Sebastián de la Barra, director de la productora Lotus: “Es poco probable que suceda Lollapalooza este año, por la falta de directrices de las autoridades”

Una imagen del festival de 2021 en Chicago. (AP Photo/Shafkat Anowar File)

El productor de la edición santiaguina del festival habla en extenso de las escasas opciones que hay de organizar la cita en noviembre, de su mirada crítica en torno al apoyo del gobierno a la cultura y del futuro del evento en el país.


La semana pasada, durante cuatro días, Sebastián de la Barra volvió a mezclarse entre multitudes apretujadas, a encontrarse con figuras de la música anglo y a recorrer varios kilómetros bajo el sol del verano boreal para multiplicarse por diversos escenarios con música en vivo. Una escena que ha vivido muchas veces durante la última década, más que la mayoría de los mortales y en distintos países, pero que esta vez se sintió distinta a las anteriores, más cercana a lo excepcional que a lo cotidiano.

Tras dos años sin haber asistido ni organizado espectáculos masivos en el país, el productor que desde 2011 realiza la versión chilena de Lollapalooza visitó la más reciente edición de Chicago del evento, el primer festival de renombre que se monta en Estados Unidos a capacidad completa en medio de la pandemia. Luego, vuelta a la realidad: un largo viaje en avión seguido de un extenuante control sanitario de más de cuatro horas en el aeropuerto de Pudahuel, para completar la cuarentena preventiva en su casa. Desde allí, el director de la productora Lotus analiza las lecciones que le dejó su paso por el Grant Park, las reuniones que sostuvo con representantes de la alcaldía y sus proyecciones para la décima edición santiaguina del festival, suspendida en 2020 y aplazada para el próximo 26, 27 y 28 de noviembre, aunque con casi nulas posibilidades de que se lleve a cabo, según él mismo cuenta en esta entrevista.

Dice que mientras en Norteamérica presenció una ciudad comprometida con el espectáculo, en Chile, pese a la paulatina reapertura de los conciertos con público presencial que se vive estos días, la falta de respuesta de las autoridades locales a sus planteamientos alejan cada vez más la opción de que la cita vuelva este año al Parque O’Higgins.

“Sin duda la coordinación de la autoridad local con la organización del festival hizo que se pudiera realizar un evento seguro. Había mucha gente de otros países, así que ojalá podamos sacar alguna lección positiva para poder demostrar que los festivales no son focos de contagio si se siguen ciertos protocolos”, comenta el productor, quien vivió en primera persona un espectáculo con 100 mil asistentes diarios, acceso permitido tanto para personas vacunadas como no vacunadas contra el Covid-19 -estas últimas tenían que presentar un test negativo y usar mascarilla en lugares cerrados- y medidas especiales de control tanto en los accesos al parque como en baños y camarines.

“Creo que todas las prácticas que observamos allá son de alguna manera aplicables en Chile. Va a depender mucho de la fase en que estemos y de las restricciones que haya para que los protocolos se adapten”, explica.

El productor Sebastián de la Barra.

-¿Dejaría entrar a no vacunados al próximo Lollapalooza en el Parque O’Higgins?

A nosotros nos gustaría ver un festival inclusivo, tanto para gente vacunada como no vacunada, sin embargo también vamos a entender si el Minsal no quisiera generar eventos masivos para gente sin vacuna por un rango de tiempo. Estamos abiertos a trabajar coordinadamente con la autoridad, a generar los protocolos necesarios, con burbujas para los que vienen del extranjero y con todas las medidas necesarias para que la trazabilidad sea la correcta, para que ojalá los eventos vuelvan durante este segundo semestre.

-¿La presencia de no vacunados en el evento en Chicago no podría empañar las cifras y los balances que vengan?

Se hizo una encuesta y el 93% de los asistentes estaban vacunados, lo cual es muy alto. Esto obviamente hay que contrastarlo cuando en algunos días más podamos hacer un estudio de cómo ha avanzado el Covid en Chicago, a pesar de que, como nos explicaban las autoridades, los eventos deportivos han decidido no cooperar con la ciudad y no exigir ningún tipo de carnet. A esos eventos masivos pudo haber ido gente sin vacuna y sin test, entonces va a ser complejo el análisis si es que arrojase números muy altos, por lo contagiosa que es la variante Delta y porque toda la ciudad de Chicago está abierta.

-De acuerdo a lo que ha conversado con las autoridades, ¿cuán factible es pensar que los eventos masivos a capacidad completa vuelvan a Chile en el mediano plazo?

La duda que tenemos es: ¿Cuál es la variable o el parámetro que la cultura tiene que esperar para poder volver a la normalidad? ¿Es la positividad, la ocupación de camas UCI? Está el tema de la salud mental, pero también el impacto económico, el empleo que se está perdiendo, la interacción con otras economías como el turismo, la gastronomía, tantas cosas que estos eventos masivos impactan en una ciudad. El ministerio de cultura en Colombia, por ejemplo, estableció que cuando la ocupación de camas llegue al 85% vuelvan los aforos al 50%. En Uruguay hicieron un anuncio similar y Chile no es capaz de hacer una normativa que entienda los puntos de equilibrio tanto de un restorán como de un estadio de fútbol o un teatro, porque las capacidades y los aforos hoy son insuficientes. Estamos en una situación donde la autoridad no empatiza con el sector. Es fundamental entender que tenemos que convivir con el virus y que afortunadamente Chile, por la compra de vacunas, ha manejado la situación de una manera líder a nivel mundial. En ese sentido la cultura tiene que exigir al gobierno, de una u otra manera, que se les considere en la apertura, comprendiendo que al sector, al igual que a la gastronomía y al fútbol, no le sirve abrir en un pequeño porcentaje, que no basta con un teatro a un 15% de su capacidad, eso no le sirve a nadie porque no te alcanza ni siquiera para pagar los costos.

