco años cantándola, nueve meses más o menos atrás finalmente me quedé sin nada que pudiera usar para darle algo de emoción”.

”No quiero que el público se sienta decepcionado al asistir a un espectáculo y luego no escucharlo, así que les digo aquí que no lo harán. Si tuviera que cantarlo solo para complacer a la gente, no estaría haciendo mi trabajo, porque mi trabajo es estar emocionalmente disponible. Estaría mintiendo. Te estarían mintiendo”.

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