La mujer fuerte del videoclip chileno

Foto: Valentina Palavecino

Reciente ganadora de la competencia de videoclips del Festival In-Edit, Camila Grandi se ha hecho un nombre como directora. Su firma figura en trabajos junto a Francisca Valenzuela, Mon Laferte, Denise Rosenthal, entre muchos otros destacados del pop chileno. Acá su historia y los secretos tras uno de los productos claves en la industria musical.


“Ah, tú eres la Cami”, fue lo primero que le soltó Mon Laferte a Camila Grandi, el día que se conocieron. Era el 21 de diciembre de 2021, en Bajo La Montaña, un apacible centro de eventos enclavado entre la exuberante selva de Tepoztlán, en las faldas del Tepozteco. Allí, donde la tradición señala el lugar de nacimiento del dios civilizador Quetzalcoatl, la cantante y la directora grabaron una sesión para Tiny Desk, las afamadas series de presentaciones en vivo organizadas por la NPR, por las que han pasado nombres como C Tangana, Belle and Sebastian, Ed Sheeran, entre otros.

Fue aquel un salto en la promisoria carrera de Grandi (28). Una realizadora audiovisual que desde el 2016 se ha hecho un nombre entre las más reputadas directoras de videoclips del país. Por ello, en su currículum se pueden encontrar trabajos junto a Francisca Valenzuela, Cami, Benjamín Walker, Denise Rosenthal, Schuster, Young Cister, entre otros. Es decir, su firma se repite en todo lo ancho del pop chileno.

Así fue como la misma Mon Laferte la contactó a comienzos de 2021. “Ella me empezó a seguir por Instagram y ahí me escribió”, recuerda Camila en videollamada con Culto. En principio, la idea era trabajar en un videoclip que se iba a rodar en locaciones de Chile y México. Pero, no se concretó. “Ella tuvo que volver a México a grabar y me acuerdo que me dijo: ‘Cami, por algo pasan las cosas. Es porque vamos a hacer algo mucho mejor’”.

Foto: Brendeanda

Al poco tiempo, Grandi debió volar al país azteca por otros proyectos. “En septiembre y octubre, la Fran Valenzuela me llevó a México para grabar unos videoclips con ella. Ahí la Mon se enteró que yo estaba allá y me escribió ‘Cami, ¿hasta cuando te quedas?”. Fue así que le llegó la posibilidad de dirigir el rodaje del Tiny Desk.

En principio la directora había elegido una iglesia de Tepoztlán como locación. “Es un pueblo chiquito, muy mágico. La Mon quería que el video se sintiera muy mexicano. Entonces había una iglesia y me gustó porque era algo muy México, la Virgen de Guadalupe y todo eso”, explica.

Pero como la fecha coincidía con las festividades religiosas, de improviso debieron buscar otro lugar. Así, la cantante tomó la iniciativa; fue al centro de eventos y le mandó videos a la directora. “Me dijo que le encantó. Después lo vi y me pareció que era muy chico. Le dije que apenas íbamos a caber con sus músicos, pero me dijo ‘no importa, lo quiero hacer ahí igual’”.

Como en esos días la viñamarina estaba en un avanzado embarazo, solo pudo encontrarse con Camila en el día del rodaje. Sin ensayo previo, la cantante hizo toda la sesión de una sola toma, durante un solo día de rodaje. “La Mon casi no podía moverse por el embarazo, pero llegó, y cantó”, recuerda.

El camino de un videoclip

A Camila Grandi le llamaban la atención los videoclips desde niña. “Era muy fan de MTV. El video más traumático, pero el que más me llamaba la atención, era el de Rock DJ de Robbie Williams. Me encanta ese video”. Incluso, recuerda que esa afición la volvió parte de su vida. “Cuando tenía 13 años, tomaba a mis amigas, agarraba canciones, las poníamos y grababa con una cybershot chiquitita, después los editaba. Hace poco encontré algunos, eran muy chistosos”.

Años después, y tras estudiar un año de comunicación digital, la futura videísta entró a la carrera de Comunicación Audiovisual en la UNIACC. Allí, dice, comenzó a registrar sesiones acústicas para grabar a músicos. “Nos organizábamos con mi curso, yo dirigía, alguien hacía arte, y así”. El momento decisivo fue cuando el ex Amango, Kevin Vázquez, la contactó para hacer un videoclip. “Él hacía covers, y como estaba grabando sesiones acústicas me preguntó si hacía videos. En verdad yo siempre había querido hacer videoclips, pero nunca me animé, no me sentía lista. Entonces le dije ‘nunca he hecho un videoclip, pero podemos intentarlo’”. Desde ese momento, no paró.