-En el caso de Lotus, ¿cuál ha sido la respuesta que han tenido de la Intendencia, el Minsal o la Municipalidad de Santiago para el próximo Lollapalooza?

Ninguna, no hay ninguna respuesta, ni para un Arena sin restricciones, ni para un Caupolicán sin restricciones, ni para un Lollapalooza sin restricciones ni para nada. Ese es el problema, que hay un silencio y una desinformación, porque los productores no sabemos cómo organizarnos ni planificarnos, no hay una instancia en la que podamos tener una respuesta oficial con distintas proyecciones para las distintas fases. Simplemente no responden.

-¿Es diferente la situación de sus pares de Lollapalooza Brasil o Argentina? ¿Ellos tienen mayor claridad en los plazos?

Es muy distinto porque en Brasil la semana pasada hubo un anuncio de tres fases donde el 15 de noviembre se eliminan todas las restricciones, el 100%. Y hemos tenido información de que en Colombia el ministerio de cultura ya les dijo que no van a tener problemas con el festival Estéreo Picnic, que lo podrán hacer sin problema en marzo. Y en Uruguay salió ahora este dictamen para que se libere hasta un 66% de capacidad en los recintos cerrados con gente vacunada. Todos estos países empiezan a ver la luz y Chile pareciera ser uno de los países con más restricciones en el mundo. Yo creo que tenemos que aprender a convivir con estas restricciones, pero también debemos exigir a la autoridad que haga una devolución a los eventos masivos, tanto deportivos como culturales, para saber bajo qué parámetros esperan que podamos volver a hacer eventos sin restricciones, porque un Lollapalooza tiene que suceder sin restricciones de aforo.

-¿No hay una instancia acordada para que puedan transmitir esta experiencia de Chicago a autoridades chilenas?

Nosotros lo vamos a solicitar. Tuvimos una muy buena reunión con el segundo a bordo de la alcaldía de Chicago y nos ofrecieron el apoyo para generar instancias de cooperación, de traspaso de información, a raíz de la experiencia de este Lollapalooza y eso es lo que esperamos poder generar en las próximas dos o tres semanas con autoridades locales, tanto con el Minsal como con la gobernación de Claudio Orrego y con la alcaldesa de Santiago Irací Hassler, para que todos se empapen de esta información y ojalá sea útil para poder generar un festival seguro para el próximo año.

-Ante ese escenario, ¿en qué pie está la edición de noviembre de Lollapalooza Chile?

Es poco probable que suceda Lollapalooza este año, es algo que todo el mundo se espera. Enfrentamos un escenario complejo, por la falta de directrices de las autoridades. Nosotros estamos dispuestos para hacer Lollapalooza este año pero dependemos de una autoridad que proyecte un mediano plazo para la cultura con directrices claras. La cultura necesita definiciones claras para no perder los siguientes doce meses, porque para activar el primer semestre de 2022 hay que trabajar ahora.

18 de marzo de 2018/SANTIAGO Vista aérea, durante la jornada de cierre del Lollapalooza 2018, que se desarrolla en el Parque O'Higgins. FOTO: SAMIR VIVEROS SILVA/DRON/AGENCIAUNO

-¿Qué se puede esperar del cartel del próximo festival? ¿Hay nombres que se van a mantener de los ya anunciados o habrán muchos cambios?

Probablemente estén varios de los nombres anunciados en el último cartel, sin embargo también es muy probable que tengamos muchos nombres nuevos y un cartel con música actual, porque ha pasado mucha agua bajo el puente, hay discos nuevos, nuevas giras, entonces estamos buscando un equilibrio entre mantener las relaciones con bandas que han apoyado a Lollapalooza y que ya están en el cartel mezcladas con cosas nuevas que vamos a anunciar y con las que vamos a sorprender, porque no se nos ha olvidado que esta será la décima edición de Lollapalooza en Chile.

-¿Qué impacto ha tenido en Lotus este año y medio sin poder realizar conciertos?

Ha sido súper complejo, han sido dos años de pérdidas económicas muy grandes, de tener que desvincular lamentablemente a algunos compañeros de trabajo, de tener que apretarse en distintas líneas de gastos que tiene una productora como Lotus. Sin duda que es una situación no deseada y muy compleja. Al igual que el sector completo, lamentablemente no ha habido un apoyo porque en Chile no se ha puesto en valor el deporte y la cultura. Y si el gobierno, por último, no tiene ingresos para apoyar, se podrían generar políticas de exenciones tributarias o algún tipo de aporte para que empresas chicas, medianas y grandes puedan de alguna manera volver en 2022 o 2023 con mayor tranquilidad y fuerza, porque todos van a tener grandes deudas que pagar durante un par de años. Esa es la realidad del sector, desde un teatro pequeño, un mánager, un técnico, el que tiene una empresa de audio o el que tiene una productora como nosotros, todos van a estar trabajando para pagar sus deudas.

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