El jardín íntimo de Natalia Lafourcade: “Yo no sé por qué nací en esta época, de verdad hubiera sido muy feliz en los años treinta, cuarenta, cincuenta”

Natalia Lafourcade. Fotografía recuperada de www.natalialafourcade.com.mx
Natalia Lafourcade. Fotografía recuperada de www.natalialafourcade.com.mx

La destacada artista mexicana se encuentra de paso en nuestro país, en el marco del lanzamiento de su más reciente proyecto titulado De todas las flores, el primero en siete años compuesto por canciones totalmente inéditas. Una propuesta íntima y llena de introspección que, además, viene acompañada de un libro, un podcast y un documental que está próximo a ver la luz. En conversación con Culto, Lafourcade desmenuzó algunas de las tantas dimensiones que caracterizan lo más reciente de su discografía, y que la tendrá protagonizando un concierto en el Movistar Arena el próximo 16 de agosto.


“Perdona, que me tuve que ausentar por un momento. Tenía una cita que atender conmigo misma”. Los primeros versos de El lugar correcto condensan a la perfección el camino transitado por Natalia Lafourcade en los últimos años. Ha sido un periodo marcado por la introspección y el deseo por reconectar con su propio mundo musical; ese que arrancó a principios de este siglo y que el 2015 revolucionó la industria hispanohablante con el disco Hasta la raíz, tan premiado y elogiado como vigente.

Lo que vino después fueron cuatro años de investigación y justos homenajes a varios de los grandes compositores latinoamericanos. Los dos volúmenes de Musas (que incluyen una versión de Que he sacado con quererte de Violeta Parra) y de Un canto por México (cuyas ganancias fueron destinadas a reconstruir el Centro De Documentación Del Son Jarocho, afectado por el terremoto que sacudió a México el 2017) fueron el resultado de esa brillante etapa que mantuvo su nombre en el radar de los medios. Pero, tarde o temprano, llegaría la hora de retornar al centro.

Con el inicio de la pandemia, Lafourcade decidió refugiarse en su ciudad natal y reconectar con la naturaleza. Fue ahí cuando comenzaron a materialzarse los primeros trazos de De todas las flores, su más reciente disco, compuesto por 12 canciones que navegan por la soledad, la permanencia, la muerte y las grietas que marcaron la última etapa de su vida. Su primer trabajo totalmente inédito, a siete años del lanzamiento de Hasta la raíz.

Sin embargo, se trata de una propuesta mucho más ambiciosa, pues no son sólo las composiciones más íntimas de lo que va de su carrea. Además, está acompañado de un podcast y un libro que, a modo de cancionero portátil, documenta y comparte con el público los detalles que subyacen a la trastienda del álbum. Y muy pronto, llegará el estreno de una pieza audiovisual que complementará todo lo anterior. “Desde que empecé a ver la naturaleza del disco, de las canciones, del proyecto, surgió en mi la necesidad de explorar muchos campos en De todas las flores”, comenta Lafourcade sentada en un extremo del salón O’Higgins, ubicado en pleno Hotel Sheraton de Santiago.

“Vino el campo de la música, el campo del podcast, el campo de la película que se está haciendo, del libro... Y también el campo del show, de los visuales, de los lyrics videos... Todo, con esa intención de compartir. Creo que es un libro en el cual pude, más que en ninguno de mis proyectos, desmenuzar en su máxima forma el proceso”, afirma la artista mexicana con raíces chilenas, que se muestra consciente de que se trata de un trabajo de grandes dimensiones. “Todo este proyecto es muy importante y es un parte aguas ahorita en mi camino, porque me permite encontrarme y reconocerme como una artista multifacética. Puedo hacer muchas cosas y constantemente quiero explorar en diferentes formas. Principalmente eso pasó con este disco, con esta música. Me ha ayudado a recordar muchas áreas de mi jardín, digamos; de mi mundo interior”.

En varias oportunidades, Lafourcade ha manifestado que parte de la naturaleza de este disco representa ese anhelado retorno a su propio centro musical. Aun así, reconoce que los años labrando el cancionero del folclor latinoamericano no fueron en vano. En el primer capítulo del podcast homónimo –que incluye grabaciones inéditas de las canciones en bruto, audios de WhatsApp y breves entrevistas con quienes estuvieron a su lado en el proceso-, se puede escuchar al productor Adán Jodorowsky mencionarle que algunos pasajes del álbum le evocaron sonoridades cercanas a José José y Agustín Lara.

