La dura discrepancia entre Boric y De Aguirre por la Feria de Frankfurt y cómo intentan revertir la decisión: “Invertir en Cultura no es plata que se tira a la basura”

Gabriel Boric y Jaime de Aguirre
Gabriel Boric y Jaime de Aguirre

Esta mañana se revelaron las diferencias entre el mandatario y el ministro de las Culturas ante el rechazo de Chile por convertirse en el invitado de honor del mayor evento editorial del planeta en 2025. Mientras Boric dijo que no pasó por él la determinación, De Aguirre reconoció que le parecía más relevante destinar esa inversión a políticas culturales nacionales y eventos en el país. El presidente ya instruyó que la decisión se revierta, aunque De Aguirre ve escasas opciones.


La decisión del gobierno, a través del ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, de marginar al país como invitado de honor de la Feria del Libro de Frankfurt, generó rechazo y posturas críticas en el mundo del libro. Incluso, rápidamente desde la oposición se anunció que se citará al ministro de la cartera, Jaime de Aguirre, a dar explicaciones ante la comisión de Cultura de la Cámara.

Es más, también desde el oficialismo se deslizaron críticas, como lo hizo esta jornada el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC). “Marginarse de esta feria del libro tan importante es como negarse ir a los Cannes. Y peor en medio de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado”, señaló en una publicación en sus redes sociales.

Pero esta mañana, el asunto se tomó la agenda del propio De Aguirre y del presidente Gabriel Boric, en su visita a la región de la Araucanía y el Biobío. Ambos revelaron fuertes discrepancias a la hora de tomar la determinación de no participar en el evento alemán.

“Está decisión no pasó por mí, ni me fue comunicada oportunamente, y yo le manifesté al ministro De Aguirre mi discrepancia, porque considero que gastar en Culturas es una tremenda inversión, no un gasto, esta no es plata que se tira a la basura”, dijo Boric.

Luego siguió: “Hay que hacer mayores esfuerzos en este sentido. El ministro De Aguirre lo que planteó en su momento es que efectivamente ser invitado de honor tiene un costo asociado del orden de los 8 millones de dólares, no es poca plata. Lo que yo planteo, como país que tiene una dignidad literaria que nos enorgullece, tenemos que estar en esas instancias, tenemos que ser protagonistas, y además hacer una feria importante en nuestro país. Por tanto, lo que he instruido es que se restablezcan las conversaciones para que podamos ser invitados de honor. No me cabe duda que estaremos ahí, como invitados de honor, hay que restablecerlo y ya se lo he encargado al ministro”.

JAIME DE AGUIRRE, MINISTRO DE CULTURA

Efectivamente, uno de los puntos de fricción fue la idea de darle prioridad a una feria literaria de ribetes internacionales en Chile. Según ha planteado De Aguirre en reuniones, los montos habría que focalizarlos en esa meta más que en el viaje a Frankfurt de 2025.

Así el propio ministro lo dejó establecido esta mañana luego de una actividad: un evento local no sería compatible con el viaje a Alemania. “Los recursos son limitados. Nosotros pensamos que orientar los recursos que teníamos para esa feria (Frankfurt), a una actividad como la que indiqué (en Chile), nos pareció más conectada con el propósito de valoración de la cultura en Chile”.

En lo concreto, tales montos se podrían también destinar en lo que él llamó otra clase de prioridades, como “la política del libro, la lectura y la biblioteca que tenemos pendientes y que hemos también lanzado este año”.

El ex ejecutivo televisivo también reconoció que se trata de una determinación que genera críticas y reveló que están tratando de revertirla: “Entiendo que esto sea una decisión polémica que estamos investigando si es reversible”, confirmando que “el Presidente de la República no está de acuerdo con nuestra decisión, tengo que decirlo francamente”.

“Estamos viendo que posibilidades hay de revertirla, yo veo que son escasas. Creo que esto no anula la presencia de Chile en Frankfurt. Está garantizada de igual manera como un participante normal”, dijo.

En esa línea, confirmó que la decisión fue analizada por el Ministerio y, tras eso, se decidió que “esos recursos más vale orientarlos hacia otro tipo de actividades”.

“Es una decisión discutible como todas las que se toman y yo estoy abierto, junto a las orientaciones del Presidente, a ver qué posibilidades hay de revertirlo”, reiteró. También defendió que puede existir una participación activa del país no necesariamente asistiendo como invitado de honor, sino que de forma normal.

Finalmente, De Aguirre explicó que “para los efectos de hacer negocios, da lo mismo. Para efectos de imagen probablemente sea muy lucido tener un stand grande y ser el invitado de honor. Hay muchos países, incluso desarrollados, que no han tomado este sitial por caro”.