Camila Grandi. Foto por Ronny García

Poco a poco, comenzó a afinar un método. “Nunca tuve una clase de videoclip, sé que ahora gente como Bernardo Quesney hace clases. Yo creo que es porque nunca se sintió el videoclip como algo a lo que te pudieras dedicar. Pero siendo súper sincera, siento que aprendí haciéndolo”. De todas formas, con la experiencia acumulada dice tener claro qué es lo que debe tener un buen video. “Un buen concepto visual. Creo que uno se acuerda de los videoclips por algún objeto, por algún color, porque es el videoclip del tren o lo que sea. Siento que eso es súper importante para tener un impacto”.

Con la experiencia de alternar temporadas de trabajo entre Chile y México, desde ese viaje en que trabajó con Francisca Valenzuela y Mon Laferte, Camila Grandi dice ya notar la diferencia entre los mercados. “En Chile no hay industria de videoclips, no existe. Lo que se invierte en un artista acá es mucho, mucho más de lo que se invierte allá, porque somos un país chico, porque nuestra población es chica, porque los sellos no tienen los mismos recursos que el sello mexicano. Yo diría que eso es lo más complejo”.

Para dirigir un videoclip en el mercado azteca, al igual que en los comerciales, los interesados en dirigir envían sus propuestas a sus potenciales clientes, y allí se decide. “En Chile eso igual se hace, pero no tanto, al final te llaman directo. No somos más de 15 los que hacemos videoclip, hasta tenemos un grupo de WhatsApp -cuenta Camila-. Pero acá está la posibilidad de trabajar con artistas grandes. Una vez pude enviar una propuesta a Danny Ocean, pero no quedé. Igual estoy felíz, porque eso es porque estoy acá y te van conociendo”.

Una vez que cierra una propuesta para hacer un clip con un artista, Camila sabe exactamente qué hacer. “Escucho la canción muchas veces. Me imagino una estética, siento que la música la vinculo a un color, entonces imagino una paleta antes de lo que voy a hacer. Eso es raro porque primero va lo que vas a contar y después el cómo. Por ejemplo, pienso ‘esta canción es verde’, y de ahí le doy vueltas y llego a un concepto”. Eso sí, dice que trabaja en conjunto con el artista en cuestión. “Tenemos reuniones por Meet, les pregunto por qué hicieron la canción y voy anotando ideas. Así sale el concepto”.

Otras veces, se forman sociedades creativas. Así le pasó con Francisca Valenzuela, a quien conoció cuando trabajó haciendo el making off para el clip de Flotando. De allí desarrolló proyectos puntuales, como el video de La Fortaleza. Luego la relación se estrechó y así viajaron juntas a México, donde compartieron departamento. En ese período trabajaron los videos para Salú (en codirección), Castillo de Cristal y Último baile. “Al principio íbamos a hacer un videoclip pero al final fueron tres. Esos dos meses fueron de mucha creatividad, conversábamos en los almuerzos, por ejemplo, a quienes íbamos a invitar al video de Salú. Ese tenía que ser una fiesta, encontramos un centro de eventos, y nos pareció muy bacán. Lo que quería la Fran era incluir a gente cercana a ella en México, por eso sale Benja Walker y Francis Durán”.

Durante la pandemia también pudo trabajar con Denise Rosenthal. Allí recuerda el rodaje de No Olvidar, en que debieron trabajar con el temor de la posibilidad de un contagio. “Ese fue el primer video que hice con ella. Éramos sólo tres personas, y me acuerdo que me tuve casi que poner un traje de astronauta. Desde ahí hemos hecho cosas, lo último fue un acústico cuando fui a Chile este año”. Además, destaca su bagaje actoral. “Tiene un manejo de cámara y escénico increíble. Puede estar cansada o triste, pero le ponen la cámara y entra en el personaje de una”.

Esta temporada, Camila Grandi obtuvo reconocimiento. Su trabajo para Aunque te mueras por volver, de Mon Laferte (grabado en México en una extraña casa con un laberinto en el jardín), ganó el premio al Videoclip del año en el festival In-Edit Chile y además obtuvo el premio a Mejor video Latam en el Buenos Aires Music Video Festival. Un camino que para ella le ha permitido consolidarse. “Ese es uno de mis trabajos favoritos, y acá tuve más recursos para hacerlo. En México el videoclip es rentable, hay gente que vive de esto acá -agrega- El otro día fui a una productora que era solamente de clips y era gigante”. Aunque cuando se le pregunta si puede vivir de eso, cuenta que en su caso además graba spots publicitarios. “Pero trato que todo sea sobre música”, aclara.

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