Creo que, de una manera muy orgánica y muy bonita, está empapado de todos esos mundos. Yo veo en Hasta la raíz cómo viene la influencia de Mujer divina, de todas las músicas que empecé a explorar, y me di cuenta que ahí se empieza a ver una investigación en la música distinta, unas inquietudes nuevas para mí. Y luego vinieron los homenajes al folclor latinoamericano con Musas. Con Un canto por México fui mucho más a la música tradicional mexicana, a nuestros boleros, a nuestro norteño, al ranchero... Me metí mucho más ahí, y todo eso iba empapando, de alguna manera, mi mundo personal, propio. Lo que se me hace muy bonito de De todas las flores es que es un disco que me permite no ir con la inercia, con lo que a lo mejor habría sido lo obvio de hacer en respuesta a lo que yo venía trabajando”, reflexiona la artista.

Natalia Lafourcade. Fotografía recuperada de www.natalialafourcade.com.mx
Natalia Lafourcade. Fotografía recuperada de www.natalialafourcade.com.mx

Y complementa: “De todas las flores, de alguna manera, me saca de ahí, me dice ‘todo bien, pero recuerda tu propio mundo musical’. A mí también me gusta el jazz, la música brasileña, y también escucho músicas instrumentales y clásicos. Así como escucho cumbias, escucho Bach, y también Chopin o Debussy. Y de repente me pongo un disco de Jazz para mí. Eso no lo comparto con nadie, ni con mis amigas. Porque eso es muy mío”.

Aunque con las referencias más que claras, también hubo una intención creadora de no ir a lo obvio. “Adán me dijo ‘yo te voy a sacar de la inercia obvia de lo que tu podías hacer y vamos a hacer algo totalmente diferente’. Tomamos otro rumbo. Y siempre hacer ese tipo de ejercicios es muy bueno, porque, como artistas, siento que nos permite renovar. Renovar nuestros caminos, nuestra naturaleza como músicos o como lo que hagamos”, asegura.

El valor de la naturaleza

En algún momento, la imagen de una gran montaña comenzó a cruzarse por su mente. Era una visión recurrente que aparecía cuando se subía al escenario, en pleno lapsus de conexión con el público. Durante la pandemia, ese acercamiento con la naturaleza también se volvió un asunto fundamental para sobrellevar los días de aislamiento. Un entorno que permeó varios pasajes del disco y que resulta determinante en algunas de las reflexiones contenidas en sus letras.

“Hubo varios elementos que me fueron acompañando en cómo se fue haciendo el disco. Primero, la parte de que no es un disco que se hizo diciendo ‘me voy a meter al estudio, voy a grabar los tracks y lo termino’, que no es que esté mal. Cada proyecto tiene su naturaleza. Pero en esta ocasión, fueron canciones que se hicieron a lo largo de tres años, sin prisa, sin saber ni si quiera que iban a estar en un disco. Y cuando encontré 17 más o menos terminadas, otras en ideas, dije ‘voy a hacer un disco’. Pero todo lo que pasó en mi vida personal durante ese tiempo, y sobre todo el momento donde decidí retirarme de los escenarios y de los viajes… Aparte vino la pandemia, y el encierro. Significó volver a mi casa, a Veracruz, estar muy cerca de la naturaleza, estar cerca de las montañas, pero también estar cerca del mar. Todo eso, inevitablemente fue empapando el proyecto”, reafirma la artista.

“Toda la música que escuché, todos los músicos que conocí en Xalapa, Veracruz, donde hay una escena musical muy fuerte en muchos estilos musicales. Todo eso se volvió una influencia para mí. Todo se fue enriqueciendo, naturalmente. Al final lo puedo sintetizar en que es un campo de juego para mí. Es un campo de flores, de muchas secciones de flores, porque es precioso y porque, para mí, ha sido hermoso poderme encontrar ahí adentro, con mi mundo”.

Entre todos los paisajes construidos en el LP, hay un bello homenaje escondido. Una musicalización a un poema de la curandera y chamana mexicana María Sabina. “Ya tenía algunas de las canciones, sabía que era un disco que venía de un espacio quebrado, roto. Ya yo estaba en el proceso de la autosanación, de reencontrarme conmigo misma. Y de repente llegó a mis manos este texto de María, que ella bajó de alguna manera. Ella, como mujer medicina, en toda esta conexión que tenía con las yerbas, con los ‘niños santos’ que les llamaba, con todo este mundo que ella servía para sanar a muchas personas... Ella no leía ni escribía, pero bajaba la información. De ella venía ese texto que llegó a mí, yo lo leí y resoné muchísimo con él. Me dije ‘esto es lo que yo estoy viviendo en este momento, en mi vida’”, recordó.