Las conversaciones para intentar retomar la idea de la presencia de Chile como invitado de honor en la cita germana han empezado estos días, sobre todo ante la avalancha de críticas detonada por el asunto. Ya se iniciaron los contactos con Frankfurt y sus representantes. El objetivo es convencer a la plana ejecutiva de la ciudad que todavía existe tal alternativa, que se está en los plazos adecuados y que se puede echar pie atrás de una decisión que fue informada hace casi dos meses, en abril.

Tensiones en Cultura

La polémica entre Boric y De Aguirre, y el propio rechazo de Chile a Frankfurt, se suma a varias tensiones que se han acumulado en el sector desde el último tiempo. Lo más reciente, el paro de de los funcionarios y los trabajadores/as de la Subsecretaría de las Culturas y las Artes, del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que se ha extendido por un mes.

Aquel lío es una derivada del proceso que ya se había iniciado durante la gestión de la anterior ministra, Julieta Brodsky, orientado a consolidar la orgánica institucional. Se trataba de completar el traspaso del Consejo Nacional de la Cultura a Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (anexando lo que era hasta hace poco la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos dependiente del Mineduc), que había quedado trunco por la urgencia impuesta por la pandemia. De hecho, durante el verano hubo una movilización de los 4 sindicatos de trabajadores de la mentada subsecretaría, la que finalmente llegó a un acuerdo con la entonces ministra Brodsky para avanzar en una mesa conjunta y así revisar el reglamento orgánico.

Incluso, en febrero pasado ocurrió un episodio que pasó casi inadvertido. La instalación de carteles en la oficina de partes del Ministerio en Santiago, en que se alertaba por las condiciones laborales, en particular por la escasez de funcionarios para atender la demanda de proyectos para Fondo audiovisual y red Cultura. Se acusaba que los funcionarios llegaban a trabajar casi 24/7 e incluso se llamaba la atención por situaciones más pedestres como la condición en que se encontraban los baños de las oficinas. Eso sí, la iniciativa fue llevada solo por el Regional metropolitano de Anfucultura, tal como en ese minuto lo confirmó esa organización a Culto. De hecho, en ese momento la directiva nacional le señaló a este medio que “no podemos responder por esos carteles”. Es decir, se desmarcó de esa movilización en específico, pues coincidió con el minuto en que se llegó a un acuerdo con la anterior ministra.

Y aunque hubo reuniones con el nuevo ministro Jaime de Aguirre (quien asumió el pasado 10 de marzo), la situación del paro ha tenido “un avance relativo”. Así lo señaló a este medio hace algunos días el presidente Nacional de ANFUCULTURA, Jorge González San Martín. “Sigue existiendo la piedra de tope. Para poder financiar el Plan de fortalecimiento institucional le propusimos al gobierno -luego de recibir una propuesta- que se hace necesario que renuncien asesores con los salarios más altos y además se reasignen asignaciones críticas”.

FOTO: MANUEL LEMA OLGUIN/AGENCIAUNO

El cúmulo de tensiones ha golpeado a un área sensible para el gobierno del presidente Gabriel Boric, quien en reiteradas ocasiones ha marcado la importancia del tema para su administración. En ese sentido incluso anunció el aumento paulatino del presupuesto destinado a materias de cultura, arte y patrimonio, hasta llegar al 1%, lo que significa triplicar el gasto en la materia. Además de la creación del estatuto del trabajador cultural.

“Reitero nuestro compromiso que durante nuestro período de gobierno llegaremos, al menos, al 1% del presupuesto destinado a cultura. Esto lo afirmo porque tengo la más profunda convicción de que el desarrollo de un país no puede medirse sólo en función de su acceso a bienes, servicios y consumos, sino también en cómo trata, respeta y apoya la cultura en sus más diversas expresiones”, señaló el mandatario en esa oportunidad.

“Han terminando haciendo lo mismo que ellos criticaban”

Pero ¿qué ha pasado?¿por qué la manija de un ministerio marcado con ahínco en la narrativa de la administración Boric le ha resultado tan compleja de llevar? las opiniones son diversas. El escritor Rafael Gumucio, director del Instituto de Estudios Humorísticos de la Universidad Diego Portales y exasesor comunicacional del ministerio, se explaya. “Yo esperaba de este gobierno una gestión deficiente en Hacienda y en seguridad y una súper gestión en educación, cultura, en ecología y en mujeres -dice al teléfono con Culto-. Pero el resultado, al igual que los gobiernos de la concertación y el primer gobierno de Piñera, ha tenido una buena gestión económica y una pésima gestión en cultura, una gestión olvidable en el ministerio de la Mujer y una gestión educacional ridícula. Todos los temas de calidad, de pensamiento, intelecto, todo lo que requiere una profundidad analítica, que se supone traía esta nueva generación, han dado bote y han terminando haciendo lo mismo que ellos criticaban, una gestión cultura farandulera, ahorrativa, mandando a ingenieros comerciales al espacio cultural y sin ninguna gestión de los símbolos”.

