“Ella se sentía muy atraída por mí”: Diana de Gales y George Michael, historia íntima de una amistad

Casi como un flechazo, el cantante y la princesa -fallecida hace exactos 25 años- congeniaron apenas cruzaron miradas. Fueron muy cercanos, e incluso, se asegura que ella estaba interesada en él. Lo cierto es que fue una relación de mutua confianza en que se compartían dolores y se acompañaron en momentos clave. Hasta en la muerte.


Acaso por compartir los tormentos de la fama, a Diana de Gales le resultaba cómodo entablar vínculos con estrellas del espectáculo. Como si buscara la necesidad de tener un consuelo en figuras tan expuestas a los fogonazos de los flashes como ella. Su natural encanto y simpatía, hacían el resto.

“La princesa Diana tenía algo con las estrellas del pop”, le dijo el biógrafo del artista, James Gavin, a Fox News Digital. “Ella era una fan girl. Estaba enamorada de las estrellas del pop y llegó a conocer a muchas de ellas”.

Por ello, entre sus amistades de la realeza del espectáculo hubo celebridades como David Bowie, Freddy Mercury, Elton John, y George Michael. Pero con el hombre de Faith, la cosa pudo ir un poco más allá. Durante años se rumoreó que había más que una amistad entre ellos, y que los flirteos eran evidentes. Todo eso, claro, antes de que el propio cantante revelara su homoseuxalidad en público en una entrevista de 1998.

Para la audiencia y la prensa especializada, había razones para pensar en ello. Hasta mediados de los ochentas, George Michael era un símbolo sexual. Eran los días en que saboreaba el éxito junto a su compañero Andrew Ridgeley, en el dúo Wham! a punta de un pop sensual y pistero que le sentaba perfecto.

La oportunidad de conocerse llegó en 1985 con ocasión del Live Aid, el evento benéfico con shows en Londres y Filadelfia para recaudar fondos para África. Diana asistió al concierto en Wembley, donde pudo compartir con las estrellas entre bambalinas. Pero a la princesa le llamó la atención el moreno galán de Wham! que en esa ocasión participó como invitado en el show de Elton John, a su vez, amigo de la “reina de corazones”.

“Fui invitado al Palacio muchas, muchas veces antes de reunirme con ella porque tenía mucho miedo de la publicidad si nos hiciéramos amigos”, recordó George Michael en una entrevista de 2009 con The Huffington Post. “Y cuando nos conocimos, creo que hicimos clic de una manera un poco intangible, y probablemente tuvo más que ver con nuestra crianza que con cualquier otra cosa”.

“Ella era muy parecida a muchas mujeres que se han sentido atraídas por mí en mi vida porque ven algo que no es amenazante -agregaba el cantante-. Tal vez porque cuido de mis hermanas y soy muy protectora con mis hermanas, las mujeres parecen oler eso. Entonces, las mujeres que tuvieron dificultades para crecer o sienten que no lo eran… ya sabes… cuando todavía me acostaba con mujeres, Dios mío, era absolutamente todo el tiempo”.

Pronto, a George Michael le quedó en claro que la Princesa estaba interesada en él. Una situación que, reconoció, le resultaba compleja de manejar. “Hubo ciertas cosas que sucedieron que dejaron en claro que ella se sentía muy atraída por mí. No había dudas”, señaló el cantante en la misma entrevista. Pero reconoció que tratar con ella le resultaba reconfortante. “Diana era la única persona que conocía que me hacía sentir como una persona común”.

Por ello, George trataba de evitar al máximo cualquier vínculo comprometedor con la princesa. “George Michael era tímido con la princesa Diana por dos razones”, detalla Gavin. “Uno, ella era la Princesa de Gales. Aunque George Michael era George Michael, la princesa Diana era más popular que la reina. Y no quería que pareciera que estaba acosando a la princesa Diana... George se dio cuenta del hecho de que ella estaba loca por él. Ahora, por supuesto, esto no habría ido a ninguna parte, pero puedes imaginar lo incómodo que esto lo hizo. Así que la mantuvo a distancia. La amistad consistía en almuerzos ocasionales y llamadas telefónicas”.

Una voz para las penas

Pero los dolores mutuos pudieron más y de alguna forma contribuyeron a fortalecer el vínculo. Ambos eran figuras mediáticas que debían soportar el asedio de los medios y el escrutinio de la opinión pública. “Cuando se trataba de la princesa Diana, George también encontró un espíritu afín, alguien como él que era una figura pública y estaba atrapado en esta jaula dorada. Y creo que era imposible no ser tímido con ella. Era la estrella más grande de Inglaterra, mucho más grande que cualquiera de las estrellas del pop que amaba”, explica Gavin.

En eso también jugaba la personalidad y simpatía de Diana, siempre llana a la conversación. “A pesar de su estatus y su abolengo, estaba bendecida por una capacidad increíble de socializar, con la habilidad de hablar con quien fuera, de parecer normal, de hacer que la gente se sintiera cómoda en su compañía”, la recuerda Elton John en su autobiografía Yo, Elton John.

La relación llegó a tal punto, que ella le confiaba sus penas. Una madrugada de 1996, en medio de la vorágine de la ruptura con el Príncipe Carlos, Diana llamó a George Michael, quien pasaba la noche con su amigo Andros Georgiou. Como este no le contestó de inmediato, la princesa le dejó un mensaje.

“El contestador automático grabó los primeros tres minutos de la conversación”, explica Gavin, ya que Georgiou logró apoderarse de la cinta y venderla. “Ahora imagina que la Princesa de Gales te llama a altas horas de la noche mientras miras la televisión con un amigo de la familia. Se podía escuchar el afecto mientras se hablaban. Diana es casi risueña y tímida. George se sintió halagado. Pero ninguno de ellos podía soltarse el pelo el uno con el otro”.

Tiempo después, ella hizo de consuelo. En febrero de 1997, y víctima de un agresivo cáncer, falleció Lesley Angold, la madre de George. En ese momento, Diana tomó nuevamente la iniciativa y marcó el número del cantante. Tras horas de charla, logró consolarlo.

Pero el 31 de agosto de ese año, Diana murió en un accidente en el Puente del Alma en París. Allí, George no pudo más. En el funeral transmitido por TV desde la Abadía de Westminster, al que asistió junto a Elton John y su pareja, se derrumbó. “Lloré en el servicio fúnebre. Había olvidado mi pañuelo y realmente estaba transmitiendo lo que me pasaba”.

“Él estaba desconsolado”, cuenta Gavin. “George sabía lo que era ser acosado implacablemente por la prensa... La conmoción de su fallecimiento a una edad tan temprana realmente sacudió su mundo. También se vio profundamente afectado por la muerte de Whitney Houston [en 2012]. Estaba petrificado de que podría terminar de la misma manera que lo hizo Whitney. Y, de hecho, eso sucedió más o menos”.

Una pena que, para su desgracia, fue carne para los medios más sensacionalistas. “Yo era una de las pocas personas en esa parte de la Abadía de Westminster que estaba realmente lloriqueando -detalla-. Y recuerdo haber pensado: ‘Dios, esto va a ser realmente vergonzoso’”.

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