“Y claro, yo soy la mujer medicina. Lo llevo en mí, nomás tengo que recordarlo y reconectar conmigo, con mi mundo, crear mundos, ser creativa con mi propia vida, y querer estar bien. Eso me hizo sentir que tenía que hacerle una canción y compartir eso que viví a través de esta canción, de esta letra, y hacer una adaptación de este texto. Nació María la curandera. Y yo soy María. Me llamo María Natalia. Y en México todas nos llamamos María. Hay un buen de Marías –afirma entre risas-. Como ella lo dice, todas las Marías, y todas las mujeres y todos los seres humanos, en realidad, somos la medicina; la tenemos dentro”.

El desafío de grabar en cinta

Tanto el podcast como el libro que acompañan el disco dejan en claro que se trata de un proyecto lleno de peculiaridades. Una de esas, es la decisión de Lafourcade de grabar todo el disco en cinta, un formato análogo que empapó todos los tracks del disco de un ritmo y atmósfera repletas de autenticidad, que no habrían sido logrados con otro tipo de técnica. Aquí, el error y la complicidad se vuelven parte del resultado final.

La intención venía rondando en su cabeza hace bastante tiempo, y por fin pudo ser materializada: “Es parte de la idea de probar cosas que nunca he hecho. En este disco probé muchas cosas. Ya todos los proyectos hermanos son prueba de eso. Y haber hecho lo de grabar en cinta fue algo que tenía que ocurrir, porque yo necesitaba escucharme desde afuera grabada en ese formato, un formato análogo, después de haber trabajado con todos los artistas con los que trabajé y que grababan de esa forma. Al escuchar las músicas que escucho, que me gustan, pienso que yo no sé por qué nací en esta época, porque de verdad hubiera sido muy feliz en los años treinta, cuarenta, cincuenta… Siento que esa es mi época”, asegura, dotando de más sentido el ejercicio realizado en el estudio.

Natalia Lafourcade. Fotografía recuperada de www.natalialafourcade.com.mx
Natalia Lafourcade. Fotografía recuperada de www.natalialafourcade.com.mx

“Yo quería ir hacia esas épocas, volver a los 60, estar allá, atrás en el tiempo con el formato de grabación. Y nos condicionó a grabar de una cierta forma. Los Beatles tenían muchísimo dinero y podían tener 70 cintas análogas para grabar cientos y cientos de tracks sobre sus músicas. En mi caso, yo sólo podía ocupar 15. Y las cintas tienen 20 minutos nada más de duración. Entonces, cada una había que ocuparlas muy bien. Cada vez que comenzábamos la grabación teníamos que aprovecharlas muy bien. Eso condicionó mucho nuestra concentración. Adán también jugaba con nosotros, no nos dejaba ensayar demasiado. Nos decía ‘no, no, ya no vamos a ensayar’. Porque él quería espontaneidad en los tracks”, comparte la artista.

Algo que, al sentir de Lafourcade, aportó parte de la identidad del disco. “Fue maravilloso, porque había que estar concentrados. Los tracks de los discos a veces quedaron muy largos porque estamos todos esperando a ver cuándo vamos a terminar. Eso le trajo algo a mi proyecto que yo quería también tener, que era grabar todos juntos, la adrenalina, la tensión, la presencia, y así salió el disco. Hay canciones inclusive que son muy lentas, porque estamos en la lectura del momento, de qué vamos a hacer musicalmente. Y pues eso se quedó ahí, no hubo manera de alterarlo, porque estábamos todos en el mismo cuarto. No es un disco que esté editado, cortado, pegado, arreglado, que son formas de hacer otros discos, y que está bien, porque es como ir haciendo una escultura, vas quitando, puliendo un diamante. Pero este álbum tiene eso. Suena la habitación, la sala, suenan los errores, las risas, suena que marcamos el tiempo… Eso para mí era importante tenerlo en esta ocasión”.

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Las entradas para el show de Natalia Lafourcade en el Movistar Arena ya están disponibles en Puntoticket. El libro De todas las flores se encuentra en librerías.

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