“No glorifica ni relativiza los crímenes de los nazis”: la lucha de Roger Waters por su gira que se acerca a Chile

Roger Waters

El ex Pink Floyd logró revertir la decisión del Ayuntamiento de Frankfurt que le impedía tocar en un local de la ciudad por eventual antisemitismo. El músico ha estado en el ojo público en los últimos meses, a través de una comentada gira que tiene altas posibilidades de pasar por Santiago.


Casi tres meses le tomó a Roger Waters, el histórico exlíder de Pink Floyd, solucionar un asunto que lo enredó. Esta jornada se conoció que el músico logró torcer la resolución inicial del ayuntamiento de Frankfurt, Alemania, que le impedía presentarse en la ciudad en el marco de su gira This is not a drill, acusándolo de antisemitismo.

Todo comenzó en febrero cuando el Ayuntamiento local canceló la actuación agendada para el 28 de mayo en el Festhalle, un pabellón para eventos -de propiedad pública- que cuenta con capacidad para 15 mil personas. En el momento se dijo que la decisión se tomó debido a las opiniones del músico sobre Israel. Más aún, se le señaló como “uno de los antisemitas más conocidos del mundo”. La razón que se arguyó fue que en una gira anterior, del año 2013, el músico exhibió su clásico globo inflable en forma de cerdo volador rayado con la estrella de David, uno de los símbolos culturales del judaísmo.

Sin embargo, en su estilo, el músico se mostró desafiante. En una publicación en su cuenta de Instagram, fechada el pasado 15 de abril, anunció que iría a la ciudad de todos modos. “¡No es que importe mucho! ¡Vamos a venir de todos modos! ¡Porque los derechos humanos importan! ¡Porque la libertad de expresión importa! ¡Sí!”, detalló.

No se quedó allí y decidió seguir acciones legales. Así lo ratificó Mark Fenwick Management, la productora que trabaja con el ex Pink Floyd. “El señor Waters ha dado instrucciones a sus abogados para que tomen de inmediato todos los pasos necesarios para revocar esta decisión injustificable”.

Finalmente, fue el tribunal administrativo de Frankfurt el que dictaminó que el concierto podría realizarse. En su argumentación, citada por medios internacionales, detalló que a pesar de que el músico usó “simbolismo manifiestamente basado en el del régimen nacionalsocialista”, la presentación “no glorificaba ni relativizaba los crímenes de los nazis ni se identificaba con la ideología racista nazi”. De este modo, se considera que el concierto debe ser visto “como una obra de arte”. Eso sí, el Ayuntamiento todavía puede apelar al fallo.

La negativa de la ciudad había movilizado a un grupo de músicos a firmar una petición al ayuntamiento para revertir la medida inicial. Entre los firmantes figuraron Eric Clapton, Tom Morello de Rage Against The Machine y Nick Mason, el clásico baterista de Pink Floyd, único de los excamaradas de Waters en apoyarlo públicamente. “Los funcionarios que vilipendian a Waters están participando en una campaña peligrosa que combina deliberadamente las críticas a las políticas ilegales e injustas de Israel con el antisemitismo”, detallaba el documento.

No fue la única moción. También se había levantado una petición similar para cancelar el show de Roger Waters en Münich, pero fue el alcalde de la ciudad, Dieter Reiter, el que descartó cualquier medida, en charla con Deutsche Welle. “Actualmente no vemos ninguna posibilidad legalmente segura... de revertir la decisión ya tomada”, dijo. Pero añadió: “No quiero tenerlo [a Waters] aquí, pero ahora vamos a tener que soportarlo”.

Por su lado, Waters se había defendido. Señaló que el mentado cerdo volador “representa a Israel y sus políticas y está legítimamente sujeto a todas y cada una de las formas de protesta no violenta”. Además remarcó que no era el único símbolo, ya que en la plástica piel del porcino inflable también se rayaron un crucifijo y los logotipos de compañías como Mercedes, McDonald’s y Shell Oil.

Las acusaciones de antisemitismo contra Waters no son nuevas. El año pasado, el músico remarcó -una vez más- que “absolutamente no era antisemita”. Además, intentó explicarse. “Decir que Israel no tiene derecho a existir como un estado de apartheid, más de lo que lo hizo Sudáfrica o cualquier otro lugar, no es antisemita”.

A ello se sumó un -nuevo- cruce en Twitter con Polly Samson, la esposa de su excompañero en Pink Floyd, David Gilmour, quien aseguró que Waters es “antisemita hasta [su] núcleo podrido” y “un apologista de Putin y un mentiroso, ladrón, hipócrita, evasor de impuestos, sincronizador de labios, misógino, enfermo de envidia, megalómano”.

Acaso como otro capítulo de un conflicto interminable entre ambos, David Gilmour compartió la publicación señalando que “cada palabra [es] demostrablemente cierta”. Mientras, Waters, por su lado aseguró que los dichos de Samson, son “incendiarios y tremendamente inexactos” y que “los refuta por completo”.

Además de trabajar en una nueva y personal reversión del álbum The Dark Side of the Moon de Pink Floyd, que cumplió medio siglo en marzo pasado, también ha tenido tiempo para otros asuntos. En febrero habló en la reunión del Consejo de seguridad de la ONU, en que se refirió a la guerra en Ucrania, hoy en curso.

FOTO: HANS SCOTT / AGENCIAUNO

“La invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa fue ilegal y la condeno en los términos más enérgicos posibles”, dijo Waters. “Además, la invasión rusa no fue sin provocación, por lo que también condeno a los provocadores en los términos más enérgicos posibles. Ahí, eso lo ha quitado del camino”.

Tras estas palabras, el embajador de Ucrania ante el organismo, Sergiy Kyslytsya, lo criticó en duros términos. “Es irónico, si no hipócrita, que el señor Waters intente ahora encubrir otra invasión”, dijo. “Qué triste para sus antiguos fans verlo aceptar el papel de otro ladrillo en el muro: el muro de la desinformación y la propaganda rusas. Siga tocando la guitarra, señor Waters”.

Todo el embrollo en Alemania generó incertidumbre con su gira This is not a drill. Pero ya se confirmaron as fechas de su tour europeo para el verano boreal (además de su paso por tierras germánicas, también tocará en Italia, Francia, Bélgica, República Checa, Inglaterra y Escocia) y tal como informó Culto en diciembre pasado, hay altas posibilidades de que Waters cierre una próxima gira por Sudamérica la que tendría un paso por nuestro país.

Por estos días se alista su posible arribo a Santiago para fin de año, lo que marcaría su quinta escala en la capital. La última vez fue el 14 de noviembre de 2018, cuando impactó al Estadio Nacional con el periplo de grandes éxitos Us+Them.

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