Cuando se le pregunta por las tensiones derivadas por la situación de la orgánica, Gumucio es categórico: “Todo eso es un desastre, la orgánica del ministerio de la Cultura es un desastre, un desorden. Todos los que hemos tenido que ver con el mundo de la Cultura hemos pasado muy malos ratos. Yo esperaba de Jaime de Aguirre o del presidente que activara algo, pero no veo nada, un fondo concursable, un objetivo, una editorial del estado, cualquier cosa”.

Los ministros Marco Antonio Ávila (educación), Jaime de Aguirre (Culturas) y la subsecretaria de las Culturas y las Artes, Andrea Gutiérrez. FOTO:FRANCISCO PAREDES / AGENCIA UNO

María Angélica Zegers, presidenta de la Corporación del Libro y la Lectura, entidad gremial que agrupa a los principales sellos editoriales del país, incluyendo a las trasnacionales Planeta y Penguin Random House, respondió a Culto: “Es cierto que con este gobierno había expectativas altas respecto a la cultura y tras dos años y medio de gestión cuesta encontrar hitos relevantes que confirmen su prioridad. En promedio los proyectos de cultura llevan más de cuatro años y medio sin movimiento en el Congreso y por primera vez en 10 años no hubo ningún proyecto de cultura que se convirtiera en ley el 2022. El ejecutivo tiene un rol central en esto porque es quien lleva la discusión, pero no lo ha hecho y cuesta mucho ver la agenda a futuro. Según datos del observatorio de Políticas Culturales, no hubo ningún proyecto presentado por el ejecutivo en la legislatura pasada, entonces, a confesión de parte relevo de prueba, las prioridades y el rol que juega la cultura tienen que verse reflejados en proyectos concretos y en un presupuesto gubernamental que permita levantar la institucionalidad cultural en general”.

Desde la librería Metales Pesados, en el corazón del barrio Bellas Artes, el librero Sergio Parra, un referente cultural, también opina al respecto. “Yo creo que el Presidente no debería asumir estos costos, porque cuando uno elije a un ministro de Cultura, este me imagino que tendrá un grupo de asesores en las áreas que corresponden. Lo importante es ser bien asesorado, ver lo pro y los contra, y al no ser bien asesorado, esto repercute en el Presidente. Ese es el gran error, que los ministerios no tienen gente pertinente. Pueden ser buenos ministros -De Aguirre se ve que no lo es- pero deberían asesorarse antes de tomar las decisiones, porque el ministro no puede poner todos los huevos en el canasto de los 50 años”.

Parra añade un dato que a su juicio, ayuda a sopesar el rechazo chileno de la invitación a Frankfurt. “Hace más de 10 años fuimos invitados junto a mi socia en Metales Pesados, Paula Barría, a la Feria de Frankfurt. Ahí uno se da cuenta de la dimensión del evento. Está todo lo que tiene que ver con el proceso del libro. Ahí tuvimos un desayuno con el director de la Feria, Jürgen Boos, quien habla muy bien español. Le consultamos cuándo Chile iba a ser país invitado. Nos miró con una cara como diciendo ‘qué me están preguntando’. Y nos comentó que era imposible, que en ese momento, Chile no tenía las capacidades de producción de autores a nivel internacional. Fue decepcionante porque pensábamos que teníamos buenos escritores, dos Premios Nobel, pero para ellos va más allá de eso. Ahora ocurre esto, que Chile tiene una gran narrativa, tanto de mujeres y hombres, ilustradores, estaba la oportunidad, y el ministro de Cultura decide no participar”.

En privado, otros personeros vinculados al mundo de la cultura apuntan a una serie de factores que de alguna forma ya se han esbozado; lentitud en el proceso administrativo, desmotivación entre funcionarios, exceso de asesores (muy bien remunerados, dicen), dificultades en el proceso de reconversión a ministerio, y una percepción de lejanía de Santiago frente a la sede en Valparaíso. También apuntan a la nula gestión hacia el mundo de los libreros e incluso a tener recursos frescos de cara al próximo ciclo electoral. Como sea, es una crisis compleja.

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