Woody Allen renace en Festival de San Sebastián con su “película vasca”

Sin apoyo en EE.UU. tras acusaciones de abuso sexual, el cineasta hizo Rifkin’s festival con financiamiento español. El encuentro que parte mañana con la cinta de Allen tendrá además cuatro filmes chilenos en secciones paralelas.


Las memorias de Woody Allen, elogiadas en general por su amenidad, contienen algunos pasajes que más bien parecen una humorada o derechamente un sarcasmo. De lo contrario, es difícil creerlos. A propósito de Rifkin’s festival, la película que mañana abrirá el Festival de Cine de San Sebastián, en España, el realizador de Annie Hall (1977) escribe: “Algunos hombres pueden prosperar bajo presión. Yo, por supuesto, no soy uno de ellos, y si la película sale bien, será un milagro”.

En honor a la verdad, es probable que Woody Allen haya realizado algunos de sus mejores largometrajes bajo presión y con el ruido de fondo del escándalo, los tribunales y las denuncias. Los ejemplos están ahí: mientras se gestaba su separación de Mia Farrow en 1992 y salía a la luz pública su relación con Soon-Yi Previn, Allen dirigía la elogiada Maridos y esposas, una trepidante crónica con cámara en mano sobre la desintegración de dos matrimonios.

Hasta se podría decir que el realizador de 84 años no sólo trabaja bien bajo presión, sino que tal vez hasta la necesite para crear. Su ritmo de una película al año ha sido impermeable a todos los problemas, desde las críticas por su unión matrimonial con Soon-Yi hasta las denuncias de Mia Farrow sobre el supuesto abuso sexual a su hija adoptiva Dylan Farrow en 1992 cuando tenía siete años.

La nueva creación de Allen salida del horno después de que Amazon le rescindiera unilateralmente el contrato en febrero del 2019 es la mencionada Rifkin’s festival. El filme fue realizado a mediados del año pasado en San Sebastián, la turística ciudad costera de la comunidad autónoma del País Vasco y cuenta una historia de amores y desamores que se desatan en el contexto del festival de cine de esa urbe.

La cinta tiene un elenco multinacional bastante atractivo encabezado por Christoph Waltz, Gina Gershon, Louis Garrel, Elena Anaya, Wallace Shawn y Sergi López. Tras su estreno en el encuentro vasco pasará a salas comerciales en España a partir del 2 de octubre y antes de fin de año estará al menos en Gran Bretaña y Rusia, una ruta de exhibiciones que para el cineasta estadounidense ya es cuento conocido: su anterior Un día lluvioso en Nueva York fue lanzada comercialmente en todo el mundo a excepción de Estados Unidos.

El filme, de acuerdo a lo que se sabe hasta el momento, tiene la clásica estructura de las comedias románticas de Allen, en el estilo de Medianoche en París (2011) y De Roma con amor (2012). Eso sí, debido a la pandemia, San Sebastián no podrá contar con la presencia el realizador, algo que en principio se creía factible.

El rescate hispano

La “película vasca” de Woody Allen fue anunciada en febrero del 2019, poco después de que Amazon Studios caducara el plan de financiar seis filmes del director, motivado en parte por las nuevas denuncias de abuso de Dylan Farrow, que con 33 años revivió el caso de 1992. La compañía ya había resentido las relaciones con el cineasta a fines del 2017, cuando este no fue enfático en condenar al productor Harvey Weinstein, recién acusado de abuso y acoso sexual.

El director de Crímenes y pecados se transformó en un inmediato blanco de críticas del movimiento #MeToo y en un problema para Amazon a pesar de que las denuncias de Farrow habían sido desestimadas por la justicia estadounidense en los años 90. En ese momento la compañía española Mediapro, que ya había estado tras su Vicky Cristina Barcelona (2008), vino a su rescate, dejando en claro que al menos fuera de Estados Unidos Woody Allen aún cuenta con apoyo financiero y artístico.

Desde ya, la fe de sus nuevos actores contrasta con la actitud de las estrellas de sus filmes anteriores, que llegaron a donar su sueldo como señal de rechazo al director y de apoyo al #MeToo. Fue el caso de Timothée Chalamet, Colin Firth, Mira Sorvino y Rebecca Hall, por ejemplo.

En declaraciones a la revista española XL Semanal, la actriz hispana Elena Anaya se defendió así su decisión de trabajar en Rifkin’s festival: “Supe que el caso (de Woody Allen) se había estudiado en varios tribunales y que fue desestimado. Entonces, ¿quién soy yo, que no me dedico a examinar leyes, para valorar el trabajo de los profesionales que lo hicieron? ¿Por qué me iba a plantear si debía o no trabajar con Woody, que ya fue juzgado y que todo fue desechado?”.

En esta nueva edición del llamado Zinemaldia destacan al menos tres largometrajes fuera de la órbita hispanoamericana. Son Été 85 del francés François Ozon, Druk del danés Thomas Vinterberg y True mothers de la japonesa Naomi Kawase, todas con el sello Cannes 2020, pues deberían haber estado en la selección oficial del suspendido encuentro galo.

Fuera de competencia y en la clausura del evento llega otro trabajo que debería haber estado en Francia: El olvido que seremos, obra de Fernando Trueba con Javier Cámara basada en la novela homónima del colombiano Héctor Abad Faciolince.

San Sebastián, que combinará el formato presencial y online, también presenta cuatro filmes chilenos en espacios paralelos. Dentro de la sección Perlak, que incluye trabajos estrenados en otros festivales importantes (entre ellos la mexicana Nuevo orden, ganadora del Gran Premio del Jurado de Venecia 2020), estará El agente topo, el nuevo documental de Maite Alberdi.

En la sección Horizontes Latinos se incluyen Visión nocturna, documental de Carolina Moscoso ganador del Festival de Marsella 2020, y La Verónica, cinta de Leonardo Medel protagonizada por Mariana di Girolamo en el rol de una modelo e influencer. Finalmente en la más experimental competencia Zabaltegi-Tabakalera debuta Correspondencia, co-dirigida por Dominga Sotomayor y Carla Simón.

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